Enrique Collazo. Foto: Archivo

Una deuda holguinera con el General Enrique Collazo

Enrique Collazo Tejada fue preparado y entrenado  desde joven para hacer todo lo contrario de lo que hizo en su vida. Nació en Santiago de Cuba, en 1848. Era un jovenzuelo de 14 años cuando en el verano de 1862 ingresó en la escuela  de artillería de Segovia.  Se graduó en 1866 con el grado de alférez. En septiembre de 1868 fue ascendido a Teniente. Lo mas lógico que este joven oficial se encontrara en la sección de artillería que en el combate del Salado masacró la masas de mambises que intentaron detener a la columna de Valmaseda. Que entrara junto a su cañón en el arrasado Bayamo en enero de 1869. Podía tener un buen espacio en las glorias, condecoraciones y sueldos del ejército colonialista.

Desdichadamente no pocos cubanos siguieron ese camino. Pero contra toda lógica el Teniente Collazo un día cualquiera no regresó a su unidad. Las indagaciones de la inteligencia militar española revelaron que se le había visto por París. Se divierte el joven pensaron algunos oficiales con cierta malicia, pero el asunto fue creando preocupación cuando llegaron informes que se le veía frecuentando muelles y barco en el Nueva York de principios de 18969.

La duda se convirtió en rabia de Coroneles y Generales cuando se tuvo conocimiento seguro de que formaba parte de la expedición del Perrit desembarcada por las costas holguineras. De esa forma el joven mambí entraba en contacto con una tierra que le seria muy cercana durante el proceso independentista. Herido en un combate librado poco después del desembarco su sangre fertilizo la tierra holguinera. Por su valor fue designado jefe de la compañía de Bijarú.

El desconcierto rabioso de sus antiguos compañeros de arma devino en acción muy precisa para darle caza en montes y montañas a aquel  oficial mambí que capitaneaba partidas, incendiaba ingenios, liberaba esclavos, emboscada a contraguerrillas asesinas y cargaba en la extrema vanguardia macheteando a los bravos infantes del Rey a los gallardos jinetes del escuadrón de la Reina.

Detrás de los cerros verdes que rodean a la ciudad de Holguín  esta La Cuaba. Los hispanos construyeron un fortín en ese lugar. Allí tratando de tomar a cañonazos el  fortín lo hieren. Fue en el holguinero Báguano donde curó sus heridas.  Convaleciente siguió en el bregar de la guerra. Tomó parte en la campaña que entre agosto de 1869 y febrero de 1870 llevó a cabo Máximo Gómez en Holguín. Luego dedicaría un capítulo de su libro “Cuba Heroica” a aquella hazaña de los insurrectos de enfrentar en Holguín una ofensiva desproporcionada en número y medios a favor de los hispanos.  Al referirse a la contienda en Holguín en el invierno de 1869 en un párrafo captó como pocos la intensidad de la lucha:

El agua era mala y escasa, la comida no teníamos tiempo para buscarla, los cartuchos se hacían con las cápsulas que los soldados dejaban caer sobre  el camino. Así nos sostuvimos cerca de un mes, pero nos encontrábamos  mejor; a pesar de lo extremado de la situación, no había habido ni una sola  defección, ni un presentado; se habían ido los débiles o cobardes, quedaban allí los puros los resueltos a morirse… (1)

Collazo era de “los resueltos a morirse”.  Pero la naturaleza le jugó una mala pasada. Su cuerpo aguijoneado por el hambre y la falta de una mínima atención médica enfermó y se decidió enviarlo al exterior para que se curara.

Apenas recuperado regresó a Cuba en la expedición del buque Octavia. Peleó bravamente hasta que las circunstancias más que el deseo lo llevaron a integrar  el Comité del Centro, creado el ocho de febrero de 1878 para concertar la paz con España.

Al concluir la guerra partió hacia Jamaica el cinco de marzo de 1878, acompañando al General  Máximo Gómez. Regresó a Cuba en 1887 y fue uno de los organizadores de la Guerra del 95. En Nueva York firmó, junto a José Martí y al Mayor General  Mayía Rodríguez, el plan de alzamiento en Cuba, así como la orden del alzamiento. Esta última el 29 de enero de 1895.

Gómez le ordenó partir hacia Nueva York para organizar una expedición armada con destino a Occidente. Los obstáculos y dificultades que encontró en esa ciudad le impidieron cumplir la misión en corto plazo.

En marzo de 1896 salió desde los cayos de la Florida, Estados Unidos  al frente de la expedición que, en su primer viaje, trasladó el vapor Three Friends. Desembarcó con 54 expedicionarios por la playa de Varadero, Matanzas, el 19 del mismo mes. Peleó en el Occidente y en el Oriente. Fue el jefe de la artillería en el ataque a la Loma de Hierro en Holguín.  En agosto de 1896 fue nombrado jefe de la Brigada de Las Tunas. Recibió el grado de General de Brigada. En enero de 1897 fue trasladado a la Brigada Occidental de Holguín. De nuevo su nombre quedaría vinculado a esta tierra oriental donde ya en el 68 escribió heroicas páginas.

Después de participar como delegado en la Asamblea Constituyente de La Yaya, en noviembre de 1897, lo nombraron jefe de la Brigada Oriental de Holguín. Aquí junto a Máximo Gómez se había enfrentado a la ofensiva española en 1869. Siempre recordó con orgullo aquellos meses terribles.

En enero de 1898 de nuevo le dan el mando de la  Brigada de Las Tunas. En mayo de 1898, Calixto García lo designó al frente de una pequeña comisión para que acompañara hacia Estados Unidos  al Teniente  del ejército norteamericano Andrew S. Rowan, quien condujo hasta Cuba un mensaje del presidente de esa nación.

En julio retornó a Cuba. La guerra llegaba a su fin por lo que  permaneció en el Cuartel  General del Departamento Oriental hasta su licenciamiento del Ejército Libertador. Este se produjo el  12 de noviembre de 1898. Se le había entrenado para esclavizar pueblos y terminó en libertador de sus hermanos.

Collazo se destacó por su vocación hacia las letras. En los bosques de Cuba Libre publicó  junto con el patriota Federico Pérez Carbó, el periódico Patria y Libertad. Durante la primera intervención militar norteamericana dirigió el periódico El Cubano.

Fue miembro fundador de la Academia de Historia de Cuba y un prolífico historiador  de las guerras de independencia. Entre sus obras se destacan Desde Yara hasta el Zanjón, Cuba independiente, Cuba heroica, La guerra en Cuba y Los americanos en Cuba. Falleció el 13 de marzo de  1921. Es necesario un homenaje holguinero a este relevante patriota que combatió en estas tierras.

Notas:

1.-Enrique Collazo, Cuba Heroica, La Habana, 1912, Imprenta La Mercantil, p 276.

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