monumento a los mártires del Corynthia, Mayarí, Holguín, Cuba
Monumento a los mártires del Corynthia. Foto: Tomada de Ahora

Masacre del Corynthia, 67 años en la historia de Cuba

Aquel fatídico martes 28 de mayo de 1957 forma parte de las páginas más tristes de la historia de Cuba porque fueron asesinados 16 de los 27 expedicionarios del yate Corynthia, en el naranjal de Cabonico, Mayarí, por orden expresa del sanguinario Coronel Fermín Cowley Gallegos, jefe del Regimiento militar de Holguín y responsable también de las tristemente célebres Pascuas Sangrientas (23 al 26 de diciembre de 1956).

Durante varios días estuvieron los expedicionarios por aquella zona, desde que desembarcaron, al norte de Cayo Saetía (hoy Isla de los Niños), próxima a Nicaro, Mayarí, auxiliados por pecadores del lugar, quienes los cruzaron en sus botes por el canal de Boca de Carenerito hasta un sitio donde tomaron un descanso y preguntaron sobre la manera de llegar a la Sierra Cristal, donde debían crear un frente guerrillero independiente del que comandaba Fidel Castro en la Sierra Maestra.

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Todo ese programa fue financiado por Carlos Prío Socarrás, presidente de Cuba desde 1948 hasta el 10 de marzo de 1952, cuando fue depuesto por un golpe militar liderado por Fulgencio Batista.

Los desconcertados, cansados y aspirantes a guerrilleros habían recibido preparación militar durante seis meses en Santo Domingo, de donde viajaron a Miami y el 19 de mayo tomaron la embarcación, que debía trasladarlos a Baracoa (territorio más oriental de Cuba), pero debido al mal tiempo y algunos desperfectos técnicos el viaje se retrasó y dicha embarcación se desvió de la ruta prevista y los condujo al citado cayo.

Conocedores de aquella odisea informaron que, desde el momento en que comenzó a organizarse el grupo de hombres, en su mayoría vinculados al Partido Auténtico, para crear el supuesto frente guerrillero, el ejército de Batista conocía cada movimiento e instaló fuerzas en las costas de Baracoa, para impedir su desembarco que, finalmente, ocurrió en el sitio mencionado, bajo muy difíciles condiciones.

Tal era el conocimiento que tenía el ejército, que el día 24 de mayo, la radio cubana interrumpió su programación habitual para informar sobre el desembarco.

Bajo el mando del revolucionario Calixto Sánchez White, parte de aquellos hombres fueron quedando rezagados y otros desertaron, dos de los cuales fueron capturados por el ejército de la dictadura y “hablaron demás”, como comentó uno de los campesinos que sostuvo contacto con ellos.

El general Cowley Gallegos había dado la orden precisa de “Rendidos no, muertos”, cuando envió a 500 soldados y 200 guardias rurales a cercar a aquellos bisoños combatientes que, el día 28 fueron localizados y pactada la rendición, eran trasladados en un camión, pero cumpliendo el mandato del sanguinario Cowley, en el lugar conocido como El Naranjal de Cabonico, en pleno camino real, fueron asesinados con ráfagas de ametralladoras.

Al día siguiente, el ejército de la tiranía se presentó en el lugar de los asesinatos, dispersando los cadáveres para que parecieran muertos en combate, desalojándolos de sus pertenencias. Después, vecinos del lugar les dieron sepultura en el cementerio de Cabonico.

Justo es destacar que aún, sin contar con las condiciones necesarias, Fidel organizó el ataque al cuartel del Uvero, en las estribaciones de la Sierra Maestra, que a decir del Che Guevara, marcó la mayoría de edad del Ejército Rebelde, y su desenlace elevó la moral combativa y la confianza en el triunfo definitivo de la incipiente guerrilla que culminaría victoriosa la guerra el primero de enero de 1959. El propósito de Fidel era distraer la atención de los soldados que acosaban a los expedicionarios del Corynthia. De ahí su carácter solidario.

Gracias a una efectiva operación del Movimiento 26 de julio y al apoyo de la ciudadanía se salvaron los miembros del grupo de expedicionarios que no se encontraban en el lugar de los hechos.

La comisión de historia del Partido Comunista de Cuba en Mayarí, con apoyo del sector de la construcción, levantó un monumento a los mártires del Corynthia, en el mismo lugar donde fueron masacrados, para que sus nombres perduren en la memoria de los cubanos.

Mártires de la Expedición del Corynthia, CubaLas víctimas de aquel triste día fueron, Calixto Sánchez White, Joaquín Ferrer de Blanck, Gustavo Ferrer de Blanck, Hubert de Blanck Ortega, Cleto Collado del Cueto, Luís Vázquez López, Ernesto Ceballos Baeza, Pedro Pablo González Mir, Roberto Martínez Riverón, Juan Fornés Piña, Sergio Sierra Cabrera, Saúl Delgado Duarte, Humberto Vinat Agüero, Jorge Prieto Ibarra, José Alberto Félix Suezcún Gutiérrez y Jesús Miguel Iglesias.

Durante la inhumación de los restos de los expedicionarios, en el Cementerio de Colón, el 28 de mayo de 1959, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz recordaba que, en apoyo a la expedición, tuvo lugar el combate del Uvero y “mientras nosotros poníamos en libertad a 16 prisioneros y salvábamos la vida de 19 heridos, ese mismo día la dictadura asesinaba a los 16 expedicionarios del Corynthia que había capturado”.

A los cubanos que amamos la Patria y defendemos nuestra enseña nacional, transcurridos 67 años del crimen, nos resulta imposible olvidar a los caídos, porque, como escribió José Martí: “…el espíritu de los muertos pasa a alentar el alma de los vivos”.

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