El Valbanera, un buque de la compañía española Pinillos fue protagonista de una de las grandes tragedias de las emigraciones canarias y españolas, rodeada todavía de misterios.
El Valbanera era un típico barco de pasaje que acostumbraba a hacer la ruta de la península Ibérica a América. Siguiendo su historia podemos comprender las características de este tráfico tan lucrativo para las grandes empresas de navegación y tan esperanzador para una multitud de pobres emigrantes.
Fue construido en 1906 en Inglaterra para la compañía Pinillos. Entonces los astilleros de ese país tenían fama de estar entre los mejores del mundo. Proviene su nombre de la virgen Valvanera, muy venerada en La Rioja. El primer inconveniente surge cuando el escribiente confundiendo V con B lo inscribe en el registro de buques como el Valbanera lo que se consideró como un mal presagio. Tenía capacidad para mil 200 pasajeros. El buque recibió varias reformas en su estructura luego de comenzar a ser operado por la empresa Pinillos. Entre ellas estaba el que se le añadió una nueva cubierta de pasaje. El puente de gobierno fue situado sobre esta nueva estructura.
Estos buques dividían el pasaje según la posibilidad que tuviera cada uno de pagarse lujos y comodidades. Generalmente había cuatro clases primera, segunda, tercera y emigrantes. Las facilidades para el viaje tenían un amplio diapasón, la primera clase con sus categorías de lujo, clase preferente, además de un camarote poseía hasta un pequeño salón de esparcimiento. Las otras clases gozaban de camarotes, pero en ocasiones tenían que ser compartidos con otros pasajeros.
La clase o categoría de emigrantes hacía el viaje de una forma bastante incómoda. Para ellos no existían camarotes. Se les situaba en los entrepuentes de las bodegas. Allí dormían en literas metálicas de varios pisos que formaban largas hileras sin privacidad. El Valbanera salía de Barcelona, hacia escala en Málaga, Cádiz y en varios puertos canarios. Desde allí iniciaba el viaje a las Antillas.
En su último viaje zarpó de Barcelona, el 10 de agosto de 1919, rumbo a Málaga. El 13 sale desde este puerto con mercancía y 34 pasajeros. En el Puerto de Cádiz se incorporan 521 pasajeros. En las Islas Canarias recoge a 677.
La llegada del buque a los puertos canarios se anunció por la prensa local como era costumbre. Un ejemplo de esto fue lo publicado por un periódico de Santa Cruz de Tenerife: “El moderno y rápido vapor de dos hélices y ocho mil toneladas Valbanera, pasará por este puerto con destino a los de Santiago de Cuba y Habana en la primera quincena de Julio próximo, admitiendo pasajeros y carga, debiendo dirigirse las solicitudes de hueco con la oportunidad debida, al agente de la Compañía en esta Plaza.” (1)
Al levar anclas en La Palma, con destino a Las Antillas, llevaba a bordo a mil 142 pasajeros y 88 tripulantes. Luego se recordaría que en la maniobra perdió un ancla. Asunto considerado de mala suerte por los marinos. Pero llegó sin novedad a San Juan de Puerto Rico. Continuó para Santiago de Cuba donde atracó el 5 de septiembre de 1919. La mayoría de sus mil 152 pasajeros tenían reservado el pasaje hasta La Habana. Sin embargo, 742 desembarcan en el puerto de Santiago de Cuba.
Esto creó uno de los más comentados misterios sobre este trágico barco. ¿Por qué desecharon el atrayente puerto de La Habana y desembarcaron en Santiago de Cuba habiendo pagado el pasaje hasta la capital de Cuba? Por la gran cantidad de pasajeros que tomaron esa decisión se ha creado un misterio sin respuesta todavía.
El asunto nunca se ha visto desde los senderos del azúcar. En esos años estaba en pleno auge el salto azucarero en el oriente de la isla. En 1919 la zafra fue de 4 180 621 toneladas métricas, de ellas el 24.82 por ciento se produjo en la provincia de Oriente. (2)
Lo que conllevó también un auge de numerosos poblados y ciudades vinculadas directa o indirectamente a estas zonas azucareras. Cualquiera de estos pasajeros desembarcados del Valbanera en Santiago de Cuba podía llegar a los centrales azucareros Boston y Preston y a la población de Banes, sede de las oficinas e instalaciones de la United Fruit Company.
Desviándose un poco se encontraría con el puerto de Antillas sobre la gigantesca bahía de Nipe. Por allí se exportaba una gran cantidad de azúcar de Oriente y Camagüey. También estaban en funcionamiento el puerto de Banes, el subpuerto de Preston, el de Felton, el de Tánamo. Si nos limitamos al territorio holguinero nos encontramos que habían sido fundados varios centrales azucareros como el Alto Cedro, como el Báguanos, Rey, Tacajó y el San José.
En otras regiones de Oriente se construyeron otros centrales. El largo proceso independentista cubano iniciado en 1868 y concluido en 1898 disminuyó considerablemente la población. Las empresas propietarias de esas industrias promovieron el traslado de masas de obreros, primero de Canarias y luego de Las Antillas.
Es muy posible que la noticia de la posibilidad de encontrar trabajo en esos lugares se extendiera entre los pasajeros al llegar el buque a Santiago de Cuba. Con el don mágico que tienen los cubanos de exagerarlo todo la información debió de llegar sobredimensionada a los oídos de estos pobres emigrantes, y muchos decidieran desembarcar. Al zarpar hacia La Habana llevaba a bordo 488 personas entre tripulantes y pasajeros. El resto se había quedado en Santiago de Cuba.
En aquellos momentos en el Caribe se había desatado un fuerte huracán. Lo rudimentario de las predicciones meteorológicas de la época impidió que el buque fuera puesto sobre aviso para enfrentar la tormenta. En la noche del 9 en la bahía de La Habana avistan el buque, que pide práctico por medio de señales con una lámpara Morse. Se le respondió que por la tormenta el puerto estaba cerrado. El capitán contesta que enfrentaría la tormenta en alta mar.
El 19 de septiembre el buque fue descubierto por un guardacostas estadounidense en un bajo arenoso en Half Moon Shoal. Estaba a 12 metros de profundidad, no se encontraron sobrevivientes. Al parecer la tormenta causó una rotura en el timón y las maquinas, por lo que quedó sin gobierno. En estas circunstancias fue arrojado sobre el bajo arenoso. Al embarrancar se volcó y las olas enfurecidas se encargaron del resto.
La ausencia de una llamada de socorro se supone que se debió a que los vientos arrancaron la antena telegráfica. Todos los pasajeros y tripulantes fallecieron. No se realizó ninguna investigación oficial sobre el naufragio lo que incrementó el misterio sobre el desdichado buque.
En España y Canarias la muerte se sobredimensionó, pues no se ofreció una información detallada sobre los sobrevivientes. Se sabía que una parte de los pasajeros había descendido en Santiago de Cuba, pero no se publicaron listados de los fallecidos. La desesperación inundó las islas.
Los que abandonaron el buque en Santiago de Cuba escribieron de inmediato a su casa. Pero el correo en la época era lento. La correspondencia iba llegando paulatinamente creando manchones de genuina alegría. Mientras los familiares de las víctimas se aferraban a la esperanza de que la carta dirigida a ellos se hubiera retrasado o extraviado. El tiempo de la esperanza es muy prolongado por lo que es de suponer que la incertidumbre de aquellos infelices se extendió por meses, quizás años o indefinidamente.
Aunque el hundimiento del Valbanera fue un caso extremo y excepcional en los viajes a Cuba resumía los muchos peligros que significaba el atravesar el Atlántico. Es difícil conocer cuántos canarios y españoles perecieron en sus viajes a Cuba y América.
Es posible que algunos de los antepasados de los holguineros actuales fueran aquellos pasajeros del Valvanera que se ilusionaron con trabajar en algunos de los centrales azucareros o los muelles de unos de los puertos fundados por el auge económico. Quizás nunca sabremos sus nombres y el misterio de por qué tantos pasajeros del Valbanera con pasaje hasta La Habana se quedaron en tierras orientales nos acompañará por siempre.
Citas y fuentes.
- La Prensa. 24 de junio de 1919, Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias.
- Manuel Moreno Fraginal, El ingenio complejo económico social cubano del azúcar, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978, pp. 47 y 61.
Otras Fuentes consultadas.
- Juan Carlos Díaz Lorenzo. La Palma, escala en la ruta de América. Madrid (2001).
- Fernando García Echegoyen. El misterio del Valbanera. Madrid (1997).
- Mario Luis López Isla y Esther Lidia Vázquez Seara, Valbanera. El Titanic de la emigración canaria (en la prensa de la época). Santa Cruz de Tenerife (2000).
- José Luis Torregrosa. Naufragio del Valbanera. http: www.mgar.net-index.html.
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