Hombres y mujeres somos capaces de producir, de manera natural y autónoma, sustancias que nos garantizan cierta sensualidad y atractivo sexual. Dentro de ellas las feromonas son las principales. Estas son capaces de provocar un comportamiento determinado en otro individuo de la misma u otra especie. Son, por tanto, un medio de señales de nuestro mundo erótico. El término feromona fue acuñado a finales de la década de los 50 pasado siglo XX.
Muchas especies de plantas y animales han utilizado diferentes aromas o mensajes químicos como medio de comunicación, tanto para atraerse sexualmente como para otros fines. Estas sustancias tienen además la particularidad de inducir cambios en el comportamiento de los individuos que tienen contacto con ellas.
El consenso de la existencia de las feromonas en humanos es reciente
Hasta hace poco no existía un consenso definitivo dentro de la comunidad científica sobre la existencia de feromonas humanas, con el paso del tiempo y los estudios realizados las dudas se han disipado. Su descubrimiento oficial se realizó en 1986, gracias a una investigación encabezada por la Dra. Winnifred B. Cutler, de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos de América.
En dichos trabajos se analizaron las reacciones de mujeres y hombres expuestos a estos elementos naturales generados por las glándulas apocrinas (conglomerado especial de células productoras de sudor que se localizan principalmente en las axilas y alrededor de los genitales). La investigación también estudió el papel de las feromonas en las relaciones sexuales, y se obtuvieron resultados sorprendentes en cuanto al efecto que tienen sobre la libido y la salud: hacen más atractiva a nuestra pareja, influyen en la fertilidad y alivian algunos síntomas de la menopausia.
El enigma de cómo se detectan o perciben las feromonas, teniendo en cuenta que son inodoras, fue resuelto años más tarde por un anatomista de la Universidad de Utah, en Estados Unidos. El Dr. David L. Berliner redescubrió una pequeña zona en el interior de la nariz humana llamada órgano vomernasal (OVN), localizado en la membrana mucosa que cubre el tabique o hueso que divide las fosas nasales.
Aunque el OVN fue identificado con más de un siglo de anticipación, los científicos asumieron que se trataba de un órgano rudimentario e inútil, cuya función se perdió durante la evolución del ser humano. Berliner y su equipo descubrieron que este pequeño órgano funciona como receptor completamente separado del sentido del olfato, una especie de «sexto sentido» que se encuentra conectado directamente al hipotálamo, es decir, al centro del cerebro encargado de controlar motivaciones básicas y emociones sexuales, lo que ha sido corroborado por otros investigadores.
Efectos producidos por las feromonas segregadas por los varones
· En un estudio un grupo de hombres añadió feromonas a su loción durante ocho semanas, se apreció que los «conejillos de Indias» recibieron más abrazos y besos, además de que los intercambios sexuales con su pareja fueron más frecuentes e intensos que antes del estudio.
· Se observó que las mujeres con menstruaciones irregulares consiguen ciclos casi normales después de inhalar regularmente la «esencia masculina» procedente del sudor, hormonas y otros fluidos naturales del cuerpo.
· Asimismo mantener relaciones sexuales, por lo menos una vez a la semana, incrementa al máximo la producción bioquímica femenina debido a los estímulos recibidos por el OVN, de modo que las mujeres con prácticas frecuentes son más fértiles, tienen una menopausia más suave e incrementan su propio nivel de feromonas.
Efectos producidos por las feromonas segregadas por las féminas
· La «esencia femenina» aumenta el deseo de los hombres de tener relaciones sexuales.
· Las feromonas producidas por una mujer tienen efectos en ella misma. Su actitud es más receptiva hacia su pareja, en tanto que físicamente se vuelve más atractiva: su piel es más suave, brillan sus ojos de manera especial e irradia una especie de magnetismo que produce efectos estimulantes en otras personas.
· Las mujeres que entraron en contacto con las feromonas de otra fémina por temporadas prolongadas, como ocurre cuando se comparte la habitación, menstruaron al mismo tiempo.
Estas cualidades son ya explotadas por la industria cosmética para hacer más atractivos y sensuales sus productos, pues en sus fórmulas incluyen feromonas sintéticas: lociones para después de afeitar, champú, preservativos, cremas corporales, aromatizantes ambientales y hasta pañuelos desechables, son algunos de los productos en que se emplean estos químicos para lograr una estimulación más efectiva y, por supuesto, amplios márgenes de ganancia ante un mercado deseoso de panaceas que le permitan vivir una sexualidad plena.
¿Cómo se puede incrementar la producción de feromonas de manera natural?
Los especialistas sugieren las siguientes prácticas:
· Mantener relaciones sexuales frecuentes, por lo menos una vez a la semana.
· Practicar el sexo oral.
· Realizar ejercicios ayuda a estimular las glándulas apocrinas, productoras de feromonas. La práctica deportiva hará que la persona sude con mayor frecuencia y abundancia, por lo que se fomentará la producción de los “químicos erotizantes”.
· Evitar el uso de desodorantes con perfume demasiado fuerte, pues neutralizan nuestra propia fragancia. Se aconsejan los productos inodoros que aplaquen la transpiración pero que no eliminen el “olor sexual personal”.
· No eliminar inmediatamente el sudor fresco del cuerpo, siempre que no sea muy abundante o desagradable en su aroma, ya que determinados estudios señalan que el mal olor aparece por lo general 24 horas después de haber transpirado.
La parte emocionante de todo esto es el efecto que tiene una persona en la otra. Los hombres son importantes para las mujeres y viceversa. Amar para ser amado parece ser la sencilla moraleja… o producir feromonas para ser más deseados y tener más y mejor sexo.
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