Lo que eran antes las novelas de caballerías lo son ahora las telenovelas televisivas, que en el caso de Cuba se transmiten en el horario estelar por CubaVisión, que comprende entre las ocho y media y nueve y media de la noche, luego de las noticias. Los martes, jueves y sábado le toca el turno a la brasileña Suerte de Vivir, producida por la Rede Globo, que tiene en los roles protagónicos a la actriz y modelo Grazi Massafera
En los últimos tiempos Brasil, Colombia y México son los países que más telenovelas producen en América Latina, pero las brasileñas son las más aceptadas en el archipiélago por su elevada factura y la excelente actuación de sus protagonistas.
Las novelas turcas, se han incorporado en los últimos cuatro años, y mueven la pasión de adolescentes, mujeres, al público gay, e incluso al sector masculino, algo impensado en otros tiempos. Las producciones de Turquía están ocupando un gran puesto en la teleaudiencia actual y ya se comenta mucho de sus historias, a pesar de la lejanía de esa nación europea, pero donde el ser humano también es el mismo en la sociedad globalizada.
Volviendo a Brasil, por su cercanía cultural y ser parte de la América de habla portuguesa, vale destacar como los planos de las producciones cariocas siempre nos muestran los hermosos paisajes del escenario, donde se desarrolla el melodrama, por lo que cuando disfrutamos de ellos realizamos un viaje visual hacia esa hermosa tierra.
Muchos especialistas, desde hace tiempo, llaman a la telenovela como un fenómeno sociocultural y tienen razones muy argumentadas a través de sus teorías, incluso trasciende fronteras geográficas al tener éxito mundial. Es así como un estadounidense, un español, un chino o un cubano han llorado cuando han visto La Esclava, se han deleitado con Roque Santeiro o disfrutado Vale Todo, consideradas tres clásicos del género, fabricados por la industria brasilera.
El melodrama ha sido definido como una obra dramática donde predominan la acción y la emoción. Otros lo han definido como un drama sentimental, con una trama irreal, sobre las vicisitudes de los virtuosos por causa de los malvados, que siempre termina con la virtud triunfante.
Lo más importante en el melodrama son los incidentes sensacionales y la escenificación espectacular. Los personajes deben ser planos y esquemáticos y no debe buscarse una profundización de la idiosincrasia humana.
Se dice que hay 36 situaciones dramáticas fundamentales que solían atraer al espectador. Entre ellas estaban el adulterio, la venganza, el crimen, la rebelión, los enigmas, los celos, la ambición, el arrepentimiento, la locura y la enemistad.
En América Latina se da con frecuencia esa sentimentalidad hipertrofiada que constituye el caldo de cultivo de la telenovela. Ahí se manifiesta una cierta frustración del destino individual, un posible intento de compensar las intenciones malogradas en un proyecto ajeno triunfante. Siempre ha prevalecido ese apetito de quimeras, ese impulso de ir más allá de lo que permiten las circunstancias.
El melodrama ha calado profundamente gracias a la llamada “caja tonta”. A la hora de la transmisión televisual la vida común se para. Si es la noche la familia completa está reunida alrededor del televisor, si es en la tarde se busca los argumentos menos pensados para salir de la oficina, sino se tiene el equipo en el trabajo, mientras los tecnólogos, por llamarlos de alguna forma, programan la grabación en sus televisores de pantalla plana para disfrutarla al retornar a casa.
Al otro día en la parada del ómnibus, en la oficina o durante el almuerzo los comentarios son: “por fin se besaron”, “no saben todavía quién es fulano”, “al fin murió el malo” y “ya hicieron el amor”.
Los personajes principales, por lo general, son mujeres y hombres hermosos que deleitan la vista de los tele-espectadores, con situaciones que llevan a la desesperación por escenas melodramáticas que extienden el espacio, en algunas de ellas hasta más de 180 capítulos, como fue el caso de La Favorita, pero recrean al público que encuentra en las telenovelas un momento de desconexión del mundo que nos estresa a diario.
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