Cuando visité en Asturias (la tierra de mis ancestros) a Santillana del Mar, me sorprendió que esa bella población no es “santa” Ni es “llana”, con una loma en cada calle, y no tiene “mar”, no está en la costa. Lo mismo me pasa con el Partido Demócrata de los Estados Unidos de América, donde existe de todo menos la muy mentada “democracia”, solo presente en su nombre y que disminuye significativamente mientras ascendemos en la cadena de mando de esa organización política. Ni tampoco es un partido sensu strictu, como vimos en la primera parte de este análisis.
Leer mas: El dilema en las relaciones EE.UU.-Cuba (I)
De la tribu demócrata, John F. Kennedy (el primer y único presidente católico hasta el actual Joe Biden), después del desastre de la invasión de Playa Girón- descalabrada por el pueblo cubano en 66 horas de abril de 1961- y de la Crisis de Octubre, usó la Ley de Asistencia Extranjera para imponer un embargo completo a todo el comercio con Cuba. Al año siguiente, usó la Ley de Comercio con el Enemigo, amplió el “embargo” (bloqueo) para todas las transacciones financieras a menos que el secretario del Tesoro lo autorizara.
El Departamento del Tesoro creó el Reglamento de Control de Activos Cubanos (CACR) para catalogar qué transacciones serian permitidas. Las sanciones de la era Kennedy, al igual que las de Eisenhower antes y de todos los demás después, eran parte de un programa multifacético dirigido al cambio de régimen que incluía sabotaje y ataques paramilitares lanzados desde los Estados Unidos.
Firmó también la Proclama (o Acción Ejecutiva) 3447, que oficializó el bloqueo contra Cuba el tres de febrero de 1962. Murió asesinado el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, en el marco de una extensa conspiración donde exiliados cubanos participaron tanto directa como indirectamente. Así le paga el diablo a quien lo sirve.
La política de «negación económica» del presidente Lyndon B. Johnson se centró en hacer que el bloqueo fuera multilateral.
Estados Unidos sobornó y estimuló por diversas vías a países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA, conocida como “el ministerio de Colonias de EE.UU.”) para que se unieran al bloqueo que cortaba las relaciones diplomáticas y económicas con el archipiélago. Sólo México se negó.
Johnson también prohibió la venta de alimentos a la nación antillana, a la que John F. Kennedy había eximido del “embargo”, y rechazó el argumento del fiscal general Robert F. Kennedy de que los viajes deberían estar exentos porque prohibirlos era antiestadounidense.
La operación de la CIA, con la participación directa de terroristas de origen cubano para destruir la guerrilla de Bolivia y asesinar al Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, ocurrió durante el mandato de Lyndon B. Johnson¹.
El presidente Jimmy Carter antecedió a Barack Obama en pensar “normalizar” las relaciones con Cuba, y como primer paso levantó parcialmente la prohibición de viajar y autorizó a los cubanoamericanos a enviar remesas a sus familiares en la isla.
También consideró levantar el bloqueo de alimentos y medicinas sobre bases humanitarias, pero decidió no hacerlo porque no quería que Cuba dispusiera de más recursos y le diera de esa forma impulso a su economía.
Más tarde, cuando Cuba pidió comprar docenas de tipos de medicamentos disponibles solo de proveedores estadounidenses, el entonces asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski convenció a Carter de negarse pretextando el apoyo internacionalista de Cuba a Angola y Etiopía.
En general no hubo cambios significativos en la política de los Estados Unidos hacia Cuba durante su mandato.
Durante la crisis migratoria de los «balseros», el presidente Bill Clinton cortó las remesas familiares y detuvo los viajes aéreos entre Estados Unidos y Cuba para “castigar” al gobierno de la isla por permitir que los cubanos se fueran del país, en un acto de suprema hipocresía. Los migrantes cubanos rescatados en el mar fueron “internados” en la Base Naval de Guantánamo, de hecho en condiciones de cautiverio.
En 1996, después de que la DAAFAR derribara dos avionetas en defensa del espacio aéreo cubano, hecho en el cual perdieron la vida cuatro miembros de la organización contrarrevolucionaria Hermanos al Rescate, Clinton firmó la Ley de Libertad Cubana y Solidaridad Democrática (conocida como Ley Helms-Burton).
Esta norma codificó las disposiciones del bloqueo y amplió su alcance extraterritorial. Especificó que solo podría levantarse una vez que Cuba se convirtiera en una “democracia multipartidista y de libre mercado”, y compensara a los ciudadanos estadounidenses y cubanoamericanos por las propiedades nacionalizadas después del triunfo de la Revolución.
Para desalentar la inversión extranjera en Cuba, el Título III de la ley permitía a cualquier persona que hubiera perdido propiedad en la isla demandar en un tribunal federal de los Estados Unidos a cualquier individuo o empresa que «traficara» (es decir que hiciera cualquier uso beneficioso) de esa propiedad, poniendo así a los inversionistas extranjeros en Cuba en riesgo de litigio parcializado de antemano.
La Ley Helms-Burton permitió al presidente renunciar a la activación del Título III, por lo cual no entró en vigencia hasta que el presidente Donald Trump decidió no renovar la exención en 2019. Este es uno de los más brutales y perniciosos componentes del bloqueo.
Durante la visita a Cuba en 1998 del Papa Juan Pablo II, Bill Clinton restauró el servicio aéreo chárter y las remesas familiares, y alivió las regulaciones de viaje para permitir que los residentes en los Estados Unidos, en particular los católicos “cubanoamericanos”, fueran a la isla a ver al Pontífice.
Un año más tarde, autorizó la expansión del servicio aéreo y las remesas «donativas». También inauguró los viajes «pueblo a pueblo», lo que permitió a los residentes de Estados Unidos visitar Cuba para una variedad de fines culturales y educativos. Al final de la administración Clinton, unos 250 mil estadounidenses visitaban la isla.
El cabildeo de los estadounidenses para el comercio humanitario con Cuba, una alianza de unas 600 organizaciones empresariales y 140 grupos religiosos y de derechos humanos organizados por la Cámara de Comercio, lograron eliminar el embargo sobre las ventas agrícolas a la isla en la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Mejora de las Exportaciones.
Para “apaciguar” con típica politiquería y falta de moral a los opositores agrupados en la mafia de Miami, los líderes del Congreso acordaron al mismo tiempo prohibir cualquier financiamiento del gobierno de los Estados Unidos o del sector privado a tales compras.
También acordaron impedir el «turismo», definido como cualquier visita a Cuba no incluida en las 12 categorías previamente autorizadas de viajes legales. A pesar de las restricciones crediticias, Cuba comenzó a comprar alimentos a productores estadounidenses en 2002, con un promedio de alrededor de 300 millones de dólares en comercio anual desde entonces.
Al final del gobierno de Bill Clinton fueron arrestados los antiterroristas cubanos, los Cinco Héroes de la llamada Red Avispa, y se inició de inmediato la movilización mundial para su libertad.
Igualmente se produjo el intento de secuestro del niño y hoy ingeniero Elián González². Cuba, liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, ganó también esa batalla.
Barack Obama, desde su postulación en 2008, declaró que la hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba era una política fallida y prometió algo diferente. Apenas unos meses después de la toma de posesión, levantó todos los límites a los viajes y remesas de cubanoamericanos. Cuando el intento del Congreso de legalizar todos los viajes a Cuba fracasó en 2010, Obama restauró los viajes de persona a persona y revirtió los límites de Bush a los intercambios académicos en enero siguiente. El 17 de diciembre de 2014, los presidentes Obama y Raúl Castro anunciaron su intención de restablecer las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, y avanzar hacia vínculos normales.
Durante los siguientes dos años, Obama aprobó cinco limitados paquetes de reformas a las Regulaciones de Control de Activos Cubanos, cada uno de los cuales aflojó un poco el embargo (enero y septiembre de 2015; enero, marzo y octubre de 2016):
-Los cambios regulatorios aceleraron las visitas al eliminar la necesidad de obtener una licencia de viaje «específica» previa del Departamento del Tesoro y permitir a los interesados los viajes educativos «de persona a persona».
-Se restableció el servicio de correo y los enlaces aéreos comerciales con destinos en toda la isla. Facilitaron el comercio al permitir contratos con el gobierno cubano para servicios de telecomunicaciones, visitas a líneas de cruceros, administración de hoteles y otras transacciones que «satisfacen las necesidades del pueblo cubano».
-Se permitió en teoría el comercio bidireccional con empresas privadas cubanas y las inversiones estadounidenses en las industrias de telecomunicaciones y farmacéuticas, aunque de forma inadecuada y sesgada.
-Fue autorizada la exportación estadounidense de bienes para proteger el medio ambiente, apoyar la cooperación científica y cultural, ayudar a los agricultores y empresas privadas y promover la seguridad de la aviación civil.
-De particular importancia, Obama levantó la prohibición de las llamadas transacciones financieras internacionales de «giro en U», un elemento clave de la extraterritorialidad del bloqueo. Toda transacción internacional que involucrara dólares estadounidenses debía ser compensada a través de una institución financiera de los Estados Unidos, incluso si ninguna de las partes era una persona o compañía del país norteño.
Las timoratas, pero positivas acciones de Barack Obama, sin embargo, marcaron un cambio de dirección en el bloqueo que hasta ese momento siempre tendía a exacerbarse en vez de debilitarse. Pero sin duda, de todas las presidencias de los Estados Unidos en relación con Cuba, fue la de Obama la portadora de una actitud más adecuada en las relaciones EE.UU.-Cuba.
Por José R. Oro/ colaborador de Prensa Latina
Notas:
1.-Escribió el inmenso Nicolás Guillen:
Soldadito de Bolivia,
soldadito boliviano,
armado vas con tu rifle,
que es un rifle americano,
soldadito de Bolivia,
que es un rifle americano.
Te lo dio el señor Barrientos,
soldadito boliviano,
regalo de míster Johnson,
para matar a tu hermano,
para matar a tu hermano,
soldadito de Bolivia,
para matar a tu hermano.
¿No sabes quién es el muerto,
soldadito boliviano?
El muerto es el Che Guevara,
y era argentino y cubano,
soldadito de Bolivia, y era argentino y cubano.
2.- Una consecuencia indirecta de este hecho fue la derrota del candidato demócrata Al Gore, en una parodia de democracia, donde el entonces gobernador de Florida Jeb Bush favoreció a su hermano George W. Bush en un recuento de votos antológicamente anti-democrático. Después del veleidoso “recuento” de votos, Bush supero a Gore por 537 votos.
En el condado de Dade solamente hubo entre nueve mil y diez mil votos más allá de las estadísticas de elecciones anteriores, de personas de origen cubano por Bush (o mejor decir contra Gore/ Lieberman y Janet Reno).
La escena mostrando a un policía con una ametralladora frente a un horrorizado Elián González fue pasada infinitas veces en la televisión floridana, con ese fin.
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