Apicultores cubanos le ponen ciencia a las colmenas

Aunque muchas personas jaranean con el hecho de que, en este mundo hay días de celebraciones oficiales para todo, cuando se trata del Día Mundial de las Abejas —establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de diciembre de 2017—, lo cierto es que, por sus aportes a la biodiversidad del planeta, si no existiesen habría que inventarlas, porque nuestra sobrevivencia depende de ella.

Aunque esos vitales insectos existen y han evolucionado desde hace más de 60 millones de años, fueron introducidos en Cuba en el lejano 1764, procedentes de La Florida, Estados Unidos y apenas seis años después ya se exportaban los primeros 175 kilogramos de miel, incrementándose posteriormente el número de apicultores, pero fue con el triunfo de la Revolución cubana que comenzaron a atenderse las colmenas por personas capacitadas, mediante el uso eficiente de la ciencia y la técnica, porque esos insectos no sólo aportan la codiciada miel, sino, el propóleo y la cera, a la vez que —por ser los mayores polinizadores de la flora—, favorecen la biodiversidad, y el medio ambiente.

Con razón, en el año 1966, el Comandante en Jefe Fidel Castro orientó la extensión de esas prácticas productivas en todo el país, con la capacitación de los criadores, la adecuada selección de espacios con abundantes plantas con floraciones melíferas y el empleo de la ciencia y la técnica.

Para hacer realidad ese proyecto se creó la Estación Experimental Agrónoma de Santiago de las Vegas, en Boyeros, La Habana, donde produjeron el cruzamiento de abejas procedentes de los EE.UU. con las negras africanas, para obtener, de esa manera, las criollas, que se adaptan mejor al clima tropical.

La diversidad de nuestra flora ha favorecido notablemente el desarrollo de esa especie, que se ha extendido mediante la creación de los apiarios donde abundan las plantas melíferas, bajo la protección humana y el empleo de transferencias tecnológicas.

En la provincia de Holguín se distinguen en tales prácticas, obteniendo producciones ecológicas y protegiendo el entorno natural, los municipios de Banes, Mayarí, Frank País y Sagua de Tánamo, donde abundan las campanillas blancas y moradas, el romerillo de costa, cítricos y manglares.

Importantes resultan —para lograr la sostenibilidad de esas producciones, incluidas en los planes de exportación—, la adaptación al Cambio Climático, la prevención y enfrentamiento personas irresponsables que afectan el hábitat de las laboriosas y necesarias abejas, el uso de plaguicidas y el monocultivo intensivo, como advierte la FAO.

Son delicadas las abejas, que también han tenido que ser protegidas de la inextinguible plaga de la Varroa, un ácaro, ectoparásito, del cual se tuvieron las primeras noticias en 1912 y que se ha extendido por casi todo el planeta. En el caso de Cuba, los apicultores han sido capacitados en el adecuado manejo de las colmenas, con diferentes técnicas de control biológico y la obtención de aceites esenciales de gran valor.

A la modernización de los apiarios y la capacitación de los apicultores, hay que sumar como importante logro la obtención de abejas reinas, para asegurar la renovación sistemática, a favor de la continuidad de los enjambres o colonias.

La apicultura, considerada por la FAO como el movimiento productivo más importante del planeta, sufre los perjuicios del Cambio Climático y de las acciones irresponsables de entidades económicas y el hombre, en vez de favorecer su desarrollo con adecuadas prácticas ecológicas, el mejor empleo de la ciencia y la técnica y el conocimiento de que, además de proporcionar la codiciada miel, aporta propóleos, cera y otros derivados, unido a los favores que proporciona al medio ambiente.

Es justo reconocer la labor de la Empresa Apícola Nacional (Apicuba) y sus Unidades Básicas Provinciales (UEB) y cómo, enfrentándose a los problemas actuales, se logró en 2021 que Cuba se ubicara entre los primeros países productores del mundo, al obtener más de 10 mil 500 toneladas de miel, superando el récord anterior, de 1962, ascendente a 10 mil 215 toneladas.

También se batió récord en la producción de propóleos con más de 16 toneladas y más de 174 de cera —la cuarta más elevada en la historia—, entre otros subproductos, cuando se contaba con unas 223 mil colmenas. La situación en 2023 fue muy diferente y este año, aunque ha mejorado el clima, hay que esperar.

La Sociedad Cubana de Apicultores y su consejo de cooperación en las tres regiones del país, así como la Empresa Apícola Nacional, asesoran y controlan a las Unidades Básicas y los productores, para lo cual se cuenta con efectivos convenios internacionales y la voluntad de continuar poniéndole ciencia a las colmenas.

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