Elecciones parlamentarias, Cuba, Gobierno, Asamblea Nacional del Poder Popular
Elecciones parlamentarias en Cuba a favor del bienestar de la sociedad. Ilustración: Martirena

Elecciones por una Cuba mejor y posible

Las elecciones parlamentarias este 26 de marzo pondrán a prueba nuevamente la participación consciente de los ciudadanos en medio de un complejo escenario socioeconómico y de fuerte presión mediática en las redes sociales que instan a la abstención y al voto nulo y blanco de castigo.

Pero, pese a esa realidad el derecho al voto libre, directo y secreto es un deber cívico que nos reafirma como actores activos de la política del país. Un derecho democrático que está exclusivamente en nuestras manos y en la disposición voluntaria de decidir quiénes tendrán el deber de representarnos en el máximo órgano constituyente y legislativo de Cuba.

Lea: Yanet Pupo, impronta de la juventud en el Parlamento cubano

Los holguineros estamos convocados a las urnas el próximo domingo para la elección de los diputados —40 nominados— que representarán a la provincia por un período de cinco años en la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Elecciones parlamentarias, Cuba, Gobierno, Asamblea Nacional del Poder PopularElegir a los diputados nos permite a los electores demandar de ellos respuestas y soluciones a las problemáticas internas que afectan y limitan el avance de la sociedad.

Es nuestro derecho exigir que desde sus escaños sean capaces de empujar el desarrollo del país a los niveles que necesita y reclama la población, y que su gestión parlamentaria favorezca sin trabas el bienestar colectivo y el mejoramiento de las condiciones de vida de los cubanos.

Quienes aceptan voluntariamente esta tarea, compartida con sus responsabilidades profesionales y labores cotidianas, deben cumplir el mandato en interés de toda la comunidad que representan y, por tanto, adquieren el compromiso social de desempeñarse con honestidad y objetividad a partir de la realidad cubana.

Sin suplantar autoridad alguna, desde sus escaños, les compete legislar en beneficio del pueblo y exigir mejores métodos de control y fiscalización que aseguren el buen uso y organización de los recursos disponibles en un escenario económico y social tan complejo como el actual.

De ellos solicitamos un desempeño consciente y activo ante indisciplinas sociales y manifestaciones de corrupción, delitos e ilegalidades porque actuar en nombre del pueblo exige liderazgo, esfuerzo y capacidad resolutiva.

El eslabón roto de la democracia estaría en consentir que los diputados electos no mantengan un vínculo permanente con el pueblo, que se desentiendan de las reclamaciones del presente sin incidencia directa en las transformaciones perentorias y fundamentales de la sociedad  cubana.

Conforme al artículo 115 de la Constitución de la República, la condición de diputado no entraña privilegios personales ni beneficios económicos, y sí un gran compromiso social que puede ser revocado en cualquier momento según los procedimientos establecidos en la ley.

Tenemos la fortaleza de que nuestros nominados no responden a una élite, son personas cercanas a la comunidad: vecinos, amigos, familiares, colegas, valiosos profesionales, capacitados con alto nivel de instrucción y todos nominados por sus méritos en condición de iguales ya sean médicos, científicos, obreros, educadores, religiosos, periodistas, deportistas, campesinos, artistas, militares o empresarios privados.

Esos son logros auténticos del poder del pueblo, como también la participación de la ciudadanía en el escrutinio que asegura la transparencia de las elecciones por una Cuba mejor y posible.

Yamila Pupo Otero

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

9 + cuatro =