Las investigaciones reportan que a nivel mundial casi la mitad de los estudiantes adolescentes y jóvenes presenta un consumo dependiente, perjudicial o de riesgo del alcohol, mientras que solo el 48 por ciento asegura consumirlo de una manera «sensata». La edad media del inicio de su ingestiónse sitúa en los 16,5 años, y téngase en cuenta que la tendencia de los últimos decenios es el comienzo del consumo a más temprana edad. Un verdadero problema.
Se considera al alcoholismo como una enfermedad crónica caracterizada por la ingesta descontrolada de alcohol debido a una dependencia física y emocional en la que suele haber preocupación por el consumo. Los síntomas incluyen el consumo recurrente de la sustancia, a pesar de las afectaciones de la salud física y mental, y de los problemas familiares, sociales y legales que la misma acarrea. Las complicaciones del alcoholismo son muchas en los ámbitos mencionados.
Muchas personas, si bien no son alcohólicas, presentan un consumo que puede resultar perjudicial o de riesgo. Llama la atención que no son pocas las que consideran que beber alcohol es bueno para la salud. Aquí pretendo comentar al respecto y visibilizar los resultados de investigaciones recientes.
Evidencias de daño cerebral
Beber alcohol no es un hábito saludable en ningún caso. Numerosos estudios han vinculado su consumo perjudicial con déficits neurocognitivos, rendimiento académico deficiente y comportamiento sexual de riesgo. Se han encontrado cambios en la actividad cerebral en estudiantes universitarios que beben de forma compulsiva, lo que puede ser un marcador temprano de daño cerebral.
El binge drinking o consumo intensivo de alcohol es extremadamente común entre los jóvenes. Artículos de la Agencia Americana sobre Abuso de Sustancias y Salud Mental y la Agencia Europea sobre Estudio de Alcohol y otras Drogas estiman que hasta un tercio de los jóvenes estadounidenses y europeos beben en exceso.
En la última década, varios estudios neuropsicológicos y neurofuncionales parecen apuntar a que estos jóvenes presentan un peor rendimiento en algunas tareas neuropsicológicas, especialmente de memoria verbal y de control inhibitorio, así como anomalías en la actividad cerebral asociada a estos mismos procesos en comparación con un grupo de control de jóvenes (con poco o ningún consumo de alcohol).
Beber alcohol no tiene beneficios sobre la mortalidad
Aunque el alcohol es una de las principales causas de enfermedad, discapacidad y muerte en la población, algunos estudios habían reportado ciertas conveniencias del consumo de pequeñas cantidades del mismo. Sin embargo, nuevas investigaciones concluyen que no es verdad que tenga beneficios sobre la mortalidad en personas mayores.
En concreto, estudios epidemiológicos, especialmente en países anglosajones, argumentaban que consumir una o dos copas de bebidas alcohólicas al día se asociaba con menor mortalidad porque se reducían las muertes por enfermedad cardiovascular. Se ha cuestionado recientemente la calidad de estos estudios por diversos problemas metodológicos.
Cada año en el mundose producen 2,8 millones de fallecimientos atribuibles al consumo de alcohol
La prestigiosa revista científica The Lancet ha publicado un ambicioso estudio sobre el efecto del alcohol en la salud a nivel global, tomando como base datos de 694 fuentes con información sobre consumo, así como los resultados de 592 estudios que previamente habían evaluado la relación entre el tóxico y los problemas de salud en 195 países.
El consumo de alcohol es el séptimo factor de riesgo para muertes prematuras y enfermedad en la población de entre 15 y 95 años, donde una de cada tres personas bebe alcohol, pero entre la población de 15 a 49 años esta sustancia es la primera causa asociada a muertes prematuras y enfermedades.
El estudio afirma que cada año se producen en el mundo unos 2,8 millones de fallecimientos atribuibles al alcohol. La investigación relaciona la ingesta de alcohol con más de una veintena de problemas de salud: cáncer, tuberculosis, cirrosis, pancreatitis, entre otras.
La conclusión más relevante de este trabajo es que insiste en la idea de que no hay un nivel de consumo saludable de esta sustancia, afirmando que “El nivel más seguro es cero”.
El alcohol es un problema de salud global: Cuanto menos, mejor
Estos resultados muestran la necesidad de revisar las políticas de control del alcohol en todos los países, está claro que estamos ante un problema de salud global colosal.
La vieja afirmación de que beber alcohol es bueno para la salud ha quedado desmentida. Los profesionales sanitarios en la práctica clínica no deben recomendar el consumo a sus pacientes. Y si estos beben porque no tienen enfermedades que se agraven por el alcohol y no toman medicamentos que interaccionen con la sustancia etílica, la recomendación debe ser siempre la misma: “cuanto menos, mejor”.
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