Algunas personas se resisten a la idea de envejecer, inclusive, desde mucho antes de que aparezcan las primeras canas en el cabello, las arrugas y manchas en la piel, la flacidez de los músculos, y las pérdidas de otros atributos físicos y mentales. Me parece oportuno señalar que el envejecimiento comienza mucho antes de estas señales inequívocas, es parte del ciclo vital de los seres humanos y resulta inevitable.
En este asunto lo más inteligente y adecuado es asumir con dignidad y naturalidad el paso del tiempo. Sucede a veces que los que más temen envejecer son los que menos han vivido a plenitud las diferentes etapas de la vida, o les sorprende la senescencia sin haberse preparado para ella, sin proyectos para emprender, con la creencia de que llegar a la vejez es llegar al final de la vida.
Existe una frase popular anónima que sentencia: “La gente joven dice lo que hace, la gente vieja dice lo que hizo, y los tontos lo que les gustaría hacer”. Por eso hay que vivir, amar, disfrutar, trabajar, explorar, hacer, aprender, soñar, experimentar… Así, cuando lleguemos a la vejez, no nos lamentaremos de lo que pudimos hacer y no hicimos.
Francisco de Quevedo es el autor de esta frase: “Todos anhelamos llegar a viejos y todos hemos negado que ya hemos llegado.” Sin embargo, me atrevo a asegurar que no todas las personas hacen negación del arribo a la tercera edad.
¿Qué es el envejecimiento?
Se define al envejecimiento como “el conjunto de las transformaciones físicas y psíquicas que tienen lugar en el último período de la vida y que forma parte de un proceso caracterizado por el decaimiento de la vitalidad, debido a las modificaciones orgánicas de la propia senectud, lo que puede limitar de forma progresiva la capacidad de adaptación del individuo al medio”.
Debe tenerse en cuenta que esta decadencia se da de manera poco uniforme. Por ejemplo, mientras que la velocidad de los impulsos nerviosos disminuye sólo un 10 por ciento de los 30 a los 70 años, la capacidad pulmonar puede llegar a mermar más del 50 por ciento en ese mismo lapso. Es decir, no ocurre de igual manera en los diferentes sistemas de nuestro organismo. Por otra parte, siempre hay que considerar las diferencias individuales.
Las cualidades de aprendizaje y memoria de los mayores, si bien sufren el declive propio de la edad, pueden ser mantenidas mediante la práctica, la motivación y la instrucción. Es más, en muchas ocasiones la declinación se debe a un error en el empleo de estrategias y no a una falta de capacidad o habilidad. Es evidente que deben excluirse quienes sufren determinado tipo de proceso patológico, como es el caso de las demencias.
En cuanto a la inteligencia, todo lo que se ha cristalizado se mantiene. Los investigadores actuales están creando tests de “sabiduría” que evalúan rasgos como el conocimiento experto y el criterio adecuado para planificar la propia vida. Ellos han encontrado que las personas mayores que continúan física y mentalmente activas tienen un mejor desempeño que los que se vuelven inactivos.
Es importante saber qué esperar. Algunos cambios son normales al envejecer, mientras que otros pueden ser una señal de un problema de salud. Es importante reconocer la diferencia y hablar con un médico en el caso de tener alguna inquietud o preocupación.
El envejecimiento en Cuba
La población cubana ha aumentado notablemente la esperanza de vida. Estamos asistiendo al advenimiento de una población envejecida, lo que constituye un reto para toda la sociedad ya que debe adaptarse a esta nueva realidad y, sobre todo, prepararse para ella.
Unas pocas cifras pueden confirmar el planteamiento anterior. El crecimiento de la población mayor duplica al de la población general. Para el año 2025 aproximadamente 1 de cada 4 cubanos tendrá más de 60 años.
Cuba es uno de los cuatro países más envejecidos de América Latina y el Caribe, pero es donde el proceso se produce con mayor rapidez, por lo que será el más envejecido de la región. Este proceso es irreversible, las personas que representan estas cifras están nacidas y transitan por diferentes etapas de su envejecimiento.
Aunque la vejez comienza a los 60 años, el envejecimiento inicia mucho antes, de manera que el objetivo de lograr una vejez satisfactoria, donde las personas asocien el incremento de su longevidad al mantenimiento de su autonomía y su integración social, depende de que este proceso se desarrolle también de forma saludable.
De esto somos responsables todos los hombres y mujeres de buena voluntad, especialmente los más jóvenes, que deben tener en cuenta que los jóvenes de hoy serán los viejos de mañana.
Y a todos les sugiero que tengan muy presente algo que escribió el cineasta, guionista y escritor sueco Ingmar Bergman, considerado uno de los directores claves del cine de la segunda mitad del siglo XX: “Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”.
Con el asunto de los años hay que asumir una postura de desenfado, porque como dijera alguien: “si de cualquier modo tienes que soportarlos, lo mejor que haces es celebrarlos”.
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