Bijarú bajo el fuego mambí es un acontecimiento olvidado por los historiadores. Máximo Gómez, aquel 23 de septiembre de 1869, mientras sus exploradores observaban como una columna española avanzaba sobre ese lugar comprendió que solo tenía dos posibilidades morir o matar. En aquellos momentos de derrotas gran parte de la esperanza de la dirección de la revolución independentista cubana se centró en la jurisdicción de Holguín. Los españoles habían desarrollado una intensa ofensiva conocida como «Creciente de Valmaseda» que desalojó a los insurrectos de Bayamo y Manzanillo, se intensificaba sobre Jiguaní y Santiago de Cuba. A Holguín no había llegado esta ofensiva, por lo que allí se encontraba una importante cantidad de tropas. El plan del gobierno cubano era detener a Valmaseda en las tierras holguineras.
Lea también: Los caminos de la encrucijada holguinera
Máximo Gómez, Jefe de Jiguaní, fue designado para el mando de la división holguinera. El 20 de agosto de 1869, al frente de 200 jiguaniceros, ocupó la jefatura de la división, que estaba acéfala. Julio Grave de Peralta, el jefe local de más arraigo, había sido destituido y sometido a un proceso por el general Thomás Jordán, en aquellos momentos jefe del Departamento Oriental. Este consideró que Grave de Peralta no lo apoyó en sus operaciones que desarrolló en la comarca holguinera, entre mayo y junio de 1869. Absuelto del proceso fue designado segundo jefe de la división.
Los soldados holguineros y los jiguaniceros, que combatieron bajo las órdenes de Máximo Gómez estaban relativamente bien armados. Muchos de ellos poseían fusiles traídos en la expedición del Perrit en mayo de ese año. El problema más serio era la escasez de parque. Poco después de la llegada de Gómez la única reserva de parque fue destruido por el enemigo. (1)
Gómez ordenó una concentración de tropas holguineras en un lugar conocido por el Pesquero, en la zona occidental de Holguín. Allí llegaron a reunirse alrededor de 400 soldados bajo el mando de Manuel Hernández Perdomo, José Gorgas y otros jefes locales. La primera medida que tomó fue confiscar los caballos y reses de algunos insurrectos, que se presentaron a los españoles, hasta aquel momento los jefes locales habían respetado esas propiedades.
Decidió iniciar la campaña atacando un fortín. Escogió el de La Cuaba a unos 10 kilómetros de la ciudad de Holguín. El plan consistía en concentrar las tropas de Camazán y de allí marchar hacia la acción.
El jefe de los insurrectos de la zona de Camazán, Capitán Manuel Rodríguez, no actuó con discreción y la información llegó hasta los oídos de uno de sus soldados que se presentó a los españoles, y los alertó. Los colonialistas emboscaron y dispersaron a un destacamento que desde Camazán iba a -aprovisionarse de viandas para la concentración, en la cercana zona de cultivo del Macio. Gómez cambió sus planes y atacó el poblado de Cañadón, situado en el cuartón de Samá bastante alejado de la ciudad de Holguín. El asalto se produjo el 21 de septiembre. Según Enrique Collazo, el general atacó el caserío y lo «… saqueó en parte, no pudiendo tomarse el fuerte». (2)
Este tipo de acción fue bastante frecuente, durante la guerra de los 10 años. Los cubanos, por falta de artillería y parque, generalmente, no podían tomar los fortines. El enemigo abandonaba el poblado y se situaba en el fortín y otros lugares protegidos. Los mambises ocupaban todo lo que encontraban en las bodegas y casas particulares. Estos tipos de acciones fueron un factor importante en el abastecimiento del ejército libertador y desconcertaban al enemigo.
Gómez, con su tropa, después del ataque acampó en Bijarú. Este lugar está situado en el actual municipio de Banes. Un insurrecto desertó y se presentó a los españoles. En el poblado de Fray Benito se organizó una columna de 105 hombres que, guiados por el traidor, marchó hacia Bijarú. Otra tropa procedente de La Palma, debía atacar simultáneamente el campamento cubano. En la tarde del 23 de septiembre ya la columna procedente de Fray Benito estaba cerca de Bijarú.
«Después de una marcha sumamente difícil y penosa, informaba el jefe de la columna española, por las veredas más intransitables llegué a las cuatro de la tarde a media legua de Bijarú sin que el enemigo pareciese haber notado mi movimiento; esperé a la fuerza procedente de la Palma para llegar simultánea mente pero como a las cuatro y media empezaron los tiroteos y señales del enemigo hacia el lado de mi marcha. Aunque no oyendo igual señal respecto a la otra fuerza precipité el paso logrando apoderarme de dos grandes trincheras antes que el enemigo pudiera defender las desemboqué antes de las cinco en la pequeña sabana de Bijarú siendo recibido en el acto por un fuego muy nutrido por parte de unos 200 insurrectos parapetados en una fuerte posición atrincherada dentro de la cual tenían su cuartel». (3)
Los insurgentes fueron desalojados de sus posiciones y se refugiaron en las alturas cercanas, los españoles ocuparon el campamento. Los cubanos rodearon con sus tropas el improvisado campamento enemigo y los caminos de acceso. La tropa de La Palma, que llegó tardíamente, fue hostilizada. Pero logro unirse a los que habían ocupado el campamento mambí. Al caer la noche los independentistas comenzaron a disparar » … desde los cerros que dominan completamente y a medio tiro aquella posición». (4)
Los hispanos se vieron rodeados por un enemigo que los hostigaba sin dejarse ver. Todavía con el nerviosismo de aquella noche de pesadilla el jefe español escribió: «Formando pues a las 11 de la noche la gente en el mayor silencio y colocados del mejor modo posible los heridos, mandé emprender la marcha…» (5) La marcha se convirtió en una precipitada fuga que se prolongó hasta las dos de la madrugada.
Hoy el combate de Bijarú permanece olvidado por la historiografía. Incluso los acuciosos estudios sobre Máximo Gómez apenas lo mencionan. Si nos situamos en las circunstancias en que se desarrolló, en momentos en que los españoles llevaban a cabo una intensa ofensiva que había desalojado a los mambises de gran parte del oriente de la isla, estamos ante una victoria significativa de los revolucionarios.
CITAS
1.- Museo Provincial de Holguín. Fondo Julio Grave de Peralta. Libro de borradores de correspondencia, número 600.
2.- Enrique Collazo, Cuba Heroica, La Habana, 1912, p. 274.
3.- Museo Provincial de Holguín, Fondo Guerra del 68, número 442.
4.-Idem.
5.-Idem.
- El olvidado sufrimiento de los padres mambises - 1 de diciembre de 2024
- Un brindis mambí por Cuba, España y Francia. - 19 de noviembre de 2024
- David y los senderos del espacio y el tiempo - 17 de noviembre de 2024