Águila Negra, delincuente
El holguinero José Roque Ramírez burló a toda la policía del mundo bajo el nombre del Águila Negra. Foto: Archivo

La historia de un Águila Negra

Burló a toda la policía del mundo bajo el nombre del Águila Negra, pero el verdadero nombre de este gran timador internacional fue José Roque Ramírez, que nació en el poblado de Tacajó, en la provincia de Holguín, en 1887 y murió en 1977, pero cuenta el cronista Ángel Quintana en su libro El Águila Negra que su historial comenzó a los 12 años, cuando inició sus travesuras.

Dicen que era apenas un adolescente cuando se robó un caballo que pertenecía a un circo, aunque luego fue sorprendido en otro pueblo.

Pepito, como lo llamó su familia, comenzó a vivir por encima de sus posibilidades económicas cuando la policía de la época empezó a seguirle los pasos hasta descubrirle dentro de una red de traficantes de dólares falsos, lo que le costó una condena de 14 años de prisión que nunca cumplió.

El Águila voló y logró escapar, escondiéndose en casa de una tía durante tres largos años en los que aprendió a leer y a escribir, hasta que decidió regresar a su pueblo natal y fue apresado y enviado a una cárcel de la oriental provincia de Santiago de Cuba.

Ya en el penal se relacionó con un presidiario de edad avanzada, con quien inició negocios turbios dentro de la misma cárcel, en combinación con un abogado, lo que le reportó una vida de “millonario inusual”.

Para más “suerte”, el Murciélago, que así llamaban al anciano amigo suyo, le donó poco antes de morir un cinturón de piel cargado de monedas de oro, que le permitieron al Águila sobrevivir hasta que logró el indulto del gobierno, gracias a que su prima era la esposa de un ministro del gabinete.

José Roque Ramírez llegó a darse una vida de magnate, tras ganar en apenas dos días 11 mil pesos cubanos con los naipes, y se dio una vida con paseos en modernos trasatlánticos por varios países hasta la misma región asiática.

Lo mismo se hacía pasar por un aristócrata o un acaudalado millonario que se alojaba en camarotes de lujo y vestía con elegancia.

Tras muchos hechos delictivos, el Águila fue condenado en 1944 hasta que en 1954 alcanzó la libertad, que le gestionó un oficial del Ejército, y no fue hasta 1977, tras cumplir una larga condena siendo ya un sexagenario, que murió en México a los 90 años de edad, víctima de un derrame cerebral.

José Miguel Ávila Pérez
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