Cariño, admiración y respeto tributan los vecinos del consejo popular Antonio Maceo, de Cacocum, al cuasi centenario Mario Gálvez Almenares, declarado ´Artista de pueblo´ por la Casa de cultura de esa localidad, que este 14 de junio conmemora el aniversario 179 del natalicio del Titán de Bronce.
Hombre sencillo, de pueblo, cuya historia poética y revolucionaria enaltecen sus 98 años de edad, es Mayito, como todos le conocen en la comunidad de Maceo, donde reside desde la adolescencia y aunque su nombre, Mario, es una derivación de Marte, dios de la guerra, se ha distinguido siempre por su carisma, amabilidad, energía y actitud positivas ante la vida.
En cierta ocasión, al hacer públicos sus valores e incuestionables méritos personales, sólo comentó: “de mi padre lo aprendí”. Es que, por ser el primero de los 11 hijos de Mario y Luz Marina, desde niño acompañaba al padre en la producción de carbón vegetal y el corte cañas, en busca del sustento familiar.
Desde entonces comenzó a escribir versos rimados, que luego compartía con sus amiguitos del barrio ´Las Aralias´, de Maceo, donde ha residido desde los 10 años de edad, cuando la familia se mudó de El Yayal.
Como Mayito no pudo estudiar y sólo aprendió a escribir su nombre y algunas palabras durante la Campaña de alfabetización, se apoyaba en otras personas para que escribieran sus versos.
Sus inquietudes artísticas eran tales que, en la otrora ´colonia Coto´, de San Germán, hoy Urbano Noris, integró un grupo musical; en 1948 fue el abuelito del programa ´Tribuna guajira´, dedicado a los campesinos y que conducía Reynerio Almaguer Paz (destacado revolucionario holguinero, miembro del Movimiento 26 de Julio y líder de las luchas campesinas, que resultara asesinado por la tiranía de Fulgencio Batista, el 21 de junio de 1957). Al recibir una carta de recomendación del joven Mayito, Reynerio la leyó en vivo y puso en sus manos el micrófono para que hiciera una improvisación poética.
Al triunfar la Revolución, Mario participó en una gran congregación de campesinos en La Habana, todos con sombreros de yarey y el tradicional machete a la cintura. Seis de ellos fueron invitados a cantar en una tribuna, ante la presencia del Comandante en Jefe Fidel quien propuso que el premio, en metálico, fuera entregado a Mayito, por resultar, según el líder de la Revolución cubana, el que mejor reflejó las arbitrariedades de la dictadura de Batista.
En otro momento fue invitado a una grabación, en Batey Nuevo, Cacocum, del programa televisivo ´Palmas y cañas´, donde tuvo la oportunidad de compartir escenario con Celina González y Reutilio Domínguez, un respetable dúo de música campesina muy seguido por los cubanos.
La dirección de cultura en Maceo le otorgó recientemente la condición de ´Poeta de Pueblo´, en reconocimiento a su amplia trayectoria poética compartida con su pueblo, como explicó Yunior Felipe Figueroa, director de la casa de cultura de ese consejo popular.
Parte de esa obra poética fue registrada, en el año 2008, en un folleto editado por el periodista Edilberto González Gálvez, con la colaboración de Yolanda Fernández, Hilda Lina Quesada y el fallecido colega Ángel López Castillo, cuyas 21 poesías y décimas reflejan una amplia diversidad temática. El poemario cuenta con los datos biográficos del autor.
Mayito, el revolucionario
Este criollísimo juglar campesino, que nació en 1926, como Fidel Castro, pasó muchas vicisitudes en el pasado, sufrió atropellos en tiempos de dictaduras y de acoso permanente cuando comenzó a colaborar clandestinamente acopiando y entregando medicamentos, junto a otros compañeros, a tropas del Ejército Rebelde que operaban en el territorio.
Incansable trabajador en las colonias cañeras de los centrales Maceo y San Germán, desde 1956, con el triunfo de la Revolución continuó vinculado a la industria de su localidad hasta el momento de jubilarse, tras una amplia hoja de servicios en lo laboral, sindical y como integrante de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), primero, y de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), después, sin separarse de su condición de trovador, con el favor de la tradición de canturías y serenatas, prevalecientes en su terruño.
Este 14 de junio, cuando los pobladores de Maceo visiten los monumentos erigidos al Titán de Bronce en la plaza y el parque central, para rendirle honores, seguramente pensarán en las ocasiones en que Mayito, su poeta de siempre, compartió su arte en esta y otras fechas históricas, además de que, como expresó José Martí: “No hay cosa más bella que amar a los ancianos”.
Considero que sea de su interés conocer cómo la historia de la comunidad de Maceo comenzó a escribirse desde que, en 1923, ese ingenio, nombrado entonces Arroyo Blanco S.A. hizo su primera producción de azúcar, tras ser trasladado, en piezas, por ferrocarril, desde Camagüey y 20 años después se le adicionó una destilería (Yaguabo S.A.) de aguardiente y alcohol absoluto.
Con el triunfo de la Revolución fue nacionalizado el central, uno de los últimos montados en Cuba, completando el nombre de Antonio Maceo, que, en 1961 hizo su primera zafra del pueblo y en el año 2005, como parte de la reconversión azucarera, se convirtió en la Empresa agropecuaria actual, con el mismo nombre.
Sobran razones para que Mario Gálvez Almenares se sienta reconocido por haber honrado poéticamente y con su vida, la memoria de Antonio Maceo y del invicto Comandante Fidel Castro Ruz.
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