Martha es profesora universitaria pero es adicta a apostar dinero en la bolita o el folio, como popularmente se le conoce dentro de la sociedad cubana. Ella se lamenta de perder dinero, pero no puede controlarse y vuelve a la casa de juego, que es ilegal en Cuba, pero todos conocen donde es y cómo funciona.
Marilyn es ingeniera agrónoma, pero invierte mucho tiempo en vender números del uno al 100 para tener un ingreso extra porque no le alcanza su salario de profesional. Sale de su trabajo cada día y se encamina hacia la casa de juego donde le pagan 500 pesos diarios más otro dinero extra si la venta ha sido buena en el día. La llamada bolita se rige por la lotería de La Florida, EE.UU.
El llamado folio es tan extendido que cierto vendedor de maní pregonaba su producto y soltaba el número que había salido a la 01:35 pm de ese día. Era tan popular por su pastica de maní como por sus ocurrencias para llamar la atención.
Mónica, una madre y vecina mía me contó cómo su hijo Carlos, estudiante de Economía en la Universidad de Holguín, se enroló en este juego de azar y ganaba algunas veces a mediados de semana, pero perdía mucho dinero hasta llegar a la suma de más de 80 mil pesos cubanos.
Carlos tuvo que ser socorrido por su padre quien tuvo que pagar las deudas contraídas por su hijo en el juego con la condición de que no volviera a recaer, pues tendría que asumir las consecuencias, porque ya tenía 21 años de edad. Por suerte no volvió a jugar y la familia está más tranquila porque Carlos se está dedicando a terminar la Universidad.
La adicción al juego la pueden padecer desde personas con bajo nivel escolar hasta profesionales. Tampoco escatima en el nivel social ni sexo.
Si peor es perder también es negativo triunfar y ganar mucho dinero, y es que aquí está la trampa del juego. Así me contó Hugo, un vendedor de yogur casero, que conoce la historia de una familia que vivía muy bien y la adicción al juego del padre los llevó a la pobreza extrema.
El adicto cuando se ve sin dinero para el juego es capaz de vender sus alimentos de la canasta familiar hasta valores del patrimonio, acumulados por generaciones de su familia.
Gisela, otra vecina, me comentaba: “yo era adicta y llegue a tener un número suscrito (que se juega todos los días), pero me convencí que jugar dinero es perder todos los días, y lo dejé. Prefiero gastar ahora mis finanzas en comer bien, me explicó convencida que no volvía al juego de azar.
¿Qué es la ludopatía?
La ludopatía es una enfermedad que se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos de jugar apostando dinero.
No todas las personas que juegan desarrollan una adicción al juego, del mismo modo que no todas las personas que beben termina siendo alcohólicas. Existen personas no adictas que hacen un uso problemático de los juegos de azar.
El juego se puede desarrollar en locales físicos y en sus versiones virtuales en Internet: casinos, salas de apuestas deportivas, bingos. Las apuestas causan estragos en las personas y las familias.
En las últimas décadas la ludopatía es la adicción sin sustancia más atendida en los centros de salud. En los casos del juego patológico o ludopatía suele producirse un efecto dominó que afecta a todas las áreas significativas de la persona: pareja y familia, escolar, laboral y social.
Las adicciones sin sustancia como son las compras, juego, trabajo, Internet, móvil, entre otras, son más aceptadas por la sociedad y pasan más inadvertidas que las adicciones a sustancias.
¿Por qué siguen jugando si continúan perdiendo?
La ciencia tiene la respuesta. La ludopatía o juego patológico es un trastorno psicológico que se origina cuando la actividad de jugar se convierte en una conducta adictiva. El cerebro de la persona adictiva le impulsa a seguir jugando porque ese dinero que perdió tiene que recuperarlo, es decir, es una inversión que desea regresar.
Lo peor son las consecuencias sociales de la ludopatía al traer problemas emocionales y psicológicos en todos los miembros de la familia: cambios de humor, ansiedad, tristeza, irritabilidad, sentimientos de culpa, vergüenza, insomnio, así como el deterioro de las dinámicas familiares: afectividad.
¿Qué hacer para enfrentar la ludopatía?
El mejor modelo de conducta es no apostar nunca a nada. Es mejor por optar por un deporte o visitar el gimnasio que seguir las apuestas de dinero, donde se pierde todos los días.
Un conocido, con gran éxito en el mundo de los negocios, me comentó de lo peligroso de ganar en la lotería ilegal en Cuba. El banco se ríe de ti porque sabe que el éxito que tuviste con acertar el número ganador te convertirá en un adicto al juego si no te sabes controlar y regresas ese dinero al que paga los ganadores, argumentó Yulis Antonio, ahora un hombre de éxito en el mundo de las Mypimes en la ciudad de Holguín.
El llamado banco del folio siempre gana, entonces por qué seguir insistiendo en sacar agua de un pozo que está seco para el jugador.
Lo aconsejable es pedir ayuda si ves que un amigo o familiar ha desarrollado la adicción por el juego para encontrar la solución adecuada. Recuerda que en el mundo del azar es peligroso ganar porque con el primer éxito empieza tu camino a ser una persona adicta y las adiciones nunca conducen a la felicidad personal.
Nota del editor: Los nombres reales de los actores de este reportaje fueron cambiados por petición de los mismos, o para proteger a las fuentes consultadas por el periodista.
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