El baile urbano, más que una simple secuencia de movimientos, es un lenguaje universal que ha trascendido fronteras y generaciones, convirtiéndose en un poderoso reflejo de la cultura contemporánea. Desde sus raíces en los barrios marginados hasta su explosión en las plataformas digitales, el baile urbano ha conquistado escenarios, pantallas y corazones en todo el mundo, dejando una huella imborrable en la forma en que nos expresamos y nos relacionamos.
El concepto de «baile urbano» abarca una amplia gama de estilos, cada uno con su propia historia, técnica y estética. Desde el hip-hop con sus raíces en el breakdance, popping y locking, hasta el krumping con su intensidad visceral, pasando por el house, waacking y voguing, cada estilo es un testimonio de la diversidad y la creatividad de las culturas urbanas. Estos bailes no solo son una forma de entretenimiento, sino también una vía para la autoexpresión, el empoderamiento y la conexión social.
En la provincia de Holguín, se desarrolla la Competencia de Baile Urbano, con una frecuencia anual y patrocinadores como el Sectorial Provincial de Cultura, Centro Provincial de Casas de Cultura, Artex, Egrem, AHS, Centro provincial del libro y la literatura. Con el objetivo de revitalizar el baile urbano desarrollando su interés por jóvenes y adolescentes.
El evento consiste, naturalmente, en presentaciones competitivas y batallas, de los diferentes grupos y solistas de danzas urbanas que ejecutan una muestra de este género danzario, logrando crear un espacio y atención a los jóvenes y adolescentes; la formación de Unidades Artísticas con el movimiento de Artistas Aficionados, además de dar respuesta a las Demandas Culturales de los municipios y la provincia. Dicho evento, surge por la necesidad de crear un espacio a la danza urbana, la cual tiene una alta demanda de la población (adolescentes y jóvenes).
Muchos de los estilos de baile urbano tienen raíces en las danzas africanas, que fueron llevadas a diferentes partes del mundo por la diáspora. Estos bailes han evolucionado y se han adaptado a los contextos locales, pero conservando su esencia rítmica y expresiva.
El surgimiento del hip-hop en los barrios de Nueva York en la década de 1970 fue un catalizador para el desarrollo del baile urbano. El breakdance, el graffiti, el rap y el DJing fueron elementos interconectados de una misma cultura que dio voz a una generación de jóvenes marginados.
El cine, la televisión y, más recientemente, las redes sociales, han desempeñado un papel crucial en la difusión del baile urbano. Las plataformas como YouTube y TikTok han dado a conocer a bailarines de todo el mundo, creando comunidades virtuales y globales.
En Cuba, el baile urbano ha encontrado un terreno fértil para su desarrollo, fusionándose con las tradiciones culturales locales y creando un estilo propio y distintivo. La rica herencia musical de Cuba, con sus ritmos como el son, la rumba y la salsa, ha influido en la forma en que los jóvenes cubanos interpretan los diferentes estilos de baile urbano, agregando sabor y autenticidad a sus movimientos.
La escena del baile urbano en Cuba está experimentando un auge en los últimos años, con la proliferación de escuelas, grupos de baile y eventos que celebran esta expresión cultural. Jóvenes de todas las edades se reúnen en las calles, parques y centros culturales para compartir su pasión por el baile, creando un ambiente vibrante y lleno de energía. Los jóvenes se apoyan mutuamente, comparten conocimientos y celebran el talento de sus compañeros. Las sesiones de baile en las calles son un espacio de encuentro y socialización, donde se crean lazos de amistad y se fomenta el espíritu de comunidad.
Tanto en Cuba como en el resto del mundo, es mucho más que una moda pasajera. Es un fenómeno cultural con profundas implicaciones sociales, económicas y artísticas: brinda a los jóvenes una forma de expresarse, desarrollar sus talentos y construir su identidad. Les permite encontrar una voz y un lugar en el mundo, a través del movimiento y la creatividad. Es un espacio de inclusión, donde personas de diferentes orígenes, edades y habilidades pueden unirse y compartir su pasión por el movimiento. Rompe las barreras sociales y crea puentes entre diferentes culturas.
Además, es una actividad física que promueve la salud y el bienestar. Ayuda a mantenerse activo, mejorar la coordinación y aumentar la confianza en uno mismo.
En fin, es una forma de arte que refleja las emociones, los valores y las preocupaciones de la sociedad contemporánea. A través del movimiento, los bailarines pueden contar historias, expresar su creatividad y dejar su huella en el mundo.
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Con información de Indira Vania López Samé
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