Pese a la cantidad de vidas salvadas gracias a la donación de órganos, tejidos y trasplantes tanto en Holguín como en el resto de Cuba y a nivel global, es un gesto altruista del que se conoce y habla poco.
A propósito de conmemorarse este 14 de octubre su día mundial se debe tomar en cuenta la importancia de este acto en la vida de otras personas. Más aun en la actualidad, cuando resulta complejo lograr que las personas entiendan la valía de una donación y lo que representa en la vida de otros. Este gesto solidario es una oportunidad de vida para hasta siete personas, por cada donante.
El trasplante de órganos y tejidos brinda una segunda oportunidad a miles de personas con enfermedades crónicas o terminales, en momentos en que no existen o son limitadas las alternativas médicas disponibles. Sin embargo, este proceso depende de varios factores y requiere de la concientización y compromiso de todos a instancia social.
La bibliografía consultada refiere que la donación ocurre de dos maneras: donantes fallecidos con muerte cerebral, donde se encuentran la mayoría de los casos; o de donantes vivos, quienes pueden donar un riñón o una parte del hígado, sin llegar a comprometer su vida.
Entre los órganos que se pueden donar se encuentran el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones, el páncreas y el intestino; mientras que entre los tejidos las córneas, la piel, los huesos, los vasos sanguíneos, válvulas cardiacas, cartílagos, tendones y nervios.
En Cuba comenzaron los trasplantes de órganos sólidos en 1970. La Resolución Ministerial No. 23/2003 del Ministerio de Salud Pública (Minsap) aprobó y puso en vigor las Normas Nacionales sobre Bancos de Tejidos para todo el país.
Ya desde la anterior ley de Salud Pública, aprobada en 1983, se dispuso la autorización para realizar trasplantes de órganos y tejidos donados, de acuerdo con las reglamentaciones del Minsap, así como la extracción, el manejo y la conservación de órganos y tejidos para su utilización posterior.
Luego, la Gaceta Oficial de la República de Cuba No. 33, en una edición extraordinaria divulgada en septiembre de 2015 aprobó el reglamento para la dación y trasplantes en donantes vivos, siempre que estos últimos acepten extraer de su cuerpo un órgano o tejido sin resultar incompatible con su vida, al poder ser compensada esa función por el propio organismo humano de forma adecuada y suficientemente segura.
En el caso específico de la provincia de Holguín desde el año 1996 se inició esta actividad, de la mano del doctor José Lorenzo Díaz. Al trasladarse el servicio para el clínico quirúrgico Lucía Íñiguez Landín la provincia destacó por la cantidad y calidad de estos procederes a nivel de país, con la realización de injertos renales, córnea y médula ósea.
Desde hace varios años este programa se ha visto interrumpido debido a limitaciones y restricciones con determinados equipamientos e instrumental, a lo que se le sumó el déficit de recursos generado tras la etapa pandémica, lo cual ha provocado su sensible reducción. No obstante, existe la voluntad política de apoyar esta importante actividad y retomarla de manera progresiva para hacerla sostenible en el tiempo.
En este programa resulta decisiva la comprensión de familiares de fallecidos, quienes tras el diagnóstico de muerte encefálica de un ser querido acceden a donar sus órganos para salvarle la vida a otros.
Mientras que en vida la decisión de ser donante es personal e intransferible. Por ello, es crucial que cada persona reflexione sobre este acto de generosidad, que no solo brinda una segunda vida a quienes lo necesitan, sino que también deja un legado.
Ser donante es un compromiso cargado de nobleza que habla mucho de la calidad del ser humano que decide ser donante para ayudar a otros.
Hay decisiones que salvan vidas y la donación es una de ellas.
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