Fidel, Acciones del 26 de Julio

Acciones del 26 de Julio, patrimonio de la memoria histórica de Cuba

Hay hechos históricos que cambian el destino de los pueblos. Así sucedió con las acciones del 26 de julio de 1953 en Cuba. No fue casual que en el año del centenario del natalicio del insigne patriota José Martí, un grupo de jóvenes revolucionarios (Generación del Centenario), liderados por Fidel Castro, protagonizaran ese día el asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. Tales actos de rebeldía y coraje fueron síntesis del sentimiento patriótico legado desde el Alzamiento de La Demajagua en 1868 que abrieron una nueva página de justicia y dignidad en la historia de la mayor de las Antillas.

El viraje revolucionario del 26 de Julio de 1953

El golpe de Estado de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952 había agudizado en Cuba las contradicciones económicas, políticas y sociales en un escenario de ruptura constitucional.

En esa circunstancia la Generación del Centenario, apartada de los politiqueros corruptos y pro imperialistas, organizó, bajo la doctrina martiana, acciones revolucionarias armadas como vía esencial para derrocar la cruenta tiranía de Batista, alcanzar la liberación del pueblo cubano de la opresión del yugo impuesto por Estados Unidos y sus monopolios explotadores desde principios del siglo XX y transformar radicalmente las estructuras socio-económicas del país.

Previo a las acciones del 26 de Julio, cruciales para los acontecimientos que dieron paso a una nueva etapa de lucha y liberación nacional, se le dio lectura al «Manifiesto del Moncada», redactado por el joven poeta Raúl Gómez García bajo la orientación de Fidel, donde se exponía el programa inmediato de la revolución, los objetivos de la acción y los principios del grupo de combatientes. La convocatoria incluía la insurrección popular y la huelga general.

Gómez García leyó sus versos «Ya estamos en combate» y Fidel exhortó: «Compañeros: Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos; pero de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras el movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante. El pueblo nos respaldará en Oriente y en toda la isla. ¡Jóvenes del Centenario del Apóstol! Como en el 68 y en el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡Libertado o muerte! «.

En la madrugada de ese día de1953 en Santiago de Cuba y Bayamo inició el gran viraje revolucionario en las luchas por la libertad de Cuba. Fidel, con el grupo más numeroso de combatientes, se lanzó a la toma del Cuartel Moncada, de Santiago de Cuba. Abel Santamaría ocupó el Hospital Civil y Raúl Castro el Palacio de Justicia. Otro contingente de revolucionarios, dirigido por Ñico López, atacó el Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.

Mientras se producía el asalto al «Moncada» falla el factor sorpresa, la lucha se entabla fuera del cuartel y se prolonga en un combate de posiciones. Los asaltantes se hallaban en total desventaja frente a un enemigo superior en armas y hombres. Fidel, al comprender que continuar la acción en esas condiciones era un suicidio colectivo, ordenó la retirada. Pero Abel Santamaría y sus compañeros en el hospital no la reciben y son delatados, apresados y asesinados.

Al mismo tiempo que ocurrían estas acciones de lucha en Santiago de Cuba, 28 revolucionarios asaltaban al cuartel de Bayamo, operación que también fracasó. Ante tan valerosos actos de rebeldía popular la dictadura reaccionó con una brutal represión. Batista decretó el estado de sitio en Santiago de Cuba y la suspensión de las garantías constitucionales en todo el territorio nacional. El presidio de los asaltantes se convierte en “Prisión Fecunda” donde continúa la organización de la lucha.

Pero los crímenes cometidos en esos días por el régimen los denunció Fidel Castro en su alegato de autodefensa La Historia me Absolverá durante el juicio contra los asaltantes del Cuartel Moncada. El revés militar dio paso a una estratégica victoria.

Cuando el revés da paso al triunfo

La Historia me Absolverá se convirtió en el programa político-antimperialista y popular del movimiento revolucionario.

Denunció los acuciantes males que afectaban a la Cuba de entonces describiendo sus seis problemas fundamentales: la tierra, la industrialización, la vivienda, el desempleo, la educación y la salud; hizo una correcta apreciación de los factores de la lucha; expuso y fundamentó las principales y necesarias medidas que el gobierno revolucionario acometería de inmediato al asumir el poder como la Reforma Agraria, la Reforma Integral de la Enseñanza y confiscación de los bienes malversados.

Dio un concepto de pueblo que ayudó a aglutinar a todas las clases y sectores interesados en la batalla  contra la oligarquía nacional y el imperialismo. Destacó, con un concepto marxista-leninista, que el pueblo sería la fuerza fundamental en la lucha revolucionaria.

Dada la presión popular, el 15 de mayo de 1955 a Batista no le quedó otra alternativa que concederle la libertad a los moncadistas. Este grupo decidió nombrar al movimiento como: Movimiento 26 de Julio (M26-7).

En el discurso conmemorativo por el XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, Fidel Castro expresó:

«Era necesario enarbolar otra vez las banderas de Baire, de Baraguá y de Yara. Era necesario una arremetida final para culminar la obra de nuestros antecesores […] Dominada la nación por una camarilla sangrienta de gobernantes rapaces, al servicio de poderosos intereses internos y externos que se apoyaban descaradamente en la fuerza, sin ninguna forma o vehículo legal de expresión para las ansias y aspiraciones del pueblo, había llegado la hora de acudir otra vez  a las armas».

Las acciones del 26 de Julio, aunque fueron un revés militar, desencadenaron sucesos de continuidad de lucha que permitieron alcanzar el objetivo de la liberación nacional definitiva. Aportaron valiosas experiencias para la organización de la expedición del Granma y la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, apoyada por el movimiento clandestino que abarcó todo el país.

A 70 años de esa hazaña heroica y valiente su recuento ratifica la unidad de acción como fuerza motora del pueblo cubano y de su memoria colectiva y patriótica.

Yamila Pupo Otero
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