Segundo Frente Oriental Frank País
Segundo Frente- Al mausoleo erigido allí, al pie del lomerío de Mícara, acude con frecuencia Cuba a recordar la gesta que en aquel lugar contribuyó a fraguar la victoria de la Revolución, y donde hay una reverencia permanente a los héroes y mártires que le ofrendaron la vida. Foto: Tomada de www.cmkc.cu

La última Nochebuena de la guarnición

Desde el dos de diciembre de 1956 hasta el Primero de Enero de 1959, se llevó a cabo una intensa guerra, entre las fuerzas armadas de la dictadura y las guerrillas revolucionarias. Durante ella fueron atacadas y capturadas varias guarniciones. En no pocas ocasiones, los militares que las integraban ofrecieron una tenaz resistencia. Fidel Castro lo reconoció: “…porque sé que, aun sin razón para combatir, los militares cubanos defienden las posiciones con tozudes y nos han costado muchas vidas”. (1) En los últimos meses de la guerra, cuando los guerrilleros llevaban a cabo una intensa ofensiva en los diferentes Frentes, se aplicó una singular forma de lograr la rendición de las tropas contrarias que defendían algunos cuarteles. La historia es esta:

Se llegaba a un acuerdo con el mando enemigo. Estos entregaban las armas y el parque, los oficiales conservaban sus armas cortas y a la tropa se les permitía retirarse hacia el territorio ocupado por sus fuerzas. La rendición es un momento difícil para un militar. Debía de sentirse humillado; pues no ha sabido defender su causa con suficiente inteligencia y coraje para evitar la derrota. La honra, un asunto intangible; pero muy importante para todo ser humano, quedaba en entredicho. Esto fue comprendido por el mando rebelde y se recurrió, en ocasiones, a este singular acuerdo de rendición.

Ésta forma de rendir la fuerza enemiga fue utilizada en Sagua de Tánamo, un poblado situado en la costa Norte del Oriente de Cuba. El 17 de diciembre de 1958, tropas revolucionarias del Segundo Frente Oriental “Frank País”, iniciaban el ataque a la guarnición de ese centro urbano. La operación no era fácil. Las fuerzas enemigas habían ocupado varios edificios en la ciudad. Al mando se encontraba un oficial de indiscutible valor personal y capacidad, que influía positivamente entre sus soldados. Durante el sitio, una unidad del ejército desembarcó en Cayo Mambí, situado a pocos kilómetros de esa población para rescatarlos. Fracasaron en los dos intentos que realizaron, los rebeldes los rechazaron antes que pudieran llegar a Sagua de Tánamo. Además los sitiados tenían el apoyo de la aviación, todo esto influía en la actitud combativa de la tropa, que no pensaba rendirse.

Las guerrillas revolucionarias estaban dispuestos a llegar a un acuerdo con los militares para evitar más pérdidas de vidas. Ya el 18 de diciembre el capitán José Luis Cuza Girón, envió una emotiva carta al jefe de una de las tropas, situada en las llamadas garitas que defendían el acceso a la población. Entre otras cosas en ella le decía: “¿Ha pensado usted lo inútil de vuestra resistencia y la de los hombres a su mando? ¿Ha pensado bien lo solo y abandonado que usted y las fuerzas a su mando se encuentran por parte de ésos que viviendo en grandes mansiones, ajenos a los padecimientos de todos ustedes, pues ellos basándose en que ustedes ofrecen sus vidas por guardar la comodidad de ellos, viven felizmente sin pensar para nada en vuestras seguridades?”.

“En nombre de toda una generación que deseosa de libertad y justicia esta derramando su sangre joven, insto a usted a rendir las fuerzas a su mando […] prometiéndole en nombre del Ejército Revolucionario “26 de Julio” que serán respetadas las vidas de usted y sus hombres.

“Si desea, antes de dar ese paso, llevar a cabo una entrevista con nuestro Estado mayor, puede mandármelo a decir con el portador del mensaje y nos veremos en un lugar intermedio de nuestras posiciones”. (2)

El enemigo no se rindió y continuaron los intensos combates. A un alto costo de vida, los rebeldes fueron desalojando de sus posiciones a los soldados, que se concentraron en el Ayuntamiento, el edificio más sólido de la ciudad.

En la mañana del 24 de diciembre el comandate Enrique Lussón, jefe de la Columna 17, una de las fuerzas que sitiaba a Sagua de Tánamo le envió una carta al jefe enemigo, documento que copiamos íntegramente:

Ejército Revolucionario 26 de Julio.
Segundo Frente Oriental Frank País.

Sagua de Tánamo, 24 de diciembre de 1958.
Al Capt. Santana o a quien esté de Jefe actual de esa Capitanía.

Señor:
La humanidad es algo que debe prevalecer ante todas las cosas, máxime cuando no nos afecta el hacer uso de ella, al mostrar pruebas de valor y cumplimiento del deber.

Me refiero en este caso, Capitán, primero en el reconocimiento de sus condiciones de militar (por la resistencia hecha, prueba de estimado valor), pero es necesario que usted no sacrifique más a sus hombres en una resistencia que es inútil.

Piense usted y los suyos en sus familiares, piense en los nuestros, piense en los civiles que tiene usted ahí dentro, del temor sin tener culpa; piense que somos hermanos y piense por qué luchamos los unos y los otros.

Dese cuenta Capitán, que mientras usted y los suyos hacen lo indecible, los responsables y aprovechados no se preocupan por usted y sólo le dan aliento para que se sigan sacrificando, mientras ellos disfrutan del cabaret, las comodidades y de sus riquezas al lado de los suyos y con los aviones preparados para no esperar que le suceda a ellos como a ustedes y ponerse a salvo, derramando la culpa sobre los que no la tienen, pues creían equivocadamente cumplir con su deber.

Analice todo eso, señor Oficial y añádale que el “26 de Julio” está integrado por un ejército de estudiantes, campesinos, comerciantes, facultativos, en fin, por un ejército popular que defiende un ideal basado en la razón de un pueblo; que no somos asesinos, que no combatimos personalmente contra determinados guardias (pues somos hermanos de sangre), sino contra un sistema que es tanto repugnante para los nuestros como para sus mismos familiares; que debido a ese sistema nos encontramos alejados de nuestros seres queridos, incluyendo días tan significativos y sagrados con los de hoy 24 y mañana 25.

Recapacite y sostengamos una entrevista en media de una tregua, que será un acto que lo enaltecerá ante todo un pueblo. De nuestra fuerza no es necesario que le hable, pues ya usted habrá podido escuchar como hemos rechazado en dos ocasiones los refuerzos haciéndoles varias bajas y ocupándoles las armas.

Los de las garitas todos están en nuestras manos y con la opinión de que si usted conociera nuestro trato se hubiera entregado.

Esperando que piense en Cuba y en la humanidad de los hombres.
Libertad o Muerte.

Antonio Enrique Lussón
Cmdte Jefe Col 17 “Abel Santamaría”(3)

La respuesta del jefe enemigo era que aceptaba una entrevista a las 4 y 30 de la tarde de ese día. Alrededor de las 4 y 15 la aviación batistiana comienza a ametrallar, por lo que fue necesario suspenderla. Al cesar el ataque aéreo se inician las conversaciones entre ambos mandos. Los militares solicitaron una tregua para deliberar. Se acuerda que esta terminaría a las 8 de la noche. A esa hora se reinician las conversaciones.

Los revolucionarios le ofrecen como condición de la rendición; atención a todos los heridos, los militares que se rindieran serían trasladados al cercano poblado de Cayo Mambí ocupado por el ejército, los oficiales podían portar sus armas cortas. Los rendidos debían de entregar todas sus armas y parque. Todo esto fue respetado por los guerrilleros y la tropa enemiga partió hacia Cayo Mambí.

Desde el momento en que se iniciaron las conversaciones y se hizo un alto al fuego el médico rebelde José R. Balaguer, penetró en el ayuntamiento y comenzó a atender a los soldados heridos. Era la última Noche Buena de aquella guarnición que había peleado con valor pero Sagua de Tánamo era territorio libre.

Notas:

1.-Pedro Álvarez Tabío, Habla Fidel, 25 discursos en la Revolución. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2008, p. 23.
2.-Comisión de Historia de la Columna 19 “José Tey”, Columna 19 “José Tey”, Segundo Frente Oriental “Frank País”, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1982. p. 365.
3.-Ibidem, pp. 382 y 383.

José Miguel Abreu Cardet
Últimas entradas de José Miguel Abreu Cardet (ver todo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

once + 9 =