Para Omar Valiño, crítico de teatro y actual director de la Biblioteca Nacional “José Martí”, no existe una definición exacta de Romerías de Mayo. “Así como su extraordinaria vorágine de eventos y acciones simultáneas, en esa misma multiplicidad, se agolpan los sentimientos hacia esta fiesta”, asegura el primer ganador del Premio Memoria Nuestra, en el año 1996.
En esta ocasión, cuando el Festival Mundial de Juventudes Artísticas celebró sus 30 años, regresó a la ciudad de Holguín, con las emociones a flor de piel, en calidad de presidente del jurado de Memoria Nuestra, el espacio de pensamiento de Romerías de Mayo.
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“Es muy importante constatar el triunfo que ya es Romerías –refiere Omar Valiño–, un acontecimiento que no podría dejar de existir aún en las condiciones tan difíciles que vivimos y que sería impensable en otro lugar del país, porque esta fiesta es holguinera o no es, con base en la tradición que Alexis Triana y su equipo rescataron, a su estilo, totalmente cultural, joven. Eso hace que la gente de aquí defienda el evento”.
Valiño estuvo en el ensayo que Alexis hizo, en el verano de 1993, de lo que serían al año próximo las primeras Romerías. “Aunque ningún evento lo funda una sola persona, la importancia de Alexis es inconmensurable. Me alegra que se le reconozca popularmente todo lo que fundó aquí en un momento en que Cuba estaba prácticamente paralizada. Fue el momento más hondo Período Especial”, recuerda.
Memoria Nuestra, columna vertebral de Romerías
Sostiene Omar Valiño que el Congreso de Pensamiento y Premio para Jóvenes Investigadores “Memoria Nuestra” ha sido, desde su génesis, el escenario conector de todos los espacios romeros.
Varios investigadores, académicos y creadores de alta valía han asistido a Memoria como jurado y conferencistas: Eusebio Leal, Eduardo Torres Cuevas, Natalia Bolívar, Fernando Martínez Heredia, José María Vitier, Virgilio López Lemus y Luis Álvarez, por solo recordar unos pocos.
“Quienes han pasado por aquí, han honrado Romerías y ellos mismos se han sentido honrados. Tengo varios testimonios de encontrarse con un fenómeno cultural único”, apunta Valiño.
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El crítico y teórico de teatro defiende que, aunque popularmente se ha instalado mejor la instancia festiva, Memoria Nuestra es un espacio que goza de suficiente reconocimiento, y remarca:
“Es maravillosa la idea de que las Romerías no solo se vivieran en las calles, en las acciones, sino también en el pensamiento; que tuvieran ese momento para compartir los contenidos de investigación cultural, de promoción de la cultura cubana. No hay mejor cimiento para un evento que ese”.
Sin acreditar a nadie el calificativo de “columna vertebral” con el que hoy se define a Memoria Nuestra, asegura Valiño que data del momento fundacional, estableciendo que Memoria fuera esa suerte de ámbito cultural para el gran festival o jolgorio: “Memoria es un enlace maravilloso, un gozne entre la instancia cultural que también habita, por supuesto, en la fiesta”.
“Mucho de lo que pasa en Romerías, aunque no sea del programa particular del evento, es Memoria Nuestra, porque en definitiva se está recogiendo, aquilatando y promocionando esa memoria cultural de la nación. En esta ocasión lo viví con una exposición en torno a la tumba francesa en Santiago de Cuba. Todo en Romerías recoge nuestra memoria, que es hoy más importante que nunca”.
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