Aferrado a sus raíces campesinas y aprovechando las oportunidades de la juventud cubana de desarrollarse espiritual e intelectualmente, el velasqueño Víctor Domínguez Rodríguez se distingue como extensionista de prácticas agroecológicas, narrador y poeta.
Ingeniero agrónomo, asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Felipe Gutiérrez, de la comunidad rural El Uso —a unos cuatro kilómetros al Este, de Velasco— , Víctor hace honor a su nombre, de origen latino, que significa victorioso, vencedor.
¿Herencia familiar?
«Bueno, desciendo de una familia de arraigadas tradiciones campesinas, que no se doblegaba ante las condiciones adversas del clima, y cuando se afectaba una plantación por esa causa, en vez de lamentarse, volvía a alistar las tierras, a sembrar de nuevo y atender debidamente los cultivos. Así soy también y no solo en el cultivo de la tierra, sino, en todo lo que hago.
«De mi bisabuelo, Idael Salcida (Güé Güé), heredé las tierras que trabajo y un poco más al Este, en La Naza, están las de mi padre, Víctor, como yo, quien está asociado a la CCS Calixto García. Ambas fincas son agro ecológicas y compartimos nuestras experiencias con jóvenes productores, porque resulta muy necesario proteger los cultivos, evitar la erosión del suelo y no utilizar productos químicos que resultan tóxicos, perjudicando la calidad del suelo y la salud humana».
¿Y lo poético?
«Esa necesidad de escribir versos viene de mi tatarabuelo, Indalecio Leyva, de quien hice una minuciosa investigación en busca de mis raíces y de esa manera conocí que era un apasionado a las espinelas, es decir, las décimas guajiras, que escribía con dominio de su técnica y gustaba compartirlas con familiares y amigos.
«Desde los 11 años comencé a escribir poesías libres, luego sonetos y leía décimas en la escuela y otras actividades comunitarias, al tiempo que fue creciendo mi interés por la espinela. Un buen día, respondiendo a una convocatoria de la destacada poeta velazqueña, Miriam Peña Leyva, participé en una de sus tertulias a las que usualmente concurren buenos narradores, se puede interactuar y uno aprende mucho.
«Además de participar en la tertulia Ala Décima, me vínculo con la Casa de Cultura, fundada hace 32 años y que honra el nombre de Félix Varona Sicilia (destacado promotor cultural e hijo ilustre de Velasco), y con la Casa de la Décima, creada en 2022.
«De esa manera me vinculé, además de Miriam Peña, con otros poetas consagrados, como Gilberto Cruz, Pucho, Marcelo leal Moreno, Miroslava Pérez Dopaso, quienes me han dedicado tiempo, apoyo, conocimientos.
«Gracias a ese aprendizaje he podido interactuar en actividades, participar en concursos y recientemente fui invitado al programa Para leer mañana, del canal educativo. También he sido invitado a la peña Café con verso y a la próxima Feria del libro, donde presentaré mi libro Agroecología en Décimas».
¿Principales reconocimientos?
«En primer lugar, uno que recibí desde el exterior, ´por el apoyo a la cultura y la humanidad; otros por mi contribución al cuidado del medio ambiente y la promoción de prácticas agroecológicas, así como la participación de algunas de mis décimas, poesías libres, sonetos y cuentos».
¿Publicaciones?
«Ah, sí, he tenido el gustazo de que me publicaran en México mis dos primeros libros, martes 13 y Agroecología en décimas, cuyas experiencias me motivan a continuar escribiendo y ya está en proceso otro material poético, que pienso, también tenga buena aceptación».
Cuentas con una linda familita
«Por supuesto, pues es en la familia donde se logra la mayor estabilidad espiritual y es la base de lo que hacemos con y por amor. Los valores heredados de mis padres, como hijo único que soy, y que ellos recibieron de los suyos, trato de trasmitirlos a mi pequeña Adriana, quien, con apenas cinco años de edad, ya debutó en una actividad comunitaria, puesto que mi esposa, Yoslaidis Blanco y yo, estimulamos su talento.
«Otras familias agradecen a Víctor por ser un promotor cultural de tradiciones campesinas y prácticas agro ecológicas, que presta atención a niños, que prometen ser futuros poetas y declaman, sobre todo, décimas humorísticas en las actividades escolares y otros escenarios de la comunidad, además de participar en un taller que ha creado en su propio hogar».
Camino por transitar
Como no hay nada como sembrar en la tierra y en las almas, Víctor sabe administrar su tiempo para hacer todo lo que le hace sentir feliz. De esa manera, el pasado año se tituló como ingeniero agrónomo en un curso por encuentros, resultando el mejor graduado; saca provecho a la tierra, sudando mucho la camisa; escribe las ideas y versos que le sorprenden en cualquier lugar donde se encuentre; comparte sus conocimientos de agro ecología con otros campesinos e interactúa con poetas en diferentes peñas y talleres.
Con 27 años de edad, este poeta y narrador, con dos libros publicados hasta la fecha, no puede distanciarse de las tradiciones, cultura y mejores prácticas campesinas, que promueve y defiende con su ejemplo personal y en las obras que dicta su corazón
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