Relación Mente Cuerpo, Enfermedades Psicosomáticas, salud mental

La mente que se agobia hace sufrir al cuerpo

“Cuando el alma está en sordina, el cuerpo grita. El miedo, la angustia y el estrés de la vida moderna generan jaquecas, dispepsias, trastornos respiratorios, insomnio y fatigas. La Medicina psicosomática se propone reintegrar el síntoma del paciente al contexto de su ambiente, sus conflictos conyugales, su relación con padres o hijos y sus preocupaciones profesionales”.

El párrafo anterior está tomado del libro “Cómo Comprender las Enfermedades Psicosomáticas”, de Gilbert Tordjman. El autor explica las relaciones que existen entre los trastornos psíquicos y la obesidad, la anorexia psicógena, las úlceras, la colitis, los problemas cutáneos y el asma, entre otras afecciones. También explica cómo tratar estos trastornos para contribuir a la recuperación del equilibrio y la armonía del individuo con el mundo.

El doctor Tordjman coincide con otros autores al plantear que las emociones que experimentamos cotidianamente pueden provocar cambios en nuestro organismo, y advierte que los cambios pueden llegar a ser más profundos y duraderos. Este es un hecho sobre el que no existe controversia en la actualidad,

El cuerpo y la mente se encuentran en interrelación. Las emociones influyen de manera decisiva en nuestros procesos fisiológicos. Prueba de ello son las lágrimas que derramamos cuando estamos tristes, las mejillas coloradas consecuencia de la vergüenza, o el aumento de la frecuencia de los latidos cardiacos cuando tenemos miedo.

Una emoción común, como es el miedo, no sólo se aprecia en la expresión de la cara, sino que también genera cambios fisiológicos, como pueden ser la taquicardia, las palpitaciones, la sudoración, la piloración (piel de gallina), la sequedad en la boca o el aumento de la tensión muscular.

Las emociones, además de estos cambios de los que nos podemos dar cuenta fácilmente, también pueden modificar la estructura o el funcionamiento de los órganos internos de nuestro cuerpo. Ciertamente se ha necesitado tiempo y esfuerzo para descubrir esos cambios internos a los que hacemos referencia pero, al final, han sido muy bien descritos por investigadores y científicos.

Hoy en día nadie se permite dudar de que haya aspectos psicofisiológicos que acompañan a las emociones, y que éstas, a su vez, modifican nuestra respuesta fisiológica. Dicho de otra forma, la mente que se agobia hace sufrir al cuerpo y viceversa.

Muchas de las personas que acuden a diario en busca de ayuda a las consultas médicas se quejan sobre todo de problemas de salud en los que los aspectos somáticos y psíquicos se combinan, dando origen a un tipo especial de enfermedad.

Estas personas sufren, por lo general, de una dolencia somática en particular, que afecta su aparato respiratorio (como por ejemplo las reacciones asmáticas), o gastrointestinal (como las úlceras gástricas), o cardíaco (como en el caso de la hipertensión arterial).

Indiscutiblemente que la Medicina psicosomática es muy especial, así como especiales resultan las enfermedades que en ella se agrupan. Entenderlas en sus aspectos más esenciales requiere de estudios, visiones y enfoques integrativos, para poder comprender y atender al ser humano sano y enfermo.

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Las emociones que experimentamos cotidianamente pueden provocar cambios en nuestro organismo y originar enfermedades. Foto: Archivo

La esencia fundamental de estas dolencias es que están mediatizadas por factores psicológicos que las agravan o, en ocasiones, las provocan. En este caso se dice que la persona sufre una enfermedad psicosomática. Es necesario resaltar que, aunque los factores psicológicos están detrás de los síntomas físicos, estos últimos constituyen lo más importante, lo más llamativo y el motivo de la consulta al médico.

Lo psicosomático no puede ser entendido como “algo” somático originado por “algo” psicológico, sino como una enfermedad resultado de la interacción de condiciones somáticas y psicológicas que coinciden en un individuo concreto.

Las quejas de estas personas son reales y requieren de un tratamiento médico para lograr la curación o el control de la sintomatología. En caso de no recibir el tratamiento médico correcto, la enfermedad psicosomática podría llevar a poner en peligro la vida del paciente.

No obstante los conocimientos actuales aconsejan que para obtener una completa desaparición de los síntomas no basta sólo el tratamiento médico, sino que es necesaria la colaboración terapéutica de otros profesionales, como psiquiatras o psicólogos, que complementan el tratamiento, brindando atención a los posibles factores psicológicos que intervienen.

En la enfermedad psicosomática se aprecia cómo una enfermedad física es causada, mantenida o modificada por ciertos rasgos personales del individuo afectado, por circunstancias estresantes de su vida cotidiana, o por su propio estilo de vida, siendo muy común que vaya acompañada por otras quejas físicas o psicológicas más o menos confusas, como pueden ser malestar general, dolor o depresión.

Algunas de las enfermedades psicosomáticas más frecuentes

-Diabetes.
-Afecciones gastrointestinales: síndrome de intestino irritable, úlceras.
-Afecciones cardiovasculares: hipertensión arterial.
-Afecciones dermatológicas: acné, eczemas, psoriasis, alopecia areata, vitiligo.
-Trastornos del sueño.
– Afecciones del aparato respiratorio: asma.
– Dolor crónico: Fibromialgia, artritis reumatoide.
– Migrañas, cefaleas tensionales

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La migraña se encuentra entre las afecciones psicosomáticas más frecuentes. Foto: Archivo

Por lo general, la persona que padece un trastorno psicosomático no se da cuenta del estado en que vive hasta que ya está en una etapa avanzada. Día a día, durante periodos de tiempo prolongados, ha estado bajo tensión, demasiado irritada o demasiado angustiada. Lentamente, sin que ella se diera cuenta, se han ido produciendo cambios fisiológicos en su organismo que son el resultado de ese estado de ánimo más o menos alterado en que vive. Esas alteraciones puede que sean moderadamente intensas al principio pero, como se mantienen durante un tiempo prolongado, logran dañar tejidos, órganos e incluso sistemas del organismo, lo que da origen a la enfermedad psicosomática.

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