Guerra de los Diez Años, Guerra del 68, Cuba, historia, España
Guerra de los Diez Años o como se le conoce también Guerra Grande o Guerra del 68 (1868-1878). Fue la primera de las tres guerras de independencia ocurridas en Cuba en la segunda mitad del siglo XIX. Foto: Archivo

Funcionarios coloniales insurrectos: una historia olvidada

En los estudios de la historia de la Guerra de 1868 raramente se ha tenido en cuenta el papel jugado en el movimiento revolucionario durante la conspiración y en los primeros momentos del alzamiento por los funcionarios públicos y otras personas que desempeñaron algún cargo dentro del Estado o los ayuntamientos y se unieron a la Revolución. Estos se convirtieron en promotores  del movimiento revolucionario. Era desconcertante para cualquier vecino el hecho que un Capitán o un Teniente Pedáneo tomara parte en la conspiración o se alzara.

En la sublevación del 10 de octubre de 1868 participaron una cantidad relativamente importante de miembros del cabildo, funcionarios españoles de bajo rango y varios sacerdotes. Aunque esto, en esencia, no afectó la estructura de la Capitanía General, pues la mayoría de los miembros del aparato político administrativo español permanecieron fieles.

Debemos de ver el asunto en la Cuba de 1868. En estas apartadas comarcas el Capitán y el Teniente Pedáneo eran figuras fundamentales en la vida cotidiana. Los Tenientes gobernadores residían en la cabecera de la jurisdicción. En muy contadas ocasiones los campesinos visitaban la ciudad cabecera. Sin embargo, estaban en constante contacto con las autoridades de su Capitanía o tenencia. Cualquier funcionario, a ese nivel, tenía un papel muy relevante en la vida  de esta gente.

El hecho de que uno o varios de ellos se sumaran al movimiento revolucionario debió de producir el efecto de una piedra lanzada al agua de un lago en día de calma. Seguramente que la mayoría de estos funcionarios  permanecieron fieles a la metrópoli española. Pero en la formación de las ideas y los criterios colectivos no siempre el número es lo más importante. Lo que debió de crear una corriente de opiniones no fue el hecho de que de todos los Capitanes Pedáneos de la jurisdicción de Holguín, tan solo Eduardo Cordón se sumara a la conspiración. Lo más relevante del asunto era que un Capitán Pedáneo se había insubordinado. Es de suponer que la noticia circulara por la comarca y fuera exagerada como es usual en la voz popular.

Un ejemplo de esto fue el Capitán Pedáneo de San Pedro de Cacocum en Holguín, el Alférez de Caballería retirado Eduardo Cordón natural de un poblado de Granada en España.  Eduardo Cordón residía desde hacía varios años en Holguín. Se había casado con una mujer perteneciente a una antigua e insumisa familia criolla, Leonela  Feria Garayalde. Tenía además estrechos lazos de amistad con la familia Grave de Peralta. Estos poseían varias fincas y residían en el territorio de la Capitanía Pedánea que el comandaba. Tanto los Feria Garayalde como los Grave de Peralta aportaron a la causa revolucionaria varios de los principales líderes locales.

Eduardo acabó incorporándose a la conspiración. En sus informes al Gobernador de Holguín resaltaba  que la comarca permanecía en perfecto orden. Mientras Julio Grave de Peralta y otros vecinos conspiraban prácticamente de forma pública. Esto permitió que el grupo más fuerte y numeroso de conspiradores en Holguín se encontraban en  Cacocum. En octubre de 1868 Cordón se sublevó. Su importancia en la localidad era tal que fue ascendido a Coronel. Durante la guerra fue sorprendido por una contraguerrilla y asesinado.

Hay otros ejemplos de funcionarios españoles que se sumaron al independentismo. La sublevación de Céspedes en La Demajagua contó con la colaboración del jefe de la policía y un oficial de las fuerzas regulares de Manzanillo.   El Teniente Pedáneo Emilio Soler, de Manzanillo,  se unió a las fuerzas insurrectas y se dedicó a reclutar combatientes.

José Alemán, Teniente Pedáneo en la jurisdicción de Santiago de Cuba, se unió a las fuerzas revolucionarias. Se convirtió en uno de los jefes militares de las tropas insurrectas concentradas en el campamento de Sevilla en Santiago de Cuba. Rafael Portuondo Vernáes, delegado del alguacil mayor de Santiago de Cuba, también se unió a los mambises de ese destacamento.

En Bocas, un cuartón en la Capitanía Pedánea de Maniabón en la jurisdicción de Holguín, el Teniente Pedáneo Agustín González se unió a las fuerzas revolucionarias. Un informe español hacía referencia a: “… que era anteriormente Teniente de Partida de Bocas y hoy es jefe de los insurrectos”.

El efecto que tuvo este individuo entre los vecinos de la localidad fue impactante. En los primeros meses de la guerra un total de 98 vecinos de ese barrio se unieron a las fuerzas revolucionarias.

El Teniente Pedáneo de Tí Arriba, en la jurisdicción de Santiago de Cuba, Francisco Javier Rizo, se unió a los sublevados. En este caso tiene una doble significación, pues además de funcionario del Gobierno era considerado como hacendado.

Hay otros diversos ejemplos de este interesante fenómeno poco estudiado por la historiografía cubana y que nos puede ayudar a comprender en parte el estallido masivo de 1868.

Fuentes consultadas

1.-Archivo Nacional de Cuba  Fondo Comisión Militar Ejecutiva y Permanente. Legajo 125 número 4, Legajo 129 número 27,. Legajo 129 número 4, Legajo 129 Número 21, Legajo 126 número 13, Legajo 126 número 12, Legajo 128 Número 24, Legajo 126 Número 28, Legajo 129 Número 6, Legajo 126 Número 1.

2.-Museo Provincial de Holguín Fondo. Documentos de Julio Grave de Peralta.

3.-José Sánchez Guerra y Wilfredo Campo Cremé. Los Ecos de La Demajagua en el alto Oriente Cubano. Guantánamo 1996, página 26

Antonio Nápoles Fajardo El Sitio de Holguin, página 26.

4.-Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals Carlos Manuel de Céspedes, Escritos Editorial de Ciencias Sociales La Habana 1974 t I, página 16

5.-Juan Albanez Martínez, Eduardo Cordón. Inédito

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