Autoestima

¿Por qué es importante desarrollar una buena autoestima?

Para alcanzar plenitud en todas las áreas de nuestra vida es muy importante tener una adecuada autoestima, ella influye en la manera de proyectarnos y contribuye al éxito o al fracaso en nuestra interacción social y logros personales. Se construye desde la niñez y se refuerza cada día, así que es muy importante trabajarla para poder alcanzar nuestros sueños y tener una vida feliz.

Para ello es preciso conocer bien de qué se trata, cómo se forma, qué elementos la constituyen, cuántos tipos existen, cómo se evalúa y qué podemos hacer para mejorarla. En nuestro encuentro de hoy vamos a aproximarnos a los aspectos claves de este constructo psicológico.

¿Qué es la autoestima?

Existen múltiples definiciones. Todas coinciden en que la autoestima es la visión propia y autocrítica que permite la gestión en la capacidad de pensar, de tomar decisiones en la vida para la búsqueda de la felicidad de manera efectiva.

Se conoce como autoestima a un conjunto de percepciones, valoraciones y apreciaciones que un individuo tiene respecto a sí mismo y a las actividades que realiza. Esto puede enfocarse en la totalidad de su persona, en sus labores, en la apariencia corporal o en otras áreas específicas. Se trata de la evaluación que hacemos ordinariamente de nosotros mismos.

Todas las personas poseen una proyección mental de quiénes son, cómo lucen, cuáles son sus puntos fuertes y cuáles los débiles, cómo las perciben los demás. Esa descripción que hacemos de nosotros mismos, puede ser cierta y objetiva o no. Lo que sí es cierto que se forma durante la infancia y sobre ella descansa nuestra relación con nosotros mismos: la autoestima.

Niña, autoestima
En los niños la autoestima es el resultado de múltiples factores, principalmente de su relación con su familia y entorno social cercano. Foto:https: Tomada de Penguin Libros

Este es un concepto de importancia dentro de las disciplinas de la psicología y la educación, su definición regularmente depende del abordaje psicológico que se prefiera. Por ejemplo, el psicólogo Abraham Maslow, creador de la famosa pirámide de la jerarquía de las necesidades humanas, incluyó en su teoría un peldaño entero de la pirámide para las “Necesidades de Autoestima”, tales como aceptación, confianza, éxito y respeto.

La mayoría de las doctrinas psicológicas coinciden en plantear que la autoestima es un valor clave en nuestra relación con los demás, pues cada quien admite la cantidad de amor o, por el contrario, las formas de maltrato, que siente que merece. La autoestima, por demás, tendría sus inicios en nuestra relación paterna, ya que la aprobación del padre y la madre es clave para una personalidad saludable a futuro.

Para el psiquiatra Enrique Rojas, la autoestima “se vive como un juicio positivo sobre uno mismo, al haber conseguido un entramado personal coherente basado en los cuatro elementos básicos del ser humano: físico, psicológico, social y cultural. En estas condiciones va creciendo la propia satisfacción, así como la seguridad ante uno mismo y ante los demás”.

Esto quiere decir que la autoestima se va construyendo, desarrollando y cambiando durante toda la vida, no es estática. Se debe tener en cuenta que su desarrollo durante la niñez es fundamental para definir bases sólidas de la autoestima durante el resto de la vida de la persona. Por ello, hay que considerar que en los niños es el resultado de múltiples factores, principalmente de su relación con su familia y entorno social cercano. Cuando la persona crece en un ambiente familiar sano, estimulante, motivador, facilitador de la creatividad, la autonomía y la independencia, habrá mayor probabilidad de que desarrolle buena autoestima, genere autoconfianza y se desenvuelva mejor en la vida.

Hasta aquí queda claro que la autoestima personal es la valoración y percepción que una persona tiene de sí misma. Se trata de la medida en la que alguien se aprecia, respeta y acepta a sí mismo, influyendo en su autoconcepto, su confianza y su bienestar emocional. Una autoestima saludable implica sentirse capaz, digno de amor y respeto, lo que a su vez contribuye a una mejor calidad de vida, relaciones interpersonales más satisfactorias y la capacidad de enfrentar desafíos con mayor fortaleza emocional.

La autoestima: un concepto no totalmente comprendido
Joven, autoestima
Los problemas de autoestima surgen en todos los entornos y ámbitos de la vida. Foto: Internet (Archivo)

A pesar de ser uno de los conceptos psicológicos más estudiados y conocidos, resulta ser uno de los más incomprendidos. Son muchos los interrogantes que giran en torno a este atributo del ser humano, que se forma a partir de nuestras relaciones con los demás, así como de las experiencias y vivencias más relevantes que nos marcan a lo largo de los años. Los problemas de autoestima surgen en todos los entornos y ámbitos de la vida (relaciones sociales diversas, sentimentales, familiares, laborales, de amistades) y son muchos los expertos que han abordado este concepto para determinar los diferentes grados de ‘autoimagen’ que puede tener una persona.

¿Cómo se clasifica la autoestima? La clasificación de Martín Ross

El autor Martín Ross desarrolla una teoría psicológica en El mapa de la autoestima, un libro en el que propone una breve clasificación de los estados de esta categoría psicológica: derrumbada, vulnerable y fuerte. Este sencillo esquema está siendo utilizado por educadores y profesionales para adentrarse en este concepto y poder ayudar a las personas a mejorar su autopercepción, su autovaloración, sus relaciones con los demás y, por supuesto, para conocerse mejor a sí mismas. Veamos.

  • Autoestima derrumbada: según Ross, las personas con autoestima derrumbada o baja son aquellas que no tienen aprecio hacia sí mismas y que pueden llegar a sentir pena o vergüenza. No se sienten a gusto consigo mismos ni con su forma de vida. Son muy sensibles, ‘moldeables’ e influenciables por las situaciones negativas o positivas y las opiniones de las personas con las que se encuentran en su camino. Si alguien dice algo negativo les dañará, mientras que si es positivo aumentará su autoimagen.
  • Autoestima vulnerable: en condiciones normales, las personas con autoestima vulnerable presentan una buena valoración sobre sí mismos. Sin embargo, ante una situación complicada como la pérdida de un ser querido o una ruptura sentimental, muestran su fragilidad. Esta inseguridad provoca que no sean capaces de tomar decisiones por miedo a equivocarse y desarrollarán mecanismos de defensa para no enfrentarse a este tipo de situaciones.
  • Autoestima fuerte: a diferencia de las personas con autoestima vulnerable, los individuos con un concepto de sí mismos fuerte son capaces de hacer frente a la adversidad. Ningún error o bache influye en la valoración e imagen que tienen sobre ellos mismos y no tienen miedo al fracaso. Es decir, las circunstancias externas y los acontecimientos de vida tienen poca influencia sobre la autoestima. Lejos de ser personas egocéntricas y egoístas, desbordan optimismo, vitalidad y humildad.

Una buena autoestima es importante para que la persona sea capaz de cumplir sus objetivos, se reconozca a sí misma y tenga un buen autoconcepto, una identidad definida (quién es, cómo es, qué quiere y hasta dónde desea llegar). Con una buena autoestima la persona podrá llevar una vida alineada con sus valores y sus prioridades. Le posibilitará quererse a sí misma, autocuidarse, y que tenga un enfoque de aprendizaje y de perseverancia cuando las cosas no salen como ella espera. Es importante también para sentir que su vida tiene valor y que es ella quien define el rumbo que quiere llevar en su existencia. Todo ello favorece que la persona se sienta plena, se encuentre bien consigo misma sin importarle tanto la opinión de los demás.

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