Emociones

Las emociones: una brújula para entendernos a nosotros mismos

Esta semana tuve el placer de organizar y conducir un taller sobre la importancia de las emociones en nuestras vidas en el que participaron cuarenta personas, (médicos, psicólogos, psiquiatras, y otros profesionales de diferentes áreas). Para su desarrollo me auxilié de algunos recursos: conferencias, conversatorios, técnicas participativas y cinedebate didáctico.

Los talleristas se mostraron motivados, y es que las emociones, esos fenómenos psicofisiológicos que todos experimentamos, son parte esencial de nuestra existencia, cada una tiene su propio impacto en nosotros, de ahí la validez de cualquier intento de aprendizaje sobre el tema. Quiero compartir en esta columna las principales ideas y tópicos tratados.

La palabra emoción proviene del latín emotio o emotionis, que a su vez deriva del verbo emovere (desalojar de un sitio, hacer mover o impresionar). Es muy interesante que la propia etimología aluda al movimiento: la emoción nos saca de nuestro estado habitual, nos mueve hacia otro estado diferente.

¿Qué son las emociones?

Las emociones son la manera natural en la que reaccionamos a lo que ocurre a nuestro alrededor. Constituyen, de algún modo, nuestro superpoder como seres humanos porque tienen una función adaptativa.

Son respuestas o reacciones fisiológicas del cuerpo no solo ante cambios o estímulos que aparecen en nuestro entorno sino también en nosotros mismos, ellas permiten que podamos conocernos un poco mejor y que comprendamos la manera en que nuestros pensamientos y nuestro mundo afectivo funcionan. Muchas veces el desconocimiento de los patrones de reacción ante los estímulos propicia que no tengamos una adecuada compresión sobre el por qué actuamos de una u otra manera, o que ni siquiera podamos comprender muy bien qué es lo que nos pasa cuando a ratos nos sentimos “raros”.

Su función principal es ayudarnos a sobrevivir, actuar y adaptarnos a nuestro entorno. Son una brújula interna que nos va dando una importante fuente de información sobre cómo estamos, cómo nos impactan las cosas que vivimos. Además regulan nuestras conductas ya que nos impulsan para actuar en una u otra dirección. Es importante no reprimirlas, ni avergonzarnos por ellas.

Las emociones son universales y comunes a todas las culturas y se manifiestan en tres áreas de las personas:
  • En el cuerpo. Ante la presencia de una emoción se desencadenan una serie de cambios corporales involuntarios. Por ejemplo, cambios en la sudoración, en las sensaciones viscerales (la tripa), aumento o disminución del ritmo cardiaco, cambios en el sueño, sensaciones en el pecho, los músculos, cambios en la coloración de la cara.
  • En los pensamientos. Cuando aparece una emoción puede alterar el tipo de pensamientos que tenemos, su intensidad, su frecuencia. También puede alterar otros procesos cognitivos, como la memoria, el nivel de atención y la concentración.
  • En el comportamiento. Por lo general las emociones nos proporcionan un determinado impulso para actuar en una u otra dirección. Por ejemplo, mientras el asco nos lleva a alejarnos, la tristeza nos invita a recogernos.
Las seis emociones básicas

Tipos de emociones

Se conoce como emociones básicas o primarias a aquellas respuestas emocionales universales que son iguales en todas las culturas y a la vez son esenciales para la supervivencia del ser humano, aparecen automáticamente, son innatas (se manifiestan desde el nacimiento) y son comunes a todos los seres humanos independientemente de su contexto sociocultural. Cada emoción básica tiene una expresión facial reconocible.

Fue en 1972 cuando el psicólogo Paul Ekam hizo su definición de las 6 emociones básicas: ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa, y afirmó que independientemente de la cultura, son ejes importantes en la construcción de la estructura psíquica de las personas. Por lo tanto, se las considera como emociones universales.

Tras la aparición de numerosos estudios relacionados con los del experto, esa clasificación es considerada fundamental para entender la Inteligencia Emocional, que es la habilidad de reconocer, identificar y gestionar apropiadamente las emociones que vive cada persona.

Intensa-Mente (Inside Out) una película que nos enseña sobre las emociones

El Cinedebate Didáctico de este filme fue la última actividad del taller, con toda intención. El cine tiene muchos recursos técnicos y artísticos para contar historias, esos recursos nos permiten comprender mejor diferentes aspectos de la historia, de la vida, o de nuestro mundo emocional.

Inside Out (titulada Intensa-Mente en Hispanoamérica), es una película estadounidense de animación por computadora en 3D de comedia dramática y aventuras del año 2015, producida por Pixar Animation Studios y distribuida por Walt Disney Pictures. Su trama, con rasgos fuertemente psicológicos, se desarrolla en la mente de una chica llamada Riley Anderson, donde cinco emociones (Alegría, Tristeza, Temor/Miedo, Furia/Ira y Desagrado/Asco) buscan guiarla en el día a día de su vida. Fue dirigida y escrita por Pete Docter y Ronnie del Carmen.

Cartel del filme Intensa mente
Cinco pequeñas criaturas habitan en la mente de Riley, cada una de ellas representa la alegría, el miedo, la tristeza, la ira y el desagrado. Foto: (Internet)

La película parte de lugares comunes para desmitificarlos. De eso trata el filme, de reivindicar lo que comúnmente no debería ser, aquello que se evita por considerarse negativo. En una sociedad en la que ser feliz es primordial, una obligación, donde los mensajes van dirigido a consumir felicidad, este largometraje exalta sentimientos que suelen ser menospreciados.

La historia parece ser sencilla. La vida de una niña desde su nacimiento hasta que cumple los 11 años de edad. La complejidad del asunto está en lo que pasa en su cabeza mientras descubre el mundo, las emociones que produce y las reacciones ante situaciones que empiezan a ser para ella nada convencionales.

Su mente está poblada especialmente por cinco pequeñas criaturas que habitan en su cerebro, cada una de ellas representa la alegría, el miedo, la tristeza, la ira y el desprecio. Como si manejaran un avión se encargan, a través de un panel de control, de elegir los comportamientos de la persona en determinados momentos.

Todos están de acuerdo en que Riley, la protagonista, debe ser feliz. No importa qué ocurra, puede molestarse o asustarse temporalmente, pero lo ideal es que siempre sonría. Lo demás, aunque sea inevitable, debe ser lo menos común. La alegría es un dogma que se convierte en imposible cumplimiento continuo.

Es en ese momento que la película empieza a sorprender con giros totalmente bien logrados al convertir la mente humana en un mundo de ensueños, donde cada pensamiento es representado de diferentes formas mientras dos de las pequeñas criaturas luchan por encontrar una solución al caos  en el que se ha convertido la joven desde que sus padres deciden mudarse de Minnesota a San Francisco. El hecho es difícil de superar, el desarraigo es una acción dolorosamente desconocida que hace que la mente deje de ser esa zona de confort en la que prevalece la alegría.

El largometraje es divertido para los niños por las aventuras, el buen humor y las buenas imágenes en pantalla, pero para los adultos es un ejercicio de introspección sobre lo que somos y qué pensamos sobre emociones tan importantes como aquellas que suman meramente placer.

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