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¿Es dañina la pornografía?

En el mundo de hoy la pornografía es un negocio descomunal, es una de las causas más frecuentes por la que la gente se conecta a Internet. Cualquiera tiene acceso a la pornografía en la red, ya sean menores de edad, adultos o personas con problemas psicológicos. Algunos consideran que se trata de una cuestión de libertad de elección, o sea, algo que uno puede elegir como entretenimiento, pero lo cierto es que muchos individuos acaban teniendo problemas serios con la pornografía si pierden el control.

Rompen sus relaciones, sus matrimonios, abandonan prácticas sexuales habituales, pierden el interés por otras actividades, llega el momento que se vuelven adictos a consumir material pornográfico, lo hacen compulsivamente y cada vez con más frecuencia. La actividad sexual que antes solía propiciarles placer deja de satisfacerles, disfrutan más masturbándose con las pelis y videos porno que con sus parejas, o necesitan del visionaje de este tipo de material para lograr la erección y la satisfacción sexual. Por ahí ya no están bien las cosas.

La adicción a la pornografía es semejante a la de las drogas

Este negocio ha aumentado vertiginosamente en los últimos años, Internet se ha convertido en “el crack de la adicción al porno”. De hecho, el abuso de consumo de pornografía afecta de forma negativa al cerebro, así lo demostró un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano en Berlín, publicado en la revista JAMA Psyhchiatry en julio de 2014, en el que comprobaron que la pornografía estimula ciertos neuroquímicos en nuestro cerebro actuando en este órgano como una droga.

Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Cambridge en 2016, advertía algo similar. Además de las similitudes con la drogadicción, el estudio destacaba que el exceso de porno causa otros problemas en la vida de estas personas: el 50 por ciento de los participantes del estudio, con una media de 25 años, presentaban problemas para tener erecciones con sus parejas, a pesar de poder tenerlas mientras veían pornografía.

Los afectados terminan abandonando sus amistades y con otros problemas relacionados con el cerebro como ansiedad, depresión, fobia social, trastornos de la personalidad o consumo de sustancias de abuso. El 72 por ciento genera ideas suicidas y el 17 por ciento lo ha intentado. Se trata, por tanto, de personas adictas que necesitan ayuda especializada.

pornografía¿Cómo saber si hay adicción?

La dificultad para pasar un día sin consumir materiales de esta naturaleza, el abandono de otras tareas y actividades para poder acceder a estos contenidos, la dificultad para encontrar el placer sexual más allá de la pornografía o la aparición reiterada de un sentimiento de culpa tras visionar cine pornográfico, son algunos de los indicios que pueden ponernos en el camino de un posible caso de adicción.

Cuanta más pornografía se visiona se puede provocar una mayor habituación o condicionamiento a los estímulos y por lo tanto necesitar niveles superiores de estimulación para conseguir el mismo nivel de excitación.

pornografíaLa adicción a la pornografía no es exclusividad de los hombres

El mito de que solo los hombres consumen pornografía tiende a derrumbarse. Hasta hace poco, se consideraba que los hombres eran más visuales en referencia a la sexualidad. Es decir, que preferían estímulos visuales para la excitación frente a los auditivos o táctiles. Pero debido a la cultura audiovisual en la que mujeres y hombres están inmersos en los últimos años, y más concretamente entre la gente joven, las diferencias ya no son tan evidentes.

En las sociedades más conservadoras, el hecho de que una persona visualice pornografía puede ser asociado con depravación sexual, lo que suele conducir al rechazo y la estigmatización. Pero esta consideración es extremista.

Algunos especialistas no están del todo seguros en cuanto a lo que hay que hacer en relación con la pornografía. No siempre es perjudicial. Puede ser entretenida y divertida y un complemento para la vida sexual de las personas. Habría que evaluar muy bien cuando la pornografía solo forma parte de la vida sexual de una persona y diferenciar de cuando le supera, le domina o fomenta comportamientos que no son sanos o beneficiosos.

En general el concepto de pornografía puede que no sea del todo malo, pero empieza a convertirse en un problema de salud pública cuando se asocia a prácticas insanas, adicción, violencia, consumo excesivo de alcohol, drogas duras y la persona desarrolla un patrón adictivo. Podemos hacer muchas cosas con un modelo de salud pública de reducción del riesgo. Estos son problemas en los que la medicina puede desempeñar un papel útil, pero no es algo que atañe solamente al sector sanitario.

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