En Cuba es cada vez más frecuente niños que se quedan sin el afecto de una o las dos figuras parentales a causa de la emigración. Autora del post: Noemy Marrero

Niños, ¿rotos por la distancia?

Los cuadros ya no cuelgan sobre la pared blanca. Enrollados en tela, se agolpan en una caja de cartón. Ahora se amontonan sobre una pared marfil. El espacio reducido del nuevo apartamento provoca que todos estén como abrazados. Con algunos recuerdos esculpidos en la memoria, Niri mira la figura paterna ausente en el hogar y que ahora se dibuja solo en aquella foto familiar.

Es como si la distancia que la separa de una de sus personas favoritas hubiera roto algo muy dentro, que no sabe explicar a su corta edad de nueve años. Lo cierto es que le duele hondo no tenerlo cerca.

Los de allá…

Con la rapidez del relámpago que atonta los ojos al tomar un retrato, el año 2021 llegó estremeciéndolo todo: una pandemia mundial, la mayor crisis migratoria de la historia en Cuba, en fin, un sin número de acontecimientos de los que muchos no escaparon, incluida Niri, quien ahora vive en un hogar diferente, sin su papá.

Aunque este fenómeno de la emigración es objeto de debates, desde hace muchos años, en el último lustro se evidencia un crecimiento considerable. Según fuentes oficiales de los EE.UU., en el año fiscal 2022 cruzaron la frontera entre Estados Unidos y México casi 221 mil cubanos.

En este sentido, se evidencia el alto flujo de personas que abandonaron Cuba y llegaron a otras naciones en busca de mejoras económicas, de acercamiento familiar y otros factores que los motivaron a tal decisión. Esta situación, además, implica una problemática poco analizada, hasta donde se tiene conocimiento de incontables niños, adolescentes y jóvenes que se quedaron sin el apoyo, la compañía y el cuidado de uno o ambos padres.

No es menos cierto que el emigrante al salir de sus tierras está expuesto a una serie de transformaciones en su vida social, tal es el caso del padre de Niri. Pasar a vivir a un sitio completamente diferente, dejar atrás el entramado social y cultural en que se ha desarrollado psicológicamente, provoca una serie de efectos,  denominado Culture shock.

Niños, ¿rotos por la distancia? 0Los de aquí…

La historia de Niri se reitera en decenas de hogares cubanos. Y es que la mente de un menor no es capaz de comprender el por qué de la separación con su familia más cercana, quienes le dieron la vida. Los adultos no pocas veces reducen estas situaciones a que “se fue para ayudarnos y que todo mejore”, “regresa pronto”, “vamos a irnos a  un lugar mejor a vivir”, “papá se fue, pero nos quiere”. Si bien la corta edad de Niri le permite percibir cada una de esas palabras, su mente infantil no es capaz de procesarla en su totalidad.

“Con la partida de su figura paterna vio tambalearse valores claves para la formación de la integridad familiar, experimentando ansiedad, emociones negativas como la tristeza y la rebeldía, explicó Martha Yanara Santos Velázquez, psicóloga y Máster en Salud Mental Comunitaria.  “Los menores en la mayoría de los casos quedan bajo el manejo de los abuelos, lo que trae consigo que exista una pérdida o duelo determinado por la separación.”

Investigaciones precedentes coinciden en que los infantes con padres migrados generalmente experimentan estos sentimientos, donde una manera de expresar sus verdaderas emociones es mediante la técnica creativa de arte terapia, una vía de reflejar su percepción mediante las artes plásticas.

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Dibujo de infante afectado emocionalmente por la emigración. Fuente: www.revcmpinar.sld.cu

Yilian tiene siete años, desde que tenía cinco pasó de vivir con sus padres y su hermana mayor a convivir solo con su abuela materna, porque ambos progenitores emigraron de manera ilegal hacia los Estados Unidos. Ante la imposibilidad de la abuela de asumir el cuidado de ambas niñas, la otra hermana también fue separada y pasó a vivir con su otra abuela.

De un golpe Yilian perdió su estabilidad emocional, entonces aparecieron llantos constantes, depresión, se encerró en su propio mundo, como si viajara a un lugar especial donde estuviera con su familia. Su mundo interior se derrumbó de la noche a la mañana.

Estados emocionales como ira, tristeza, ansiedad, sentimientos de añoranza y pena, temores en torno a la figura ausente y la integridad familiar sean las formas más comunes de exteriorizar los sentimientos que les provoca a los niños la ausencia de uno o ambos progenitores, situaciones cada vez más frecuentes en la actualidad.

Esta problemática no es exclusiva de los últimos años, producto de la evidente oleada migratoria, en Cuba desde hace décadas inició ese proceso, caracterizado en un primer momento por padres médicos, maestros o deportistas que salían del archipiélago a cumplir misión internacionalista.

Julio, médico del Hospital Vladimir Ilich Lenin, quien prefiere no aportar sus apellidos por decisión propia, comenta que salió del país en el año 2014, dejando a su esposa e hijos. “De ese viaje solo me quedan los equipos electrodomésticos medios rotos y algunas ropas que traje. En ese momento mi principal objetivo era la solvencia económica, salí a Venezuela por mis hijos. Ahora me doy cuenta que hubiese valido más, no ir a ningún lado. Me perdí parte de la etapa de la adolescencia. Eso, no tengo forma de recuperarlo”.

En ese sentido, la Máster en Psicología Clínica, Fidelina Rodríguez Herrera afirma que “la separación definitiva o temporal de padres e hijos por cualquier causa, significa una pérdida de su base de seguridad, ya que ellos, en el ámbito lógico concreto como es su pensamiento, deducen que en la medida en que su familia este más unida, será más fuerte, protectora, más competente”.

Las principales alteraciones psicológicas en niños cubanos con padres ausentes por la emigración, de acuerdo con un estudio realizado por cinco especialistas en psicología de la Universidad de La Habana, concluyó que son el alto nivel de depresión y ansiedad, niños que padecen pérdida del control de la vejiga, o sea, no controlan los esfínteres y se orinan, conocido en el argot médico como enuresis nocturna. También en algunos casos puede aparecer resistencia a realizar sus necesidades fisiológicas  básicas o manía de morderse las uñas con los dientes, bajo rendimiento académico, entre otras manifestaciones.

Niños, ¿rotos por la distancia? 2Con exactitud no se conoce cuántos niños a nivel mundial se encuentran en situaciones así. Al analizar el comportamiento de esta problemática en países como China donde se calcula, según la Red de Información de Derechos de los Niños, que existen 61 millones de infantes abandonados por sus padres migrantes, podemos ver cuán recurrente es. Latinoamérica no se queda atrás, son miles de padres los que han tenido que dejar sus hogares para irse a trabajar a otros países, por tiempo indeterminado.

La ausencia de los padres en las primeras edades implica una privación afectiva importante, pues constituye una pérdida que conmociona al menor y las consecuencias pueden ser perjudiciales, cuando estas dificultades no sean atendidas oportunamente.

Los pequeños lo viven como un duelo migratorio, que reabre constantemente dificultades a su equilibrio, bienestar y desarrollo personal, con insospechadas repercusiones futuras.

Así Reynaldo Oramas, quien ahora es estudiante de séptimo grado, con 12 años de edad primero enfrentó el divorcio de sus padres, luego la ausencia de su papá tras la emigración hace alrededor de cuatro años y más recientemente de su madre, quien salió del país hace tan solo unos meses. Exterioriza la añoranza por sus padres alejándose de la realidad, acompañado todo el tiempo de dispositivos tecnológicos, ya sea el móvil, computadora o tableta. Nunca más ha dormido solo, se ha apegado mucho a su abuela materna, tanto que no puede pasar largos periodos sin su compañía, es poco sociable.

Su abuela, Marcia Sánchez explica que le preocupa que después de este tiempo junto a ella, al reunirse con su mamá le sea difícil pasar por otro proceso de adaptación, que será para él como empezar de cero. Pues en no pocas ocasiones le ha expresado que sin ella no quiere irse a vivir a otro país.

Como Reynaldo, la mayoría de los niños que pasan por situaciones similares manifiestan conductas desobedientes, caprichosas y rebeldes, sin muchos sospechar que se trata de la manera de expresar lo que sienten.

Esta problemática de la emigración de personas, en especial en edad laboral, dejando atrás a sus hijos, no cesará, ni podrá erradicare pues forma parte de las dinámicas poblacionales, no solo de Cuba, sino a nivel mundial en este mundo globalizado.

Por: Maylín Betancourt, Noemy Marrero y María Militza Ornella Fernández

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