Infelicidad, Felicidad, Adictos a la infelicidad

¿Existen personas adictas a la infelicidad?

Hace ya algún tiempo leí en Noticias Al Día de Infomed, la red temática de salud de Cuba, el siguiente titular: “Muchas personas aprenden a ser felices con el pasar de los años”. Inmediatamente pensé que todos queremos ser felices en nuestro aquí y ahora. Por supuesto que hice click en el titular para acceder al artículo. Esto fue parte de lo que leí: “Muchas personas aprenden a ser más felices a medida que envejecen.Esa felicidad puede explicarse porque los ancianos han acumulado la experiencia suficiente para manejar las situaciones que generan estrés y malestar espiritual, sugirieron científicos de la universidad de Stanford, California”.

Esta investigación estudió a individuos entre 18 a 90 años, mostró que los adultos mayores son menos propensos a tener mal humor persistente, que saben escuchar las críticas de los otros y controlan mejor sus emociones, algo que a los jóvenes les cuesta más trabajo. Se llegó a la conclusión de que los ancianos aprenden a tener una mejor calidad de vida porque están conscientes de que el tiempo que les queda es menor y evitan las situaciones que puedan hacerlos sentir mal.

Pero insisto en que todos queremos ser felices aquí y ahora, no queremos esperar a envejecer, porque este es nuestro tiempo, el que queremos disfrutar con bienestar, experiencias positivas, buenas relaciones humanas, alegría, esperanza y optimismo. Una suposición básica del comportamiento humano es que la gente persigue el placer y busca evitar el dolor. Entonces, por qué algunas personas parecen felices revolcándose en su miseria, incluso presumiendo de ella.

Puede que busquen la felicidad, que quieran ser felices, pero tal vez tengan ideas distorsionadas sobre este tópico, es posible que necesiten replantearse la cuestión desde otras perspectivas. Aconsejo no ignorar lo que la filosofía, la psicología y la sociología han aportado en este asunto para, con flexibilidad y apertura, ubicarse en sus esencias. Ponerse en contacto con nuevas y viejas ideas, analizarlas y hasta incorporarlas, puede sacarnos de ciertos estancos que obstaculizan nuestro crecimiento.

¿Existen personas adictas a la infelicidad? 0
La infelicidad puede tener serios riesgos para la salud física y mental. Foto: Pixabay

La felicidad según Aristóteles

La ética aristotélica es generalmente reconocida como eudemonista, es decir, que tiene la felicidad por objetivo. El sujeto ético, con su buena actuación, conseguirá la felicidad. Parece un planteamiento sencillo pero conlleva importantes análisis sobre la naturaleza humana. Según Aristóteles, la felicidad es la realización plena de la propia naturaleza y no algo que adviene como un premio, siendo ajeno a la acción. Se trata más bien de que nuestras buenas acciones tengan una repercusión real en nosotros haciendo que estemos bien.

Para Aristóteles buscar la felicidad era la finalidad de la vida. Hoy la convertimos en una obsesión enfermiza. Creemos que es un derecho que tenemos y no una aspiración. Esa creencia conlleva a frustraciones y desajustes.

En un libro titulado “Adictos a la infelicidad”, sus autores, profesores e investigadores de la Universidad de Chicago,  los esposos Martha Heineman Pieper y William J. Pieper, exponen el criterio de que los seres humanos tenemos una serie de hábitos y conductas que nos impiden disfrutar de la vida que deseamos.

El origen de este meollo es posible que se encuentre en la etapa infantil. Siendo niños asimilamos los patrones de comportamiento afectivo que nos acompañan en la adultez y que son muy difíciles de modificar, pero no imposible. Creo que quien se lo propone seriamente puede lograrlo, si no puede por sí mismo necesitará ayuda especializada.

En la medida que crecemos incorporamos una serie de creencias, hábitos, costumbres y actitudes, que entorpecen el camino hacia la felicidad. Así resultamos esclavos de nuestras creencias y hábitos,  todo lo que se aparte de ellos lo encontramos difícil o imposible, y siempre caemos en lo mismo. Esta es una característica del comportamiento adictivo. Por eso el título del libro de los Pieper:  Adictos a la Infelicidad.

Algunos expertos hablan de la adicción a la infelicidad, la cual tiene que ver con la inseguridad arraigada en la persona o bien falta de autoestima.

Parece, además, que la tendencia actual es la tristeza. El psiquiatra Jaime Adán-Manes, en una publicación, advierte sobre la preponderancia de ese sentimiento que empaña la realidad, considera que la educación tiene mucho que ver con este predominio del lamento. “En la actualidad, estamos acostumbrados a obtener una satisfacción inmediata de todos los caprichos, con lo que desarrollamos una tolerancia muy baja a la frustración. Esto también fomenta que busquemos una solución rápida a los problemas optando, por ejemplo, por tomar una pastilla para que nos ‘anestesie’, sin solventar realmente la razón por la que nos encontramos mal”.

¿Existen personas adictas a la infelicidad? 1
Realizar ciertas actividades básicas puede ayudarnos a incrementar nuestros niveles de felicidad (por ejemplo: dormir bien, hacer ejercicios, fomentar relaciones sociales, practicar algún hobby. Foto: Pixaba

En un artículo publicado en Psychology Today, el Dr. David Sack, certificado en psiquiatría y medicamentos para la adicción, explica las características de los sujetos adictos a la infelicidad, señala que tienden a:

  • Encontrar razones para estar miserables cuando la vida parece “demasiado buena.”
  • Preferir hacerse la víctima y culpar a otros en lugar de responsabilizarse personalmente por sus elecciones.
    Competir con amigos y colegas para ver quién sufre más.
  • Tener dificultades para establecer y cumplir metas, o, por el contrario, lograr metas solo para descubrir que no pueden disfrutar su éxito.
  • Tener dificultades para volver a levantarse cuando las cosas no salen a su manera.
  • Distraerse, escapar o lidiar con las cosas usando drogas, alcohol, sexo, comida u otros comportamientos adictivos o compulsivos.
  • Dejar de atender sus necesidades básicas, como seguir una dieta saludable, hacer ejercicio de forma regular y dormir adecuadamente.
  • Sentirse esclavizados por sus emociones o sin poder para cambiar.
  • Sentirse insatisfechos incluso cuando su vida va bien.
  • Tener relaciones dramáticas y no satisfactorias.

La infelicidad es algo más que lo opuesto a la felicidad. Es estancamiento, es angustia y es ausencia de estrategias personales para construir una realidad más plena, auténtica y significativa. Por supuesto, no siempre todo se le puede achacar al individuo pues las realidades del medio en que vivimos también influyen. En lo personal no creo que existan personas que deseen ser infelices, al menos no conscientemente. Nadie quiere ir por la vida sintiéndose insatisfecho, sin ganas, sin poder disfrutar de las cosas, sin momentos de alegría y sin bienestar.

Debemos incrementar nuestras barreras defensivas, atender nuestra resiliencia, trabajar las motivaciones, buscar ayuda médica si fuera necesario,  y alimentar propósitos que despierten la ilusión de cada día cuando nos levantamos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 × 1 =