embarazo, adolescencia ,Holguín
Doctora María de la Caridad Osorio Mora, especialista de segundo grado de Ginecología y obstetricia. Foto: Maylín Betancourt Verdecia

Embarazos en la adolescencia, un problema de salud en Holguín

A propósito del Día de la Prevención de embarazos no planificados en adolescentes resulta un firme propósito de las autoridades sanitarias de la provincia de Holguín revertir los indicadores asociados a la alta incidencia de gestaciones en esta etapa de la vida.

De acuerdo con estadísticas nacionales, este territorio durante la última década se ubica entre los tres primeros del país en cuanto a la prevalencia de ese problema de salud y lo que resulta más preocupante, se aprecia cierta tendencia a su incremento en las edades comprendidas entre los 11 y 15 años de edad.

Un análisis multifactorial de las posibles causas y el comportamiento de este fenómeno los brinda la doctora María de la Caridad Osorio Mora, especialista de segundo grado de Ginecología y obstetricia, quien conduce la consulta de Ginecología infanto-juvenil en el hospital pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja.

¿Cuál es la incidencia del embarazo en adolescentes del territorio de Holguín?

“Me gustaría insistir en que Holguín sigue siendo una de las tres provincias del país con mayor índice de embarazos en la adolescencia. A la vez se encuentra entre las provincias de mayor índice de interrupciones de embarazo en esta etapa de la vida. Por lo tanto, eso nos hace pensar que el índice de embarazo es mucho más grande de lo que en realidad se pudiera palpar. O sea, estamos frente a un iceberg viendo la punta, cuando hay una base mucho más profunda. Dentro de esta se aprecia una conducta repetida por las adolescentes con una interrupción previa y quienes posteriormente deciden continuar un embarazo o viceversa.

“La preocupación mayor es justamente las edades con mayor incidencia en las edades comprendidas entre los 11 y 14 años de edad, o sea, las menores de 15 años. Este problema realmente nos motiva a repensarnos qué está pasando. Insisto en que esto no es solo un problema del sector sanitario, ni siquiera de los medios de comunicación o de educación. Tenemos que mirar esto como un fenómeno social.

“Esto no significa que en la antigüedad no hayan existido embarazos en la adolescencia. Históricamente ha estado presente hasta el faraón Tutankamón tenía 19 años cuando murió y su esposa ya había tenido dos abortos, quien era también una adolescente. Me refiero a una historia anterior, aunque no mirada de la manera en que se hace hoy”.

¿Qué causas provocan este comportamiento ascendente del embarazo en la adolescencia?

“No es lógico que nos comportemos como si no existiera un nivel educacional acorde a esta era, porque en otro momento nuestros abuelos o bisabuelos tuvieron 10 o 12 hijos, no era extraño porque era la media social, acorde al nivel cultural que se tenía. Entonces, ¿cómo en esta actualidad, en el siglo XXI existen estas dificultades? Si bien sé que hay muchas madres extremadamente preocupadas, a veces cometen errores por exceso de amor, vamos a llamarlo así.

“Me interesa mucho buscar cómo solucionar desde una mirada social integrada este problema. Normalmente existen muchos adolescentes que llegan a nuestra consulta con un embarazo y entonces su mamá, con tranquilidad y desenfado considera mejor no interrumpirlo, porque si bien la embarazada aún estudia, su pareja es una persona adulta con un nivel económico determinado. Esto último se aprecia como un fenómeno próximo sobre el cual debemos estar alertas. Hay que evaluar desde qué punto de vista esa familia está mirándolo como una solución a sus problemas económicos”.

Ante un embarazo en la adolescencia, ¿resulta más acertado interrumpirlo o continuar adelante con él?

“Siempre insisto en que lo único que hay que hacer es evitarlo. Pero una vez que ya se tiene un embarazo hay tanto riesgo en interrumpirlo como en continuarlo, sobre todo en estas edades jóvenes. Tal vez la adolescente de 18 o 19 años se comporta como un adulto joven, no obstante, tienen alto riesgo con la interrupción, como una perforación uterina, desde infecciones hasta cualquier otra complicación, incluso anestésica.

“De igual manera, la continuidad del embarazo va con múltiples afectaciones, con muchos riesgos de complicaciones, incluso de preeclampsia, una complicación del embarazo potencialmente severa caracterizada por la presión arterial elevada; alteraciones en la nutrición o susceptibilidad a anemias. Lo peor es que también el fruto de la concepción tiene riesgo. Y uno de los mayores está en que estas mismas situaciones carenciales predisponen a la madre a partos pretérminos.

“Entonces la adolescente tiene un alto riesgo de un parto pretérmino y la calidad de vida de este fruto de la concepción no es buena justamente por esta razón. Supuestamente pensemos que la adolescente no tuvo ninguna dificultad, quisiéramos así fueran todas. Hay adolescentes maravillosas, disciplinadas, dignas de admirar,  buenas madres aún antes de tener a su bebé. Vamos a pensar en esta adolescente muy buena, con gran apoyo familiar y un gran apoyo de la pareja. No obstante,  habría que pensar qué pasó con su proyecto de vida.

“Las familias con una adolescente embarazada, en especial la madre, se ve limitada, incluso hasta en su centro laboral y una vez que nace ese bebé, damos una obligación a la abuela que no la tenía concebida para esa edad. De cierta manera estamos hablando de los derechos de los adolescentes y nos da la medida de cómo nuestro país cumple con las tareas de la Agenda 2030.

“Aún estoy hablando del bebé deseado, amado que tiene una familia maravillosa, apoyadora, pero que aún así hay limitaciones en la familia y en el futuro de esta adolescente.  Entonces cuántas cosas se afectan para que eso ocurra. En el caso de continuar los estudios  es tiempo que le está quitando a ese bebé, al que lamentablemente no puede dedicar todo el tiempo que requiere su educación. En eso también tenemos que trabajar y pensar.

“Por lo general la adolescente con un proyecto de vida raramente se embaraza, extrema la protección, incluso adolescentes que no tienen un comportamiento sexual adecuado, pero que su proyección está en otro lugar y es increíble cómo acuden a consulta preocupadas por la anticoncepción porque no pretenden interrumpir ese proyecto”.

¿Qué acciones se pueden realizar para prevenir este fenómeno?

“La escuela y la familia deben insistir en que los jóvenes es necesario que tengan algo más que la vida curricular. Tener tareas no es suficiente. Es necesario que los adolescentes practiquen deporte, estén en cultura, hagan algo desde el punto de vista del tiempo libre. Justamente cuando adoptan estas actitudes buscan la manera de no embarazarse.

“La familia se preocupa por esa iniciación precoz cuando es obvia, cuando es evidente o cuando ya está el embarazo, sin embargo a veces hay que escuchar las canciones que reproducen desde niños. En cambio, muchas veces la letra es estimulante a la iniciación precoz, al descubrimiento sexual anticipado, porque realmente describen una actividad sexual, un coito, de la manera más vulgar a veces.

“He tenido princesas que todavía no han visto la menstruación y ya tienen vida sexual activa. Entonces, al preguntarle a la mamá hacen un efecto de negación. Hay que entender la necesidad de lograr la anticoncepción. Para hablar de anticoncepción hay que tener conocimientos de ella e ir a la consulta sin mitos, desenfadadas, con una naturalidad para que las niñas vean esto de manera natural. A veces las mamás no quieren que se sepa que tiene ya vida sexual, pero si está frente a la doctora que las va a ayudar, a veces nos ocurre esto”.

Al hablar de anticoncepción, ¿cómo se comporta su disponibilidad en el territorio?

“Múltiples son las limitantes que hemos tenido de anticonceptivos, no podemos negarlo. Muchas son las actividades realizadas para favorecer estos términos. Algunos preservativos han aparecido. Estamos en una cobertura de anticoncepción hormonal oral y de implantes en todas las consultas. En el hospital son los miércoles y en las diferentes áreas de salud existe un día de planificación familiar donde se colocan”.

“En este tema de anticoncepción, siempre tocar que no existe un anticonceptivo contraindicado para la edad específica, aunque siempre sugerimos que sea valorado por un personal conocedor de salud, porque muchas pudieran ser las dificultades. Por ejemplo, los implantes son maravillosos, con una efectividad probada pero tienen como desventaja posibles  trastornos menstruales, pero mientras ellas lo conozcan y lo toleren, no hay problema.

“Siempre insisto en que las adolescentes que opten por un implante deben tener más de dos años de edad ginecológica. Hablo de edad ginecológica, a partir de la edad desde que apareció su primera menstruación. No nos gustaría antes, lo que no quiere decir que no seamos flexibles, hay casos y casos. También tenemos inyecciones, no hay en todos los escenarios, pero en algunas áreas también tenemos algunos inyectables.  Hay que desterrar los mitos relacionados con los anticonceptivos porque existen mitos hasta en batas blancas, por tanto, estas cosas tenemos que manejarlas”.

¿Cuál sería la edad ideal para que una mujer busque la maternidad y la pueda asumir con plena capacidad, conocimiento y madurez física?

“Justamente desde el año 1999 en la conferencia de El Cairo se le dio todo el derecho a la mujer de decidir cuándo y cuántos hijos iba a tener. No podemos hablar de ese momento ideal, porque es un derecho personológico iniciar su vida y decidir cuándo y con quién. Insisto en la proyección de futuro como algo necesario. Lo ideal para una población es que las gestaciones sean entre 25 y 29 años de edad.

“Comienza a haber madurez del eje funcional, cuando se tiene más de cinco años de edad ginecológica, al llegar al estadio cinco de Tanner, que es cuando se alcanza madurez del aparato ginecológico. Verdaderamente no siempre es así y no todas evolucionan de la misma manera.

“En cambio, Cuba históricamente tiene un comportamiento temprano, o sea, nuestros embarazos en Cuba desde hace más de tres décadas se ubican mayoritariamente entre los 20 a 24 años. Nos preocupa la precocidad, o sea, nos movemos en una tasa de fecundidad nacional de aproximadamente 50 embarazos adolescentes por cada 100 mil, lo cual es preocupante. Esto se traduce en que uno de cada cuatro embarazadas son adolescentes. Holguín se está moviendo casi en 1,5 por cada cuatro.

“Que cada tres embarazadas, una sea adolescente lo debemos modificar, porque las edades extremas están enmarcadas en un grupo de riesgo y no puede ser que nuestros nacimientos sean a partir de pacientes con riesgo. Esto agrega una morbilidad a la gestación normal”.

En la adolescencia hay que tratar de que no existan gestaciones, ni  para interrumpirlas o continuarlas. La maternidad y la paternidad es un regalo único que va aparejado de una responsabilidad que no debe llegar antes de tiempo. Esta etapa de la vida es preciosa para quienes disfrutan cada etapa con sus retos y matices pero con el pleno conocimiento del momento ideal para procrear.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

18 − dieciseis =