Espías: los muchos senderos para reclutarlos

Se han escrito y filmado películas y series sobre el espionaje. Las acciones de los espías, buscando información del enemigo han sido frecuentes.

Las guerras de Cuba no fueron una excepción. Tanto los españoles como los insurrectos utilizaron agentes. Algunos llegaron a tener importante éxito. Es asunto menos conocido como eran reclutados. Hemos realizado un breve estudio de como el General Julio Grave de Peralta convencía a cubanos que residían en el campo enemigo, para que le ofrecieran información y apoyo en general a las fuerzas independentistas.

¿Quiénes eran estos hombres? ¿De dónde procedían? ¿Cómo llegaron hasta las filas enemigas y cómo se convirtieron en agentes cubanos?

Por la documentación existente es imposible determinar individualmente como estos combatientes se convirtieron en espías, pues Julio Grave de Peralta actuó con gran discreción al extremo que de los numerosos, agentes que logró tener tan solo conocemos el nombre de uno de ellos. Sin embargo, se pueden realizar algunas generalizaciones, con elementos que obtuvimos a través de una investigación que hemos realizado.

Pocos días de iniciado el movimiento revolucionario en la jurisdicción de Holguín, la mayoría de la población se sumó al levantamiento o se quedó en las áreas controladas por el Ejército Libertador. Al iniciarse la ofensiva española muchas familias fueron hechas prisioneras, otras no pudieron resistir la vida en los bosques y se presentaron a los españoles.

Todas fueron concentradas en pequeños poblados, construidos con ese objetivo, o trasladadas a Holguín u otros centros urbanos que ya existían desde antes de la guerra. Allí debían cultivar la tierra de las inmediaciones y prestar servicio como voluntarios.

No es de extrañar, que no pocas de estas gentes que tenían que sufrir constantemente los vejámenes de las autoridades coloniales se mostraran dispuestos a colaborar con la revolución, agreguemos a ello los lazos de respeto que creaba Julio entre los holguineros, pues era considerado como el jefe natural de esta zona.

No era difícil para el General holguinero reclutar a sus agentes entre esta sufrida masa. Nada más elocuente para entender el pensamiento de muchos de los holguineros que habían ido a parar al campo enemigo que una anónima poesía escrita por una de estas personas que residía en un poblado español. Hemos respetado la ortografía y la redacción original de todas las citas textuales:

I
Al imbensible Peralta
Por su socorro clamamos
Pues en tre españoles estamos
Por que su amparo nos falta.

II
Novísimo general
Baleroso sin segundo
Después de dios en el mundo
Es quien nos puede amparar

A quien goso puede dar
A nuestra alma que en tanto
Desde que su amparo falta

Triste lagrima vertimos
Y su amparo le pedimos
Al imbensible Parelta

III
Tres meses anduvimos hullendo
Por los bosques y montañas
Teniendo el suelo por cama
I un mal pan que estar comiendo
Barias personas muriendo
De los amigos y ermanos
Que tristemente dejamos
En el monte sepultado
Y en lagrimas anegado
Por su socorro clamamos

IV
Tres meses abemos andado
Sin amparo y sin consuelo
Sufriendo lluvias del suelo
Que el mundo estaba anegado
Los tristes y desgraciados
Que cautibos nos miramos
Y infelices que llegamos
A poder del enemigo
Sus mas leales amigos
Dentro de españoles estamos

V
Que tristasa abia de ser
Que dolor para nuestra alma
Nos ysieron tomar arma
En contra de buestro poder
A los que amamos tan fiel
Al incansable Peralta
De su persona tan alta algun socoroo esperamos
Y amargos suspiros damos
Porque su amparo nos falta(1)

La rústica poesía, con muy mala ortografía y peor redacción, reproduce muy bien como pensaban, no pocos de, los cubanos que militaron en la insurrección y fueron aprendidos o se presentaron y residían entre los mambises. La admiración incondicional por el líder regional continuó en muchos de ellos. Si seguimos los criterios del desdichado autor el General holguinero era como un ser mitológico que podría salvarlo del cautiverio.

El poema tiene un gran valor testimonial pues es una de los pocos ejemplos de un escrito de un hombre de fila sobre su líder mambí. La mayoría de los soldados insurrectos eran analfabetos, los pocos que sabían escribir no comprendieron el papel relevante que estaban desarrollando en la historia de su país y no dejaron su testimonio.

En la poesía se puede ver las relaciones patriarcales entre Julio Grave de Peralta y estos hombres y mujeres. Se dirigen a él como si fuera un padre.

Esta actitud de repudio al régimen español y respaldo a los líderes insurrectos por parte de muchos de los que se veían obligados a vivir en sus filas se había generalizado en Oriente. Carlos Manuel de Céspedes en su documentación lo refleja:

“Los voluntarios criollos, muy mal habidos por los españoles se hallan disgustadísimos y casi en todas partes vuelven los ojos hacia nosotros. Continuamente se nos pasan hombres armados, y como verá en los partes, lo ha hecho hasta un campamento entero.” (2)

Esta situación facilitó el trabajo proselitista de Grave de Peralta. Envió numerosas cartas a individuos que radicaban en territorio enemigo; entre estas hemos escogido una que reproducimos textualmente y que refleja esta labor:

“Querido amigo, es preciso que (deteriorado el papel) separaste del deber de un buen cubano, no dudo un momento que (deteriorado el papel) como te encargue en obsequio de la causa justa porque peleamos (deteriorado el papel) pues que cuanto antes me digas por el conducto que recibas esta (deteriorado el papel) que punto podemos vernos ó verte con el C. Daniel Bravo u otra persona que yo envíe.

Estoy penetrado de la confianza que ese gobierno que detesto hace de ti y en esta virtud llegó la hora de que puedas con el sobresaliente patriotismo que tu siempre as demostrado hacer con Cuba cuanto a tu alcance se halle. Según reciba contestación tuya te indicaré lo que debes hacer y mientras tanto (deteriorado el papel) a las fuerzas cubanas y cuenta con tu siempre amigo. J.G. de Peralta(3)

Julio no hacía solamente este tipo de actividad entre los cubanos también trató de conquistar el apoyo de algunos ciudadanos españoles, lo que para la inteligencia militar era mucho más ventajoso. En la ciudad de Holguín logró contar entre sus agentes con un español.

Por el tono de algunas de estas cartas podemos  considerar que debieron de existir lazos de amistad anteriores a la guerra, también por lo menos uno de estos hombres que trató de atraer al clandestinaje era masón, relación muy importante en esa época. El líder holguinero era miembro de esa organización.

Sin embargo, este no parece ser el único medio de reclutar agentes cubanos. Si nos guiamos por el tono de, por lo menos, dos cartas algunos fueron preparados en los campamentos insurrectos y se presentaron con el propósito de realizar labor de inteligencia.

Veamos el fragmento de una de estas cartas:

“Querido amigo me alegri que al yegar esta a tus manos te ayes sin novedad en compañía de todos los de la casa. Yo estoy bueno y en libertad. Solo si que me hubieran arrestado asta el 10 que bino Matias Vidal y en cuanto supo que era yo el presentado hablo con el capitan me puso en libertad(4)

A continuación detalla la defensa de Holguín y ofrece otros datos de interés para el Ejército Libertador. Si analizamos con cuidado el contenido de este fragmento del documento nos daremos cuenta que este mambí se presentó a los españoles para laborar como agente. El otro documento dice así:

“… da el abiso a la fuerza de alla que tal bes llo cayera porque no me an de dejar pero llo he venido para ser bien a la patria i mi obligación es dar el oficio aunque por elme cueste morir.(5)

Este hombre que está a punto de ser detenido se refiere en este, que bien puede ser su último mensaje a su compañero “… que llo he benido para ser bien a la patria…” Es decir, ha venido a las filas españolas para actuar como un agente de la inteligencia militar cubana.

Estos dos documentos parecen ser excepcionales en la historiografía de nuestras guerras de independencia, y nos muestra un tipo de labor muy compleja en la inteligencia militar.

El convencer a un cubano presentado al enemigo que se convirtiera en un agente era una labor compleja. El que aceptaba en caso de ser descubierto podía ser ejecutado, pero los mambises siempre contaron con espías entre las filas contrarias.

Notas:
1.-Museo Provincial de Holguín, Fondo Julio Grave de Peralta Idem, paquete 3, número 25. (Esta era la clasificación que tenía en los momentos que hicimos la consulta los documentos del museo.)
2.-Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo, Carlos Manuel de Céspedes, Escritos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, tomo 2, p 464.
3.-Museo Provincial de Holguín , Fondo Julio Grave de Peralta, paquete 3, sin número.
4.-Ibidem, paquete 2, número 148.
5.-Ibidem, paquete 3, sin número.

José Miguel Abreu Cardet
Últimas entradas de José Miguel Abreu Cardet (ver todo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

20 − 4 =