La finca El Frutal es el edén de los hermanos Hidalgo, un lugar paradisíaco que se inserta dentro del producto turístico del holguinero municipio de Banes por ser un destino agroecológico, donde los visitantes pueden apreciar cómo la familia campesina hace producir la tierra a través del empleo de prácticas ecológicas en un ambiente campestre y sano, aunque no siempre fue así.
Vivir de la agricultura es uno de los retos de los hombres del campo cubano, quienes enfrentan condiciones climáticas desfavorables, tierras poco fértiles, escases de equipos agrícolas, fertilizantes, plaguicidas y semillas de alta genética, condiciones que necesitan los cultivos para ser sustentables.
Pero, pese a todas estas carencias Ramón Hidalgo Paz, ingeniero Agrónomo de profesión decidió, apoyado por su familia, poner en práctica técnicas agroecológicas para hacer más productivas sus tierras poco fértiles, de cuarta categoría, al identificar la degradación del suelo como principal factor de la poca productividad de las mismas.
Además, la finca El Frutal fue una de las escogidas para desarrollar el Polígono de Suelo, Agua y Bosque de la UBPC “Antonio Maceo” en Banes, por el Ministerio de la Agricultura en Holguín, y seleccionada también para la intervención del proyecto internacional Soluciones Económicas-Ambientales, Ecovalor.
proyecto Ecovalor
Según cuenta Ramón, estas tierras antes sólo producían 0,3 toneladas por hectáreas, después de aplicar un sistema de técnicas para frenar la degradación del suelo y contar con una serie de equipos logran resultados de más de 0,8 toneladas por hectáreas en secano, además de variedad de cultivos lo que favorece la economía familiar y la entrega de alimentos a la comunidad.
“Nosotros nos insertamos dentro del proyecto Ecovalor al aplicar técnicas agroecológicas en el uso y conservación de suelos y en prácticas ambientales para proteger la naturaleza, aportando mayores beneficios productivos, económicos y a la salud humana y animal”.
Para Ramón devolverle al suelo los nutrientes es esencial para aumentar su productividad, pues están erosionados por el clima y porque la geografía con sus pendientes e intensas lluvias barren la capa fértil de estas tierras y reducen su rendimiento. Para contrarrestar esta situación explicó que aplican barreras muertas, barreras vivas, usan abonos orgánicos, umus de lombriz, entre otras alternativas.
La intervención de este proyecto ha servido para ampliar su experiencia en el empleo de técnicas agroecológicas en el uso de los suelos, aumentar las producciones, ganancias económicas y humanizar el trabajo, lo cual contribuye a hacer realidad el sueño de Ramón de contar con la mecanización agrícola necesaria.
En ese sentido el proyecto donó equipos como un tractor con un cargador y una carreta de volteo para regar la materia orgánica y una cosechadora de frijol que han permitido agilizar el trabajo y aumentar la eficiencia.
Agradece al proyecto la capacitación científica y la posibilidad de poder conocer sobre las prácticas agroecológicas que se desarrollan en diversas partes del país ampliando sus conocimientos. “He podido conocer lugares que nunca soñé, ojalá este proyecto tuviera una segunda parte”.
La tierra nos da todo y nos quita todo
Hidalgo, de familia campesina, con devoción por la agricultura y defensor de la naturaleza está convencido de que el ser humano es el principal responsable de cuidar nuestro contaminado planeta, protegiendo desde su zona de actuación al medio ambiente. Los agricultores no están exentos de este compromiso.
“Hay cosas que no dependen del hombre, dependen de la naturaleza, pero nosotros sí podemos detener muchos procesos como la erosión; el mal uso que se hace de los suelos, tanto en la preparación de los mismos como en la rotación de cultivos; el mal uso que se hace de los cauces de ríos y drenajes; la tala y la quema indiscriminada de árboles; entre otras prácticas que afectan a nuestro planeta”.
“Me siento realizado, afirmó Ramón, he trabajado en varios proyectos como variedad y semillas, bitroplantas, pero nunca pensé estar en un proyecto tan amplio como EcoValor que tanto ha beneficiado a la agricultura, y quisiera que este tipo de proyecto se ampliara, en esta zona hay un refrán que dice: si no sabemos cuidar el suelo, no sabemos cuidarnos, porque la tierra nos da todo y nos quita todo”.
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