Abuso sexual: Cuando la inocencia es ultrajada

Cuando un niño sufre abuso sexual si no se trata el hecho correctamente la inocencia es ultrajada con diferentes traumas en la etapa de desarrollo que pueden perdurar, incluso, durante toda la vida.

Sueños Robados un amplio trabajo periodístico publicado en Cubadebate en el año 2020 revela datos alarmantes sobre el abuso sexual que sufren los infantes en Cuba.

Solo entre junio de 2018 y mayo de 2019 el país reportó dos mil 350 presuntos hechos de abuso sexual contra niños y niñas. Dicho de otra forma, cada cuatro horas un menor sufrió por esta causa. Parte importante del aumento en las estadísticas del abuso sexual infantil en los últimos años lo propició el incremento en los casos de ultraje sexual (50 por ciento), corrupción de menores (47 por ciento) y pederastia (30 por ciento). El trabajo además revela un alza en la ocurrencia de estos hechos.

¿Cómo identificar a una posible víctima de abuso sexual infantil? ¿Cuál camino seguir ante un hecho así? ¿Qué hacer para evitar secuelas en el futuro? Más allá de los ámbitos especializados, quizás muchas personas ni siquiera dediquen abundante tiempo a reflexionar sobre esas preguntas, sobre todo porque aún subsisten en nuestra sociedad dos grandes tabúes: hablar del tema y comprender que es un fenómeno presente en la realidad nacional.

Una vez sopesado sobre estas preguntas corresponde a los padres velar por la salud y la integridad de sus hijos y estar atentos a su comportamiento tanto en el ámbito familiar como escolar y actuar oportunamente.

Se debe tener en cuenta que los niños según la psicóloga forense Lumey Novoa Díaz “(…) por lo general cuentan siempre la verdad. La mayoría narra el acto sexual con un grado de detalle impropio para sus edades, pero con un vocabulario acorde a su nivel de desarrollo (…)” por tanto no debemos desestimar lo que cuentan los niños, más aún, si hay pesar en ellos, sentimientos de culpa o vergüenza.

La psiquiatra infanto-juvenil Aymee Fournier advierte que en ocasiones el caso sale a la luz porque un menor llega a las consultas de salud mental tras cometer un intento suicida o porque muestra alteraciones en su comportamiento. “Muchas veces descubrimos que esa actitud surge como respuesta a un abuso sexual. Entonces a la par de la atención médica comienza el proceso investigativo”.

Junto a ambos escenarios, otros dos contextos ganan importancia a la hora de prevenir e identificar los posibles casos de abuso sexual: la escuela y la familia. Ambas representan los espacios donde mayor tiempo permanecen las niñas y los niños y tienen el desafío de velar por la formación de los menores, así como por el cuidado integral de su salud.

Me motiva escribir sobre el tema al ver en CubaVisión un espot sobre la prevención del abuso sexual infantil desde la educación que le deben impartir los padres, y porque han sido muchas las historias de amigos (hombres, sí), novias e incluso en el ámbito familiar.

El abuso sexual infantil es más común de lo que muchos se pueden imaginar, y a veces lo cometen las personas que menos imaginamos: padrastros, tíos, amigos, vecinos, maestros … por eso enseñarles a los niños que no deben mostrar sus partes íntimas o dejar que se las toquen otras personas, así como informarlo si ocurre, es una conversación que debemos tener con nuestros hijos.

En Cuba existe todo un marco jurídico e instituciones que actúan en defensa del niño velando por su protección, pero una vez cometido el acto ¿quién le devolverá los sueños? Lo mejor es estar consciente de esta realidad, actuar y preparar a nuestros niños para que nadie les robe los sueños.

Carlos Rodríguez Rubio
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