Convivencia, tranquilidad ciudadana, Holguín

Desafíos de la convivencia y tranquilidad ciudadana en Holguín

La pérdida de valores, las indisciplinas sociales y manifestaciones delictivas son fenómenos cada vez más notorios en Holguín con consecuencias en el deterioro de la convivencia y la tranquilidad ciudadana.

Esta lamentable realidad, aunque sin dudas está acentuada por las carencias y limitaciones económicas que impactan actualmente en la disminución de la calidad de vida de los holguineros, alerta del descuido del papel social de la familia en la formación de valores cívicos, morales y éticos de sus miembros, y de insuficiencias en el trabajo educativo correspondiente a la escuela y también a los medios de comunicación.

Vivimos tiempos muy difíciles, la inflación, la inestabilidad del servicio eléctrico con mantenidos y prolongados apagones, la escasez de alimentos y medicinas, las dificultades con  el transporte y los insuficientes salarios son problemáticas que persisten en el día a día con secuelas en el bienestar de la población, pero no podemos permitir que esta adversa situación de paso, además, a actuaciones impropias y violaciones de la legalidad.

En la actualidad, en Holguín alarman las contravenciones de urbanidad, las alteraciones del orden público, el incremento de robos y actos violentos, incluso que conllevan a la muerte. Estos comportamientos, que violan las normas y pautas de conducta establecidas en la sociedad, están afectando la convivencia pacífica y generando temores e inseguridad, y por supuesto son contrarios al desarrollo y al progreso.

Hoy las carencias y necesidades son verdaderas brechas por donde se cuelan la corrupción, la desmotivación laboral, la ausencia de honestidad, la decadencia moral y la irresponsabilidad en diferentes ámbitos sociales.

Se han vuelto comunes comportamientos egoístas, el irrespeto y la insensibilidad afectando por lo general a las personas más vulnerables y desvalidas.

La tolerancia o pasividad ante estas manifestaciones conducen a serias consecuencias en la sociedad con desigualdades que dañan y nos alejan del propósito de bienestar común.

Estos asuntos atañen a todos y por tanto se precisa entonces un giro significativo en el enfrentamiento a prácticas nocivas de la ciudadanía.

Costará tiempo, esfuerzos, recursos y formación de una conciencia crítica y colectiva para la solución de estos problemas sociales, pero cuando la sociedad posee valores sólidos su capacidad se fortalece para enfrentar desafíos como los actuales.

Existen pensamientos disímiles que construyen una idea de sociedad, pero lo cierto es que nuestra actuación define en gran medida el futuro. ¿Por cuál apostamos entonces?

Yamila Pupo Otero

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