Unidad de Cuidados Intensivos, Pediátric, Holguín
Amanda junto a su madre en el servicio de Terapia Intensiva del pediátrico de Holguín. Foto: Maylín Betancourt Verdecia

Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, una historia de humanismo

La pequeña Amanda Ramírez López con casi 10 meses de vida es la paciente con más larga estadía, exactamente 249 días ininterrumpidos de hospitalización, en el servicio de Terapia Intensiva del Hospital Pediátrico Octavio de la Concepción y de la Pedraja, el cual cumple este 17 de septiembre, 42 años de fundado.

Referido a este caso en particular, el Jefe de ese servicio, el doctor Carlos Córdoba Vega explica que “Amanda permanece en la cama cuatro y llegó cuando tenía 33 días de nacida, trasladada desde Neonatología en estado crítico. Así se ha mantenido al ser una niña nacida con un problema neurológico, una encefalopatía hipóxica. Al tener un problema neurológico severo fue necesario hacerle traqueotomía y gastrostomía, con las cuales vive”.

“A través de la traqueotomía y el equipo de ventilación mecánica se mantiene su respiración y gracias a la gastrostomía se alimenta y se le pasan los medicamentos que pueden ser por la vía enterales. Evidentemente vive con nosotros, es muy querida por todos los compañeros del servicio. No está exenta de complicaciones al vivir en una terapia intensiva, este tipo de salas no son para vivir los niños, sino para estar unos días, mejorar, salvar su vida y seguir con su vida. Sin embargo, por la característica de su enfermedad neurológica tiene que vivir con nosotros”, argumenta el también especialista en Medicina intensiva y Emergencia.

Amanda pese a su estado crítico, a consecuencia del daño neurológico severo que padece, muestra avances como la ganancia de peso y realiza  movimientos con las manitos al ver algunos juguetes, es decir, evidencia alguna mejoría.

Atención paciente pediátrico grave, Holguín
Doctor Carlos Córdoba Vega, Jefe del servicio. Foto: Cortesía de la UCIP
Y es que esta Unidad de Cuidados Intensivos cuenta con un equipo de trabajo muy competente, integrado por médicos, especialistas, residentes y el personal de enfermería.

Referido a esto último, el especialista en Pediatría aclara que “Lo mejor que tenemos es contar con un equipo muy unido, trabajamos juntos siempre, las decisiones que se toman son colectivas, entre los nueve especialistas, tres residentes y tres médicos en formación que tenemos.

La mayoría son muy jóvenes, trabajadores y preparados. Y un equipo de enfermería que también es muy consagrado y dedicado. Y no solo la atención médica y de enfermería, es el amor que se le brinda a esta niña y a todos los demás pacientes que al igual que ella acogemos, porque estos casos en estado grave y crítico, además de la atención médica y de enfermería, demandan amor y dedicación”, concluyó.

De ese amor sin límites y dedicación a los pacientes, apegados a las buenas prácticas médicas es testigo Yusania Elizabeth López Rodríguez, madre de Amanda, “llegamos a esta sala el 11 de enero de este año. Llevamos prácticamente 10 meses aquí, el colectivo de trabajo es como mi familia. Conmigo han sido incondicionales. Veo que se sensibilizan con mi situación, siempre con un trato positivo, te dan fuerza, te ayudan, te animan, están ahí para tender la mano porque una no puede evitar llorar, sentirse mal, que no me afecte el dolor que causa ver a mi hija grave”.

Con el nacimiento de Amanda, la vida de Yusania cambió, antes vivía sola con su niña mayor, de 12 años, quien recién comenzó sus estudios en la enseñanza secundaria. Esta dura prueba ha sido muy difícil para ambas porque además tuvo que delegar la crianza de su hija mayor a su familia para dedicarse a cuidar y estar ahí para su tesoro menor.

Este servicio de Terapia Intensiva se creó el 17 de septiembre de 1982, cuando ocurrió en Cuba la epidemia del dengue hemorrágico, momento en que se lamentó la muerte de 105 niños. Entonces por iniciativa del Comandante en jefe, Fidel Castro Ruz se decidió la construcción de estos servicios en cada provincia del país.

Actualmente cuenta con 10 camas, pero por su situación estructural se trabaja con siete, por lo cual próximamente iniciará un proceso de reparación y mantenimiento para devolverle la máxima funcionalidad.

Los indicadores alcanzados por este servicio en el presente año se encuentran entre los mejores de Cuba, con una supervivencia muy alta y resultados de excelencia, a pesar de que por las características de la sala se atienden niños con disímiles patologías clínicas y quirúrgicas que pueden ir desde una diarrea, sepsis, bronconeumonía, insuficiencia respiratoria, problemas cardiovasculares, los casos quirúrgicos operados en estado grave o crítico de urgencia.

Servicio Terapia Intensiva, Pediatría, Holguín

Actualmente la morbilidad de esta sala es alta, tanto que el 35 por ciento de los niños que ingresan en estado crítico requieren respiración artificial. Eso quiere decir que de cada tres pacientes, uno ingresa en ese estado. Sin embargo, pese a la morbilidad crítica de los niños los resultados son de excelencia, con un índice de supervivencia por encima de 90 por ciento.

Ricardo Ricardo Gutiérrez, especialista de segundo grado en Terapia intensiva y emergencia, también forma parte de este colectivo desde hace alrededor de cuatro décadas, quien rememora los inicios: “Esta sala fue insignia de las provincias orientales porque se formaban todos los profesionales desde Santiago de Cuba hasta Holguín. La formación de intensivistas pediátricos de toda la provincia inicialmente fue en esta sala. Entonces eso significa mucho porque yo empecé aquí y actualmente tengo 74 años y continúo aquí. Puedo brindarle a la sala todavía muchas cosas, sobre todo en docencia, a lo que me dedico actualmente, más las discusiones de casos”.

El quehacer conjunto del equipo multidisciplinario que labora en la Unidad de Cuidados Intensivos contribuye a los altos índices de supervivencia, fin al cual tributa la labor del personal de enfermería. Al decir de la Jefa de sala de Enfermería Dannis Pupo Rodríguez, “durante la estadía prolongada de muchos pacientes que han permanecido en nuestro servicio durante 42 años, son múltiples las vivencias, pero sí debemos reconocer que la labor de enfermería es primordial”.

Ejemplificó que “en el caso de Amanda, desde el amanecer se inician sus cuidados con el baño de aseo. De ahí se van incorporando una serie de cumplimientos y acciones de enfermería para mantenerla estable. Cuando damos de nosotros mismos, de nuestro tiempo, nuestra energía con las manos llenas de amor, respeto y vidas salvadas, nos demuestra que para los niños trabajamos”.

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De ahí que para esta profesional, amante de su labor la UCIP sea como su segundo hogar: “Para mí, la terapia intensiva es una parte importante de mi vida. Ayudar a otros con un corazón lleno de gratitud, con un colectivo maravilloso que simboliza una gran familia. Compartiendo momentos de grandes desafíos y otros donde la gratificación del deber cumplido se impone. Cuento con un grupo de trabajo lleno de fuerza, ánimo y sabiduría para salir adelante. Un equipo maravilloso donde demuestra que en la unidad está la fuerza”.

La historia de este servicio está colmada de sacrificios, amor y sobre todo desvelos por rescatar de la muerte a los infantes que llegan con serio peligro para la vida.

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