Quema de basura en Holguín
La incineración de basura en la ciudad de Holguín es una práctica irresponsable y peligrosa con tendencia creciente. Foto: Yamila Pupo Otero

Quema de desechos sólidos en zonas urbanas: alto riesgo ambiental y sanitario

En el laberinto de concreto que llamamos hogar, una práctica persistente y peligrosa ensombrece la salud de las comunidades de todo el planeta: la quema de desechos sólidos en zonas urbanas. Lo que comienza como una «solución» rápida para deshacerse de la basura, se convierte en una bomba de tiempo ambiental y sanitaria, dejando una estela de consecuencias devastadoras.

El humo negro que se eleva desde montones de basura en llamas es una mezcla tóxica de partículas finas, gases nocivos y compuestos químicos cancerígenos. Este cóctel infernal se infiltra en nuestros pulmones, agravando enfermedades respiratorias como el asma y la bronquitis, especialmente en niños y adultos mayores.

Pero el daño no se detiene ahí. La exposición prolongada a estos contaminantes aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, cáncer y otros problemas de salud graves.

Además del impacto directo en la salud humana, la quema de basura contribuye significativamente a la contaminación del aire y al cambio climático.

La liberación de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, acelera el calentamiento global y exacerba los eventos climáticos extremos. Las cenizas y residuos contaminan el suelo y el agua, afectando la calidad de los ecosistemas urbanos.

Pero, ¿por qué persiste esta práctica a pesar de sus evidentes riesgos? No solo en países de Latinoamérica sino en cualquier parte del mundo la respuesta se encuentra en la falta de alternativas adecuadas y la deficiente gestión de residuos.

En muchas zonas urbanas la recolección de basura es irregular, los vertederos están saturados y no existen programas de reciclaje efectivos. Ante esta situación, la quema de basura se convierte en una «solución» fácil, aunque letal.

Para romper este círculo vicioso necesitamos fortalecer los sistemas de recolección de basura. Garantizar una recolección regular y eficiente en todas las zonas urbanas, incluyendo los barrios marginales y las zonas de difícil acceso.

Asimismo, promover la reducción, reutilización y reciclaje de residuos, implementando programas de educación ambiental y campañas de sensibilización para fomentar la disminución del consumo, la reutilización de productos y el reciclaje de materiales. Invertir en infraestructuras de gestión de residuos, construir plantas de clasificación y compostaje, vertederos sanitarios y otras instalaciones necesarias para el tratamiento adecuado de los residuos.

Además, aplicar la ley y sancionar a quienes queman basura, establecer una legislación estricta que prohíba la quema de residuos y sancione a los infractores con multas y otras medidas.

La lucha contra la quema de basura es una batalla por la salud de las comunidades, por la calidad del aire y por el futuro del planeta. No podemos seguir permitiendo que el humo tóxico nos asfixie. El aire que respiramos y el futuro que queremos, están en juego.

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