A Julius Fucik, el periodista que vive por su heroísmo

Y va examinando minuciosamente el periodista cada pedazo de su realidad, en su costumbre de observar la sociedad y su entorno, escribe de todo, pero menos de su vida, porque su pluma esta para servir a los lectores y las audiencias.

Detallando, capta en su viaje el palpitar de la ciudad. Porque sabe que en la observación minuciosa descansa el recurso para cronicar su tiempo. Quienes lo rodean ponen la vara más alta por lo común de la certeza: “Debe saberlo porque es periodista”.

Y a veces le pasa que, por un rato, en su día libre, ese que logra conquistar en el desorden del horario irregular; quiere dejar a un lado el Periodismo, pero algún suceso parece recordarle que no somos dueños de la noticia pero si del relato noticioso.

A través de las historias de vida de hombres y mujeres valiosos va tejiendo la suya. Son tantas vidas en una y tan exigente el desafío de enfrentar la hoja en blanco, que no debe pasar este día desapercibido, pues todos los colegas conformamos un gremio imprescindible en esta estructura social que construimos haciendo historia con el diarismo.

Se escogió el ocho de septiembre para celebrar el Día Internacional del Periodista con la finalidad de rendir homenaje a la labor de aquellos que se dedican a informar al mundo, en algunas ocasiones, enfrentando retos y peligros.

Este día fue instaurado en honor al periodista checo Julius Fucik, quien fue ejecutado el 8 de septiembre de 1943 por el régimen nazi. Este periodista fue un firme defensor de la libertad de expresión y fue condenado a muerte por sus escritos contra la ocupación nazi de la entonces Checoslovaquia.

No, no hablemos de su caída, cuando sigue su ascenso cada día de nuestra existencia. No ocultemos esa sonrisa que impactó en “Reportaje al pie de la horca”, con el oscuro manto que tendió sobre todos nosotros su tortura.

No pensemos que, años después de mirarle sereno los ojos a la muerte, Julius delate nuestras fallas de humanos compañeros (un error ortográfico o un horror ético) frente a los instrumentos y a nosotros mismos.

Es 8 de Septiembre. De nuevo. Lo han visto los forenses de la Historia: el fascismo cayó en aquella guerra y hoy echa otra, peleando como zombie de la historia. No es corta la trinchera de la prensa, pero estamos en ella, disparando párrafos, pasándonos reportajes cual cigarros, tranquilos de tenerlo al lado, para aprender a escribir y a deletrear los amores.

A Julius Fucik, el colega que vive por su ejemplo de gran periodista, lo recordamos siempre porque amamos la profesión de comunicar la verdad frente a las historias manipuladas de los llamados “grandes medios de comunicación”.

Isabella Avila Graña
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