Madeline Gutiérrez. Foto tomada de ahora.cu

Una contadora de historias

Cierra los ojos y recuerda, con el corazón desnudo y el rostro tímido. Madeline Gutiérrez no esconde secretos cuando escribe, nos entrega limpiamente su nostalgia, los recuerdos que la alientan, y los amores viejos.

Su estilo tiene la impronta de su padre, el gran Mérido, quien ha dejado en ella la huella del arte. El magisterio es su primera vocación, pero esta va ligada a su ilusión por descubrir esas historias que ignora la mayoría. Habla de ellas con un deseo infinito, mientras afina su guitarra.

Mayi, como prefiere que la llame todo aquel dispuesto a conocerla, muestra lo versátil de su persona, una mujer que ha convertido las fórmulas en texto.

¿Cómo surgió esa pasión por contar historias?

“Siempre estuve marcada por las palabras, a pesar de mi pasión por la Química como ciencia y el magisterio. Me motivó la necesidad de compartir las vivencias de aquellas personas que de alguna forma tienen algo interesante que contar.

“Es una gran responsabilidad la recopilación de esos testimonios. Siento que con mi experiencia e imaginación se vuelven el centro de la escritura. Un día lo descubrí y supe que no había vuelta atrás: La escritura estaba en mi destino”.

Dicen que el primer libro es como el primer amor, ¿cómo fue esta primera experiencia?

“Mi primer libro tiene como principal objetivo reactivar la memoria del pueblo, lo escribí junto a mi hermana gemela Carolina. “La Casona Del Amor Diario”, al igual que los otros aborda el género testimonio y recoge toda la obra social que realizó Eulalia Curbelo Barberán, quien además de su inmensa obra poética y su vinculación en el desarrollo y promoción de la cultura holguinera se vinculó a la lucha clandestina en Holguín y creó en 1959 la Casona del Amor Diario para acoger a los niños sin hogar.

“Lalita fue mi profesora de 6to grado. Ella nos narraba historias sobre estos niños y en la escuela completa hacíamos recogidas de ropa, juguetes y libros para ellos. Eran pequeños en situaciones críticas. Existían más de mil niños desvalidos en Holguín

“Una noche Lalita llegaba de un juicio en el cual juzgaban a los cómplices de la tiranía de Fulgencio Batista y encontró bajo un puente a unos pequeños, uno de ellos enfermo con fiebre muy alta. Ese día decidió que no firmaría más sentencias de muerte, sino sentencias de vida.

“Al terminarlo en 2002 presentamos el cuaderno al Premio de la Ciudad que se desarrolla en la Semana de la Cultura Holguinera. No nos llevamos el galardón, pero recibimos una Mención con derecho a publicación. Fue todo un orgullo.

“Mi interés por este tema no se detuvo aquí y continúe investigando como se desempeñaban estas casas de acogida en la actualidad. Así nació el siguiente libro: “También merecen amor”. Estos centros son prioridad para el sistema de educación y es increíble como los niños encuentran en ellos la calidez de un hogar, se sienten en familia”.

Una contadora de historias 0Sus libros también hablan de superación personal, sobre todo para vencer adicciones…

“En cierta ocasión me encontré de casualidad con un viejo amigo alcohólico. Durante la conversación comentó que llevaba años sobrio gracias a las reuniones que hacían en el grupo de ayuda de Alcohólicos Anónimos. Fue toda una sorpresa encontrarlo tan bien, al punto que me interesó ver cómo se llevaba a cabo este proceso.

“Me invitó a asistir a las reuniones del domingo, día en el que asisten acompañados de sus familias. Lo acompañé y quedé sorprendida con los testimonios de aquellas personas. Al llegar a la casa lo comenté con mi familia, quedaron tan impresionados como yo, y me comentaron: ¿por qué no escribes sobre esto?

“La idea me atrapó, a patir de ese momento comencé a documentarme. Todos se mostraron muy entusiasmados por colaborar con el proyecto. Querían contar su historia.

“Felices 24 horas” es la frase final de los testimonios cuando hacen tribunas y justamente fue la que dio título del libro. De esa forma ellos desean los unos a los otros que en las próximas 24 horas no beban. El libro recoge testimonios de alcohólicos holguineros activos y en recuperación.

“Luego de su publicación seguí vinculada a la comunidad de Alcohólicos Anónimos; asisto cada domingo para compartir temas sobre el crecimiento espiritual en un breve espacio de unos 10 minutos.

“En uno de los eventos a nivel nacional tuve la oportunidad de reunir también declaraciones de personas que sufren este tipo de adicción en todo el país. De esta manera en ¡Ánimo!, mi segundo libro sobre el tema, se aprecia un panorama más generalizado. Este último título fue postpandemia, ya todo estaba listo para su publicación cuando llegó la Covid-19 y por esa razón apenas en el 2021 fue que se pudo publicar.

“El Obispado, el Centro de Orientación y Acompañamiento de la Institución Teresiana y la Asociación de Alcohólicos Anónimos, financiaron estos libros. Como autora no cobré un centavo, solo la satisfacción inmensa de ver cómo los ha ayudado en su recuperación. Citan sus propias frases en las reuniones y cuando cumplen aniversario de sobriedad vuelven a leerlo. Abrieron sus heridas y saben que no pueden retroceder”.

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Madeline Gutiérrez. Foto tomada de ahora.cu

Su libro “Como la roca” es, sin dudas, uno de los más especiales para usted por contar la historia de su padre…

“El libro que recoge las memorias del periodista Mérido Gutiérrez, mi padre. Lleva como título una de sus obras musicales “Como la Roca”. Desde muy joven se desempeñó en el mundo de la música y aprendió a imitar vocalmente el sonido de varios instrumentos, entre ellos el saxofón, el violín, la trompeta y el trombón.

Fue el autor de la famosa canción “Mona Lisa”, la cual popularizó el cantante norteamericano Nat King Cole. Esta pieza fue vendida a una entidad norteamericana, pero mantuvo el derecho de haber sido el creador de la misma. Está asentada en el registro de la propiedad intelectual de Nueva York.

“Sus memorias fueron escritas por él mismo, mi trabajo fue organizarlas y en la parte final del libro incluí un grupo de testimonios de las personas que lo conocieron. También hay imágenes, entre ellas una muy importante para mi padre y que aún conservo. En el pie de foto del libro él expresa:

“Esta foto en la que aparecen sonriendo mi esposa, mi heredero Franklin y las gemelas Carolina y Madeline ha viajado hasta el día de hoy acompañándome en mi cartera de bolsillo, mirando esos rostros dueños de mis mejores sentimientos logré fortalecer la voluntad de mis acciones para hacerlos felices, sin las privaciones ni dificultades que me tocó vivir”.

¿Qué historias quedan pendientes por contar?

“Me resulta atractiva la investigación, el tener un contacto directo con la historia. En este sentido me gustaría escribir un nuevo libro con las vivencias de las esposas, madres e hijos de esas personas que padecen la adicción al alcohol.

“Sus historias son muy fuertes, es increíble como manejan esas situaciones y salen adelante. El amor y la constancia son esenciales en estas familias. Conviven con alguien que muchas veces los hiere y por las lagunas mentales que provoca esta enfermedad no lo recuerdan. También esos familiares merecen contar sus vivencias porque son la otra cara de la historia”.

Isabella Avila Graña
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