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El cultivo de algas marinas con fines alimentarios es una opción viable en África y el Sudeste asiático. Foto: Archivo

Cultivo de algas marinas ayuda frente a inseguridad alimentaria

Un estudio realizado en la Universidad de Tufts, Estados Unidos, y publicado este sábado, mostró que el cultivo de algas marinas puede ayudar a abordar la inseguridad alimentaria y a frenar el cambio climático.

Producir y vender algas marinas podría aumentar las finanzas de los agricultores en los países de ingresos bajos y medianos, particularmente en las regiones costeras de África y el sudeste asiático, dijo Patrick Webb, profesor de nutrición y autor principal del trabajo.

Destacó que se trata de una alternativa más sostenible a la cría de ganado, pues el cultivo de algas marinas no requiere tierra, agua dulce ni fertilizantes químicos, y podría hacerse particularmente rentable a medida que crece la demanda de productos de algas ricas en nutrientes en todo el mundo.

Esas ganancias significarían más poder adquisitivo para los hogares y las comunidades que producen, procesan, empaquetan y exportan las microalgas, lo que a su vez se traduciría en dietas más saludables.

Uno de los mayores problemas de la inseguridad alimentaria en los países de ingresos bajos y medianos es la inaccesibilidad de las dietas saludables, precisó Webb.

“Hay aproximadamente tres mil 500 millones de personas en el mundo que no pueden permitirse una dieta saludable incluso si eligen alimentos locales. Para muchas de esas personas, cultivar y vender algas marinas generaría mayores ingresos y una mejor nutrición a través de las compras en el mercado”, acotó.

Las algas marinas se han cultivado en partes de Asia durante siglos utilizando técnicas bastante simples, según los autores del estudio.

Para empezar, los agricultores atan largas cuerdas a las raíces que nutren la planta al absorber los nutrientes del agua; de seis a ocho semanas después, recogen las algas a mano y las secan al sol.

“Mucho de lo que estamos viendo en el lado de la agricultura no se trata de encontrar nuevos o diferentes tipos de cultivos. Se trata de lo que ya se está cultivando y que podría ampliarse de manera rentable”, comentó Webb.

Además de ser relativamente fáciles de cultivar, las algas marinas tienen una huella de carbono minúscula e incluso pueden ayudar a reducir los niveles de carbono del océano.

Pero si bien el cultivo de algas marinas ayuda al medio ambiente, el cambio climático en sí mismo puede presentar barreras para cultivar más.

El agua del océano se está volviendo cada vez más ácida, lo que no es ideal para cultivar algas marinas saludables y comestibles, resaltaron los expertos.

Con información de Prensa Latina

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