Durante el siglo XIX la ciudad de Gibara se convirtió en el puerto de una gran parte del territorio del Norte del Oriente de Cuba. La ciudad alcanzó un gran auge. Se construyen muelles y almacenes.
Si en 1827 se habían importado y exportado por sus muelles mercancías por un valor de 72,340 pesos, 10 años después llegaban a 260,290 pesos y en 1847 a 638,687 cifra que se superó en 1858 con la cantidad de 666,040.
Durante el cuatrienio de 1861 a 1864 se importaron mercancías por un valor de 593,564 pesos y se exportaron 3,913,158 pesos.(1) Los enriquecidos comerciantes levantan bellas mansiones, que hoy todavía podemos contemplar.
El siglo XX será el desastre. No tanto por los efectos de las guerras de independencia sino por la suma de toda una serie de factores que le fueron adversos a este puerto. Uno de ellos es geográfico y tecnológico.
Los barcos han aumentado sus dimensiones y calado, mientras la profundidad de la bahía ha continuado disminuyendo. Dos ríos, el Gibara y el Cacoyuguín, vierten en ella. Pero esa no es la causa fundamental de la ruina. El eje económico de la región holguinera en el siglo XX se ha desplazado para la gran industria azucarera, en especial las grandes compañías azucareras estadounidenses establecidas en el Norte de Oriente.
Gibara ha quedado por entero fuera de esa expansión azucarera. Se construyen varios centrales de grandes dimensiones como el Boston y el Preston, en las márgenes de la bahía de Nipe. El Chaparra y el Delicias en el territorio del municipio de Puerto Padre. Otros centrales se establecen en el municipio de Holguín como el San Germán, Báguanos, San José y Maceo.
Los ingenios del hinterland del puerto de Gibara, en extremo afectados por la guerra de 1895, acaban cerrando definitivamente en los primeros años del siglo XX con la excepción de uno que logra dar el salto tecnológico y económico y se convierte en un central azucarero. Nos referimos al central Santa Lucía ya demolido.
El puerto pierde toda su importancia, pues varios centrales azucareros instalan sus propios embarcaderos. Otros exportan su producción por el moderno puerto de Antilla, recién construido por una empresa estadounidense. Este se encuentra en Nipe, la bahía más grande del archipiélago. En la bahía de Puerto Padre también se construye un puerto. Prácticamente todos los buques de la época podían llegar hasta sus muelles.
La construcción del ferrocarril central, en los primeros años del siglo XX, se agrega a las dificultades. Se puede traer directamente hasta los principales centros urbanos la mercancía importada por los muelles de La Habana y Santiago de Cuba. Al mismo tiempo el ferrocarril de Holguín a Gibara es de vía estrecha lo que incomunica a la población con las demás vías férreas nacionales. Por úúltimo la carretera central y el desarrollo del transporte automotor en el siglo XX se suman a estas “desgracias”. El comercio de Gibara se ha arruinado o se ve profundamente afectado se convierte en sinónimo de la miseria republicana.
La ciudad se detiene con el final del siglo XIX. Tal parece que el tiempo ha dejado de transcurrir. Gente pobre viviendo en mansiones decadentes. Trepando por una verde colina, con sus edificios de tejas rojas esta pequeña ciudad portuaria ofrece al visitante un mundo que parece estrechamente vinculado al pasado y que amenaza de forma muy real con desaparecer.
Gibara es un testigo silencioso de la actividad de una población emprendedora. Luego en el siglo XX sería víctima de la acción de los grandes capitales estadounidenses, que desplazan la economía hacia los centrales que construyeron y los nuevos puertos y subpuertos vinculados a sus intereses ferrocarrileros.
Los estudiosos están de acuerdo con el papel del gran capital estadounidense, que realizó importantes inversiones en la región del Norte de Oriente en el desplazamiento del eje económico de Gibara a las nuevas instalaciones portuarias.
Era la presencia de poderosas compañías de EE.UU, con sus inversiones, lo que dio el golpe final a Gibara. Pero tal tesis fue planteada por la escritora asturiana Eva Canel, que visitó varios puertos y centrales azucareros de la costa Norte de Oriente en 1914. Supo pulsar en parte el latido económico de la región y dejó constancia de sus criterios sobre lo que vendría sobre los puertos de esta zona, con el desarrollo de las empresas estadounidenses.
Aunque la escritora sobredimensiona lo que ella llamó el “Comisariato”, es decir, el comercio que como actividad complementaria desarrollaban las empresas azucareras. Lo que solo es una parte de las causas de la prematura ruina de esa bella ciudad. De todas formas dejemos que sea la propia Eva Canels la que nos explique su criterio sobre la decadencia de Gibara:
“El comercio de Puerto Padre como el de Gibara, languidece; es también tributario del “Comisariato” del “Chaparra”,(2) como Gibara y el de todos los poblados próximos, por tanto los pueblos de la costa van languideciendo por la vida precaria a que los trusts los tienen condenados”. (3)
“Antiguamente eran puertos de tránsito para el interior: los barcos de cabotaje entraban y salían sin cesar y hoy estos puertos apenas si son visitados por los barcos de “Herrera,” (4) dos veces al mes y por alguno que otro cargador de azúcar, en época de zafra”.
“Si no se busca una existencia nueva para los pueblos de la costa Norte, su vida comercial está contada”.(5)
Quizás el futuro y la reanimación económica de Gibara esté en su esplendoroso pasado y la belleza de la ciudad creada por sus habitantes y el deslumbrante entorno. Cada día hay más gente de remotos confines interesados en visitar esta ciudad y su bella bahía. El Festival Internacional de Cine de Gibara es un ejemplo de esos nuevos senderos como ciudad con gran potencial cultural, que se abre desde Holguín para el mundo.
NOTAS
1.-Herminio Leyva y Aguilera, Gibara y su jurisdicción. Datos históricos y estadísticos .Taller tipográfico de Martín Bim, Gibara, 1894, pp. 161/171.
2.-Central azucarero situado en el antiguo municipio de Puerto Padre. Fue creado por la compañía estadounidense Chaparra Sugar Company a inicios del siglo XX. Después de su nacionalización por el gobierno cubano se le llamó Jesús Menéndez. Fue demolido en el siglo XXI.
3.-La suerte de Puerto Padre no fue tan drástica como Gibara que se arruinó en el siglo XX. Puerto Padre tenía en el territorio de sus municipios y relativamente cercano dos grandes centrales azucareros, el Chaparra y el Delicias, se construyó en la bahía el embarcadero de azúcar de Cayo Juan Claro por donde estos centrales exportaban su producción. De todas formas perdió su carácter de ser el puerto que abastecía una amplia zona del Norte de Oriente.
4.-Compañía naviera propiedad de una familia originaria de Santander en España del mismo apellido. Mantenía en los momentos que en Eva Canels visitó Cuba una línea regular de buques de cabotaje entre La Habana y varios puertos cubanos. El desarrollo del transporte ferroviario y automotor arruinó esta empresa.
5.-La cita textual fue tomado de Eva Canels: Lo que vi en Cuba (A Través de la Isla) Editorial Oriente, 2006, con introducción y notas de Elia Sintes Gómez y José Abreu Cardet, p. 132.
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