Tensión, Estrés, Angustia, Ansiedad
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Diez recomendaciones para las tensiones y angustias cotidianas

Es normal experimentar alguna que otra vez tensión, estrés, angustia y agobio. Es lógico suponer que estas condiciones emocionales se ven agravadas cuando las circunstancias socioeconómicas son más desfavorables. Creo que cualquiera de nosotros ha tenido la oportunidad de darse cuenta que hoy día los cubanos decimos con frecuencia, en conversaciones espontáneas, expresiones como estas: “la vida está dura, se vive con muchas dificultades y preocupaciones”, “la situación está difícil y me estreso, a veces estoy que no doy más”, “vivo el día con mucha tensión”. Estas y otras frases sirven para expresar las preocupaciones y tensiones que experimentamos en la vida cotidiana. De alguna manera contribuyen a la catarsis.

Las condiciones del entorno no siempre pueden ser modificadas por decisión personal. Muchas veces no está en nuestras manos hacer algo para que las cosas cambien, entonces no queda otro remedio que aprender a lidiar con los problemas. Informarse sobre qué es la angustia, qué es el estrés y cómo podemos evitarlos, o al menos atenuarlos, puede ser un camino que nos ayude a mantener la salud y el equilibrio emocional. Sin lugar a dudas esto contribuirá a que la vida sea mejor llevada. Siempre hay cosas que es necesario saber y cosas que se pueden hacer, sobre ellas te voy a comentar.

Las señales de angustia se dividen en dos grupos

1.    Señales físicas: inquietud o desasosiego, tensión de los músculos, cansancio, insomnio, palpitaciones o latidos rápidos del corazón, sudoraciones o manos frías y húmedas, agobio.

2.    Señales emocionales: experimentar miedo, tener muchas preocupaciones, sensación de “embotamiento mental”, pesimismo, incapacidad para relajarse, sentirse irritable, hipersensibilidad, temer que algo “malo” vaya a suceder.

Las situaciones estresantes pueden causar muchas de estas señales, cuando la situación se resuelve las mismas desaparecen. Sin embargo no es normal que la angustia te abrume e interfiera en tu vida diaria durante periodos largos.

No siempre los síntomas descritos obedecen a una enfermedad o trastorno mental. En casos así, ciertas prácticas, cuidados y algunas técnicas pueden ser suficiente para que los síntomas desaparezcan y se vuelva a la normalidad, con ello se evitan complicaciones futuras, tanto físicas como mentales.

Tensión, Estrés, Angustia, Ansiedad
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Recomendaciones que pueden ayudar a calmar tus tensiones y angustias

1- Infórmate: Obtén información sobre ansiedad, angustia y estrés, y las formas en que afectan tu cuerpo. Puedes encontrar libros, folletos e informaciones del tema en bibliotecas, internet, en esta misma columna y a través de otras fuentes.

2- Consigue apoyo: Habla con tus seres allegados, con familiares o amigos, ellos pueden ayudarte, ofrecerte apoyo y darte ánimo.

3- Dite a ti mismo: “Esto no es una emergencia, no estoy en peligro”. “Yo puedo seguir adelante, aunque me sienta angustiado, lo importante es ir resolviendo los problemas que pueda”.

4- Planifica sesiones dedicadas a la preocupación: Dedica un tiempo determinado de cada día (unos 15 minutos pueden ser suficientes), para preocuparte todo lo que quieras. Pasa ese tiempo pensando en cada uno de tus temores y problemas, cuáles son sus causas y posibles soluciones. Darle rienda suelta a las preocupaciones todo el tiempo empeorará tu estado.

5- Consume menos cafeína: En un día no tomes más de 12 onzas de café, es el equivalente a dos tazas pequeñas. Cuida el exceso de consumo de refrescos con cafeína, ella puede producir sensaciones de angustia y dificultades para dormir.

6- No alcohol ni drogas: Hasta cantidades pequeñas de estas sustancias pueden acentuar o empeorar la angustia. Algunas personas buscan en el alcohol y otras drogas la manera de lidiar con sus conflictos y problemas, pero en realidad esto no ayuda para nada, por el contrario genera nuevos problemas personales, familiares, sociales y de salud.

7- Realiza ejercicios físicos con regularidad: La actividad física disminuye la ansiedad. Ve incrementando, poco a poco, los ejercicios. Una buena meta es llegar a hacer algún tipo de ejercicio aeróbico de 30 minutos a una hora, al menos tres veces a la semana.

8- No fumar: El uso del tabaco o los síntomas de privación entre un cigarro y el siguiente pueden aumentar la ansiedad y hacer que experimentes inquietud.

9- Escucha música: Existe un tipo de música que te puede ayudar a relajarte.

10- Practica ejercicios de respiración y relajación: Muchos de ellos son sencillos y los puedes realizar en cualquier lugar donde te encuentres. Cuando sientas angustia, respirar lenta y profundamente te ayudará.

Prueba el siguiente ejercicio de respiración

La respiración profunda es un ejercicio fácil y al alcance de todos, no requiere de equipos ni de mucho tiempo, y puede realizarse prácticamente en cualquier sitio. Este acto tan sencillo ayuda a relajarte, liberar toxinas, reducir el estrés, dormir mejor y, por supuesto, también mejora la salud respiratoria. La conexión entre cuerpo y mente permite los beneficios saludables que puedes tener con ejercicios regulares de respiración profunda. Para calmar y controlar tu mente es importante calmar y controlar tu respiración. Veamos este ejercicio.

Primero busca un lugar cómodo para sentarte o acostarte. Luego, cierra los ojos y relaja los músculos de todo el cuerpo. Cuenta despacio hasta cuatro mientras tomas aire profunda y lentamente por la nariz. Luego suelta el aire aún más lentamente, también por la nariz, mientras cuentas hasta 8. Sigue respirando profundamente por varios minutos. Repítelo de seis a 10 veces.

¿Qué hacer si estas prácticas no dan resultado?

Si lo que aquí te he recomendado no te funciona entonces te sugiero que busques ayuda profesional en las consultas de Psiquiatría y Psicología de tu policlínico o en los Centros Comunitarios de Salud Mental (CCSM) que existen en todo el país. Puedes valorar la solicitud de una cita a través de tu médico de familia, explicándole tu situación, tal vez el mismo pueda ayudarte sin necesidad de remisión al psiquiatra.

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