Si como dejó sentado José Martí: “el arte es la forma de lo divino”, la joven narradora oral escénica Daimarelys López Saavedra tiene el don de esculpir en los corazones cada una de sus presentaciones públicas y clases que imparte a niños, que beben de su sabiduría.
De niña soñaba con ser artista y actuaba en las actividades que se organizaban en las escuelas, primaria, Enma Rosa Chuí, del reparto Ramón Quintana y secundaria básica Juan José Fornet Piña, donde integró, como solista, el grupo musical ´Vértice´.
Su perseverancia la condujo a la escuela de instructores de arte, con notorios resultados en las asignaturas de la especialidad como dramaturgia, expresión escénica, actuación, diseño y teatro, incluyendo el dedicado a los niños.
Entre la música y el teatro se decidió por el segundo, pasando entonces esa escuela y posteriormente, combinando el trabajo con el estudio, hizo la Maestría en Comunicación Social, que concluyó con excelentes notas.
Esta virtuosa holguinera que, en julio venidero cumplirá 37 años de edad, ha sabido sacarle brillo a la vida sin perder los encantos de su sencillez y simpatía, sumando además en su etapa juvenil, su participación voluntariamente, en actividades de protocolo, producción artística y relaciones públicas en diversos eventos como Semana de la cultura holguinera, Romerías de mayo, Festival Internacional de cine de Gibara, Festival de la luna llena, Fiesta de la Cultura Iberoamericana y las Ferias del libro, entre otras.
Actividades que continuó apoyando una vez graduada, porque “se aprende mucho en las relaciones con personas maravillosas de Holguín, Cuba y diferentes partes del mundo. Eso se agradece y nadie me lo quita”, acotó.
Este mes de enero, en el que se sumará a las actividades por el aniversario 171 del natalicio de José Martí Pérez, también brindará su arte en la Casa de Cultura Dositeo Aguilera, con una narración oral escénica de un cuento del poeta y escritor Luís Caissés Sánchez, titulado “El niño y la Flor”.
Y el 21 hará otra presentación especial, a propósito del Día del teatro cubano, que se celebra cada 22 de enero, en recordación del trágico suceso del Coliseo Villanueva, en La Habana. (En esa fecha de 1869, poco después del inicio de la guerra independentista, voluntarios españoles respondieron agresivamente contra los presentes en ese centro cultural, tras escuchar un enérgico ¡Viva Céspedes!, pronunciado por un popular guarachero, aunque las informaciones son imprecisas, se conoce que, en aquel triste acontecimiento de hace 155 años, hubo muertos y heridos).
Cada presentación de Daimarelys revitaliza su imagen, que es poesía Donde se requiera su presencia, allí estará, sobre todo en las escuelas, comunidades, centros de la salud, el Icap e incluso, tras terminar la Maestría, respondió al llamado de partir a Venezuela, donde cumplió una misión de colaboración en la República Bolivariana de Venezuela.
Resultó muy reconfortante esa misión, que realicé en la poblada comunidad de Dolores, del municipio Rojas, donde pude vincularme y compartir mi arte con los niños del Liceo, la escuela, el hogar de ancianos y la casa de abuelo. Fueron casi tres años de mucha magia en ese lindo intercambio cultural en el que, les mostré mi arte y también aprendí de ellos. Ciertamente me sirvió de crecimiento espiritual y cultural, algo maravilloso”.
De nuevo en Cuba
Contraje matrimonio con un mayabequense, de Güines, y me mudé con él; trabajé en un seminternado de primaria que era centro de referencia, donde formé un grupo infantil de teatro. También trabajé en la Universidad de esa provincia, fundada en 1976, impartiendo en la educación artística, el lenguaje del teatro y el cine, la música y otros temas.
Allí tuve el alto honor de conocer a Aleyda Guevara, la hija del Che, cuya especialidad en Pediatría también benefició a los pequeños del lugar. Se sintieron muy felices.
Después regresé a mi querida Ciudad de Holguín, donde trabajé como comunicadora, en la Fiscalía Provincial y de nuevo, al trabajo con los pequeños, que es lo que más me apasiona y creé nuevos grupos de teatro. Actualmente laboro en la escuela Julio Grave de Peralta y me mantengo en el ámbito del arte, como parte del Grupo de narración oral escénica Pico de Oro, al cual pertenezco, porque eso de contar historias, artísticamente, es muy atractivo para los niños.
Daimarelys comparte su vida entre la familia y el arte
No concibo mi vida sin el arte y sin el agradecimiento eterno a mis padres, por el amor con que nos criaron a mí y a mi hermana, que es especialista en Medicina interna. De ellos heredamos valores que sustentan nuestras vidas; nos han apoyado siempre en la realización de nuestros sueños y, entre los aplausos que recibo en mis principales presentaciones, están los de ellos, que han sido siempre mis principales críticos¨. También tiene un pequeño de seis años, que considera su mejor obra.
Con decenas de reconocimientos de organismos, organizaciones e instituciones, incluyendo la condición ´Jóvenes por la vida´, del Buró Nacional de la UJC, por su contribución en el enfrentamiento a la Covid-19, Daimarelys, cuyo arte es la expresión de lo divino, confiesa que “por las oportunidades que he tenido y la aceptación de mis propuestas artísticas durante tantos años, me siento recompensada, orgullosa, bendecida y feliz”.
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