Hace pocas jornadas circuló a través de la red social Facebook una fotografía que delataba una carreta tirada por un tractor, ubicada dentro del Parque “Carlos Manuel de Céspedes”, que los holguineros hemos llamado desde tiempos inmemoriales Parque San José, el de frondosos árboles y paseos adoquinados.
La publicación, realizada por la consagrada historiadora Georgelina Miranda Peláez, se convirtió en la denuncia de decenas de usuarios que recibieron con asombro e incomodidad aquella imagen, prueba de cuánto se viola la ley, a la vista de todos.
Al respecto, el arquitecto Oscar Bellido dijo: “No se puede permitir que continúe la barbarie, debemos exigir que Comunales informe qué medidas tomó al respecto”, mientras que el académico y vicepresidente de la Unión de Historiadores de Cuba en Holguín, Víctor Aguilera, expuso: “Hemos llegado a un nivel de indolencia tan grande que casi es normal ver barbaridades como esta”.
¡Vaya contradicción! Tal hecho había ocurrido el 4 de abril, fecha en que recordábamos la fundación, en 1720, del pueblo de San Isidoro. Justo ese día concluirían las sesiones del vigésimo segundo Taller “La ciudad que queremos”, un espacio común para que investigadores, arquitectos, historiadores y comunicadores alcen su voz por el cuidado de un Holguín tricentenario.
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Probablemente desconoce el chofer infractor (o quien le “indicó” maniobrar ese vehículo dentro del parque) que el Sistema de Plazas holguinero constituye Zona de Protección y, todavía más, que en marzo último se puso en vigor la Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural.
La normativa había sido aprobada en mayo de 2022 por la Asamblea Nacional del Poder Popular y agrupa en un mismo documento legal todo lo relacionado con el patrimonio cultural y nacional cubano, al tiempo que se refuerzan las vías para hacer efectiva su protección.
Descargue la Gaceta Oficial de la República de Cuba con la Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural, aquí.
Tal y como resalta dicha ley, la protección del patrimonio es un asunto de prioridad, consustancial al fortalecimiento de la identidad nacional. Sólidos antecedentes respaldan la aprobación de esta disposición, como la fundación de los primeros museos, la creación de la Oficina del Historiador de La Habana, las primeras regulaciones para la protección de los Monumentos Nacionales y el sistema de instituciones que conforman, entre otras, los Centros Provinciales de Patrimonio Cultural y las Oficinas de Monumentos y Sitios Históricos.
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A raíz de lo vivido, afloran varias preguntas: ¿Conocemos las leyes a profundidad como para respetarlas y convertirnos en promotores y veladores de su cumplimiento? ¿Somos capaces de denunciar con valentía hechos como este, asumiendo la responsabilidad de ciudadanos?
Lamentablemente, estas conductas se repiten a diario con total impunidad. Por solo citar dos ejemplos: las bicicletas y patinetas que se mueven dentro de los parques a toda velocidad y los niños que desafían la gravedad en la estatua del Mayor General Calixto García de nuestra plaza principal. Pero aún más terrible que esta salvaje agresión a nuestros bienes e identidad es que ante nuestros ojos se ponga en peligro un monumento, una plaza, una efigie, y permanezcamos inmóviles.
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