El panorama demográfico de Cuba ha experimentado una transformación silenciosa pero profunda en las últimas décadas.
El envejecimiento poblacional, un fenómeno global, se manifiesta con particular intensidad en nuestro archipiélago, donde la combinación de una baja tasa de natalidad, una creciente esperanza de vida y una sostenida emigración juvenil han configurado un escenario demográfico complejo que plantea desafíos multidimensionales.
La economía cubana, ya de por sí marcada por las dificultades, se enfrenta al reto adicional de sostener a una población envejecida, con una fuerza laboral cada vez más reducida y con una mayor demanda de servicios sociales y de atención a la salud.
Se señala que la baja natalidad, influenciada por factores económicos y sociales, agudiza el desequilibrio entre la población activa y la dependiente.
Expertos en salud pública resaltan la necesidad de fortalecer los programas de atención geriátrica y la formación de personal especializado, así como de promover un estilo de vida saludable y prevenir enfermedades.
En el ámbito social, se observa un cambio en la estructura familiar y en los patrones de convivencia.
La emigración de los jóvenes ha provocado la desestructuración de familias, dejando a muchos adultos mayores solos o con un limitado apoyo familiar.
Se plantea la necesidad de fortalecer las redes de apoyo social, fomentar la participación de los adultos mayores en actividades comunitarias y promover un trato digno y respetuoso hacia esta población.
Se comenta que las políticas públicas deben adaptarse a esta nueva realidad demográfica, con un enfoque en el envejecimiento activo y saludable.
La creación de programas de capacitación para personas mayores, el fomento de actividades recreativas y culturales, y la adaptación de los espacios públicos para garantizar la accesibilidad y la seguridad de las personas mayores, son algunas de las acciones a tomar en cuenta.
La visión sobre el futuro de Cuba es diversa, pero existe un consenso en la necesidad de afrontar el envejecimiento poblacional con una mirada inclusiva y multidisciplinaria.
Es importante cambiar la percepción social sobre el envejecimiento, erradicando los estereotipos y valorando la experiencia y la sabiduría de las personas mayores. Destacando la necesidad de construir una sociedad, que no solo cuide de sus ancianos, sino que también les brinde oportunidades para seguir siendo activos, participativos y valorados.
Con información de Indira Vania López Samé/Estudiante de Periodismo
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