Cuando los pioneros cubanos expresan su consigna, ¡Seremos como el Che!, honran el legado martiano de que, “…desventurado es el que no sabe agradecer” y “la nobleza del hombre es la memoria”. Ideas que sostienen la admiración y agradecimiento a los creadores, en Buenos Aires, hace 28 años, del primer museo sudamericano “Ernesto Che Guevara“, hijo legítimo del movimiento Chau Bloqueo y que se convirtió en una verdadera escuela de solidaridad con Cuba.
Así lo aprecian Eladio González Rodríguez (Toto) e Irene Rosa Perpiñal Saad —una feliz pareja, en el sentido más amplio de la palabra: amor, familia, ideales y solidaridad—, quienes se entregaron de cuerpo y alma a la realización de ese empeño, sumando a otras personas, y como reconoce Irene, mucho los inspiró el libro Cuba existe, es socialista y no está en coma, que en 1992 había publicado su coterráneo, el arquitecto Rodolfo Livingston, amigo del Che.
¿Cómo fueron los inicios de un Museo tan original?
Toto explicó que el mayor acercamiento a Cuba y el reclamo permanente por el cese del bloqueo estadounidense a la isla comenzó precisamente en 1992, cuando visitó en condición de turista, junto a Irene, esta isla caribeña y todo el reconocimiento que recibió después de brindar su sangre para el joven Rolando Pérez Quintosa, quien falleció 37 días después de haber sido impactado por proyectiles disparados por personas que pretendían apropiarse de una lancha en la base náutica de Tarará, La Habana, para migrar hacia Estados Unidos, privando de la vida a tres jóvenes combatientes.
Antes de regresar a su país, Toto dejó una nota a Pérez Quintosa, con el padre, la cual fue publicada por el periódico Trabajadores, motivando un amplio intercambio de correspondencia entre el solidario argentino y personas de toda Cuba.
Añadió Toto que, a pesar de muchos pesares, desde su fundación en 1996 se ha mantenido funcionando el museo que, inicialmente fue montado en la casa número 1457, de la calle Espinosa, en el barrio Caballito, donde diez años atrás había vivido el abogado peronista judío Mario Gerardo Yacub (Toti) con su esposa Lea e hijos. Un hombre que por sus ideas progresistas figura en la lista de los argentinos desaparecidos.
En aquel acto fundacional participaron el general cubano Harry Villegas (Pombo en la guerrilla del Che), el doctor Alberto Granado Jiménez y el Arquitecto Rodolfo Livingston, también amigos del Guerrillero Heroico.
El Museo, dedicado al Comandante guerrillero que, nació en Argentina, fue reconocido como ciudadano cubano, intentó crear movimientos de liberación en su país de origen, en el Congo y finalmente en Bolivia, donde fue asesinado el 9 de octubre de 1967 en la escuelita de La Higuera, tras ser capturado el día precedente.
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En ese lugar, los integrantes de Chau Bloqueo recibieron, organizaron en cajas, etiquetaron, cargaron y enviaron a Cuba donaciones superiores a las 480 toneladas, en 7 años. Contribuyeron a paliar necesidades provocadas por la falta de recursos que provenían del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo estadounidense.
¿Y después?
Irene, inspirada en las ideas de otros compañeros, eligió y alquiló en otra calle del mismo barrio de Caballito una antigua fábrica abandonada, cuya nave fue completamente restaurada para organizar los materiales referidos a la vida y obra del Comandante Guevara y la verdadera historia de la Revolución Cubana, que los enemigos han tratado siempre de desvirtuar.
Precisa Toto que desde su fundación funcionó como un centro cultural en el que se impartieron cursos de música, historia, baile, coros, fotografía, cultura precolombina, presentaciones de libros, presentación de obras de teatro, conciertos y debates, beneficiándose unas 20 mil personas, hasta que en el año 2001cesó su funcionamiento, debido a la convulsa situación político-económica que vivía el país, que dio lugar a un amplio desempleo y el gobierno de Carlos Menem, además, prohibió el envío de donativos a Cuba.
Es por esa razón que se puso fin al alquiler del espacio alquilado y completamente restaurado para tan nobles fines. Entonces el hogar de Toto e Irene, además de servir como centro de trabajo, continuó dando vida al Museo Che Guevara y fue visitado por personas de diferentes partes del mundo.
Acota Toto que, desde sus inicios, el interés mayor ha sido contar con un local amplio, apropiado, para mostrar la vida y obra de un hombre tan universal como el Che Guevara, pero todas las gestiones fueron infructuosas porque nunca ha sido un tema prioritario para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Uno de tantos intentos apuntaba hacia Rosario, la ciudad natal del Che, pero esa municipalidad desechó la idea después de haberla aceptado. También se pensó, infructuosamente, en un espacio del inmueble que ocupan las Madres de Plaza de Mayo, hasta que, definitivamente, tras algunos trastornos de salud por causa de la Covid-19, se convino en reinstalar el museo en Las Jarillas de Guandacol, provincia de La Rioja, quedando inaugurado dicho local el 1 de mayo de 2022, bajo la administración y cuidados de Ricardo Aguilar y Marisin De Lisi, dos educadores que Toto e Irene consideran como seres muy especiales.
Ellos trasladaron en su propio vehículo hasta la vivienda que habitan todo cuanto había en el museo y en cuestión de unos meses construyeron la instalación oficial donde organizaron todo el material relacionado con el Guerrillero heroico y Cuba, parte de cuya labor compartieron Toto e Irene, quienes manifestaron su agradecimiento a los nuevos administradores del Museo, que ellos visitan con cierta frecuencia.
Fue un acto inaugural muy lindo, organizado y emotivo —reconoció Toto—, en el que participaron personalidades, activistas, escritores, pintores, escultores, de La Rioja, quienes escucharon en la emocionada voz de Irene la génesis del primer museo suramericano dedicado al Comandante Guevara, fruto de la visita realizada a Cuba y palpar personalmente la realidad que niegan o tergiversan los grandes medios de comunicación, a lo que se sumó el libro publicado por Livingston.
Amenizaron el acto, un dúo de guitarras, con el tema Hasta siempre, que el cantautor cubano Carlos Puebla dedicara al Che, e incluso, el propio Toto declamó la poesía Che Guevara, de Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba.
Homenaje eterno al Che Guevara
Aunque a los pueblos de Cuba y Argentina los separan unos diez mil kilómetros y hay quienes pretenden distanciarlos con sus ideas retrógradas, resulta vital mantener en alto el trascendente ejemplo del legendario rosarino Ernesto Guevara de la Serna (1928-1967), como símbolo del hombre nuevo y de la rebeldía permanente contra las injusticias.
Toto e Irene abogan porque no se borre jamás la memoria histórica de ambos pueblos, que sufrieron el coloniaje español y aunque proclamaron sus respectivas independencias en 1816 y 1902, el país andino sufre los desmanes y agresividad de un gobierno pro imperialista que, en vez de luchar por la unidad latinoamericana, se empeña en destruirla.
El Comandante de América estuviera batallando por la devolución al país andino de sus Islas Malvinas, que Gran Bretaña mantiene ocupada ilegítimamente desde hace casi dos siglos, a pesar de los históricos reclamos. De la misma manera haría, como lo hizo en vida, por la salida del enclave militar que Estados Unidos mantiene en territorio de la oriental provincia de Guantánamo, contra la voluntad del pueblo cubano.
También el Che miraría con buenos ojos como crece el número de turistas de su tierra natal a esta isla del Caribe, por la que tanto luchó junto a Fidel Castro y donde los niños crecen felices, a pesar de las vicisitudes que provoca el bloqueo impuesto y recrudecido desde hace más de sesenta años por el gobierno estadounidense, del cual alertó: “no se puede confiar en el imperialismo, pero que ni tantico así, nada”.
Para mantener viva esa memoria es que Irene y Toto, Ricardo y Marisín, junto al apoyo de otros solidarios amigos, jamás se desaniman y sostienen con particular esmero el funcionamiento del primer museo suramericano en homenaje eterno al Comandante Ernesto Che Guevara, al guerrillero que —nacido en Argentina y reconocido como ciudadano cubano— intentó crear movimientos de liberación en su país de origen, en el Congo y finalmente en Bolivia, donde fue asesinado el 9 de octubre de 1967 en la escuelita de La Higuera, tras ser capturado el día precedente.
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