Las redes sociales han revolucionado la forma en que nos comunicamos y accedemos a la información, y la ciencia no ha sido ajena a esta transformación. Si bien las plataformas ofrecen oportunidades sin precedentes para la divulgación científica y el debate público, también se han convertido en un caldo de cultivo para la desinformación y la polarización.
En el lado positivo, las redes sociales han democratizado el acceso al conocimiento científico.
Cualquier persona con una conexión a internet puede seguir los avances de la investigación, acceder a publicaciones y conectar con científicos de todo el mundo.
Esta apertura ha permitido que la ciencia se acerque a la sociedad, generando un mayor interés y una comprensión más profunda de temas complejos.
Además, las redes sociales ofrecen a los científicos la posibilidad de comunicar sus hallazgos de forma directa y rápida, sin depender de los medios tradicionales.
Las redes sociales propician la actitud tóxica en las discusiones
Esto es especialmente importante en situaciones de emergencia, como epidemias o desastres naturales, donde la información científica puede salvar vidas.
Sin embargo, esta misma apertura ha dado pie a la proliferación de noticias falsas, teorías conspirativas y pseudociencia. La velocidad y el alcance de las redes hacen que la desinformación se propague rápidamente, llegando a millones de personas en cuestión de horas.
Un ejemplo claro de esta problemática fue la difusión de información errónea sobre las vacunas.
A través de grupos de WhatsApp, Facebook y otras plataformas, se compartieron teorías conspirativas y testimonios falsos sobre los supuestos peligros de la vacunación, generando confusión y temor en la población.
Situaciones como estas tienen graves consecuencias para la salud pública, ya que puede llevar a que las personas rechacen tratamientos comprobados científicamente.
Otro problema es el de la polarización. Las redes sociales, con sus algoritmos que refuerzan nuestras creencias y nos muestran información acorde a nuestros gustos, crean cámaras de eco donde las personas quedan atrapadas en sus propios puntos de vista.
Esto dificulta el debate racional y la búsqueda de la verdad, especialmente en temas controvertidos como el cambio climático o la biotecnología.
En mi opinión, las redes sociales representan una herramienta poderosa, pero también un arma de doble filo en el campo de la ciencia.
Lea también: Redes sociales: un reflejo amplificado de nuestras luces y sombras
Si bien ofrecen enormes posibilidades para la comunicación y la divulgación científica, es urgente que desarrollemos estrategias para combatir la desinformación y la polarización.
Los científicos tienen la responsabilidad de participar activamente en las redes sociales, comunicando sus investigaciones de forma clara y accesible, y combatiendo la desinformación con evidencia y rigor.
Los medios de comunicación deben hacer un esfuerzo por verificar la información y por presentar la ciencia de forma rigurosa y atractiva.
Y la sociedad, por su parte, debe desarrollar un pensamiento crítico que le permita discernir entre la información confiable y la desinformación.
Con información de Indira Vania López Samé/Estudiante de Periodismo
- Acogerá Brasil próxima Cumbre de los Brics en julio - 16 de febrero de 2025
- Presentarán en FILH 2025 libros dedicados a Mijaín López y Omara Durand - 16 de febrero de 2025
- Evaluó Ministro de Energía y Minas avances constructivos en parque fotovoltaico en Mayarí - 16 de febrero de 2025