Estatua de Cristóbal Colón, colocada en la playa de Guardalavaca. Foto: Juan Pablo Carreras/ACN/Archivo

Cuba, donde el visitante no se siente extranjero

Cuando se habla del turismo en el mar Caribe, y en específico de Cuba, siempre se destaca una zona geográfica descontaminada, playas de arenas blanca, aguas azules y cristalinas, y la seguridad que tiene el viajero cuando arriba a la mayor de las Antillas, pero este archipiélago es mucho más.

Lejos también de la publicidad que presenta a Cuba como la tierra del mejor ron, la creadora del bolero y son, el mejor tabaco Habano, y las hermosas mulatas, Cuba es mucho más.

Cuando me hospedé en hoteles como Memories Miramar, Sol Río de Oro, Playa Costa Verde, y Club Atlántico, entre otros, conversé con varios huéspedes, entre ellos un turista de origen canadiense, policía de profesión, que me confesó que prefiere el destino Cuba, porque no está invadido por el turismo estadounidense, algo que mi amiga Sheila, también del país Norteamericano, me argumentó pues los considera bulliciosos y exigentes de lo que no tienen en EE.UU.

Recientemente la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei) constató la recuperación de la industria turística en Cuba, al computar un millón 174 mil 888 visitantes internacionales hasta el mes de mayo de 2024.

La Onei también confirmó que Canadá mantuvo su condición como principal mercado emisor, seguido por la comunidad cubana en el exterior, Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido.

Cuba sigue sufriendo el bloqueo económico, financiero y comercial de EE.UU, cuyas leyes extraterritoriales son aplicadas a los ciudadanos que eligen a Cuba para descansar en sus vacaciones. Si un español o inglés, por citar dos ejemplos, viajan a Cuba saben que no pueden entrar a los Estados Unidos de América por un largo tiempo.

Pese a todo estas limitaciones impuestas por la Casa Blanca los viajeros provenientes de Canadá sumaron 541 mil 871 de enero a mayo del presente año, precisó la fuente de la Onei, que también ubicó entre los principales países emisores a Alemania, Francia, Italia, España y México.

Por suerte conozco a canadienses, españoles, italianos y portugueses que eligen el destino Cuba, desde hace más de 20 años, por la seguridad de su sociedad, donde no hay asaltos a mano armada y el pueblo es amigable con el forastero.

Recuerdo haber entregado una billetera a un señor canadiense que la dejó, por descuido personal, en una tumbona en la playa Guardalavaca y se la devolví con todos sus valores. Me quería agradecer el gesto de honradez pero no lo acepté porque era mi deber, pero nació, en ese momento, una hermosa amistad entre los dos e incrementó su amor por Cuba.

Pasó el tiempo y, antes de la fiesta de la Navidad me llamó a mi celular una señora, llamada Yoana, dueña de un hostal en la ciudad de Holguín para que fuera a recoger todo lo que necesitaba para mi cena de Noche Buena, que festejamos los católicos cubanos y gran parte del pueblo en esta región del Caribe. Me la había comprado por internet aquel turista que ayudé.

Han pasado los años y no sé más nada de Paolo, quizás murió durante la pandemia de la Covid-19, pero su recuerdo ha sido grato para mí y mi familia y es el ejemplo de cómo el turismo también desata lazos de amistad entre el pueblo y sus visitantes.

Volviendo a la estadísticas informa la Onei que en el pasado año 2023, el sector de la también llamada industria sin chimeneas, registró un crecimiento del 50 por ciento en relación con el año anterior, pero sin lograr los niveles de turistas alcanzados antes de la pandemia.

El turista que llega a Cuba siempre regresa, porque queda encantado, no solo por el Sol y las playas, sino también por el encanto de una isla donde el visitante no se siente extranjero.

José Miguel Ávila Pérez

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