Mambises, Cuba, Holguín
Mambí es un vocablo aplicado al cubano separatista contra España. Foto: Ecured

“Victoria de Holguín”: una fracasada aspiración

Los mambises holguineros pusieron sitio a la guarnición española de Holguín, desde el 17 de noviembre hasta el seis de diciembre de 1868. Este día una columna procedente de Gibara puso fin al asedio. Fue el sitio más prolongado realizado por los insurrectos en la guerra de 1868.

Apenas concluyó este el cabildo holguinero y algunos individuos, por su cuenta, llevaron a cabo una campaña para que el sitio de Holguín fuera enaltecido por el gobierno. Las campañas tuvieron dos vertientes. Una es más destacada y consistía en promover condecoraciones individuales y colectivas para los participantes en aquellos acontecimientos.

La otra es menos conocida. En el cabildo hubo un peculiar intento de promover la conservación de una memoria histórica del sitio y resaltar, por medio de un rudimentario museo o exposición, los recuerdos sobre aquel acontecimiento. Fue, por cierto, un cubano el que suscitó esa propuesta.

El regidor Manuel Álvarez y Céspedes promovió que tres banderas españolas de las más sometidas al fuego enemigo, dos pequeños cañones abandonados por los mambises y otros objetos utilizados en el acontecimiento bélico: “… todo lo cual será guardado y custodiado como imperecedero recuerdo de la actual campaña”. También se propuso formar un “cuadro litográfico” con los nombres de los miembros del cabildo que tomaron parte en el sitio, que debía de permanecer en el salón de reuniones.

El reclamar condecoraciones y distinciones también fue un objetivo del cabildo desde el fin del sitio. Se elevaron cartas explicando el heroísmo de los colonialistas y reclamando condecoraciones. Los defensores del imperio en Holguín no obtuvieron reconocimiento material ni espiritual. Si en Manzanillo y Tunas los que combatieron contra los independentistas habían recibido condecoraciones de las autoridades, no ocurría así con Holguín. El 17 de noviembre de 1869 solicitaron por escrito a las autoridades superiores condecoraciones. Esperan con gran paciencia pero todavía en marzo de 1870 no se había obtenido respuesta. A todo lo largo de la guerra se va insistiendo en ese asunto hasta que se olvida ante la sordera absoluta de las autoridades superiores (1). De forma individual se hicieron algunas solicitudes.

El antiguo alcalde municipal de Holguín y presidente del Casino Español, en 1872 envió una carta a Madrid que expresaba:

Señor:

“Don Francisco Rondan y Rodríguez, Presidente del Casino Español de ésta ciudad, a V. M. con el más profundo respeto y veneración, expone: que cuando el grito rebelde osó a la integridad de España en la siempre fiel Isla de Cuba, alzando pendones en los campos de la jurisdicción de Holguín, éste pueblo, imitando el valor y constancia de Gerona y Zaragoza, abatió la soberbia de los que, en su orgullo insano, pretendieron tomarlo a viva fuerza después de un sitio terrible que duró treinta y siete días.

“No bastaron, Señor, a rendir a los hijos de Holguín, auxiliados tan sólo de pocos soldados del regimiento de la Corona, ni el exhorbitante número de los sitiadores que se elevaban a 5.000, ni el contemplar cómo día tras día quedaban encerrados en un pequeño recinto a costa de preciosas vidas; ni el hambre y desnudez a que por último quedaron reducidos en medio de las llamas y el humo sofocante de tres manzanas de casas que a su alrededor quemaron los rebeldes para vencerlos, pues en sus pechos leales el sacrosanto ¡viva España! Les infundía alientos de gigantes para sostener, como sostuvieron, incólume el estandarte de Castilla, siempre glorioso, siempre invencible.

“Ahora bien, Señor: Tanto sufrimiento y constancia tanta, no han tenido el premio que es debido a los pueblos que como el de Holguín, en la hora del peligro, saben con su fidelidad y valor dar un noble ejemplo a las generaciones futuras. Otros, cual Manzanillo y las Túnas, tal vez sin tanto mérito, han visto recompensados sus servicios que los llena de gloria. Y como ante los gobiernos pasados han sido inútiles las reiteradas gestiones del Ayuntamiento de Holguín para conseguir igual distinción, hoy, que al ocupar V. M., con aplauso de toda la Nación…

“Suplicando reverentemente a V.M. se digne, si lo tuviere a bien, y en vista de los antecedentes que existen en el Ministerio o en el Gobierno Político de la Isla, otorgar a la ciudad de Holguín el título de Muy Heroica, en justo premio del glorioso Sitio que sostuvo desde el 17 de Octubre al 6 de Diciembre de 1868, así como a sus leales defensores que no hubieran obtenido gracia la recompensa a que se han hecho acreedores y a todos en general una medalla conmemorativa, con lo cual dará V.M. una prueba más de la noble y levantada justificación con que siempre procede, rogando a Dios conserve dilatados años la augusta y preciosa vida de V.M.—Holguín y Marzo de 1875. (2)

“A. L. R. P. de V. M.”

La demanda encontró oídos sordos en Madrid. Mientras a Tunas se le otorgaba el derecho a agregar el título de Victoria a las Tunas por lograr rechazar el ataque de agosto de 1869, de las fuerzas del Ejército Libertador Cubano, los holguineros integristas no lograban igual derecho. No se nombró la ciudad como Victoria de Holguín. Incluso un miembro del Ayuntamiento que fue condecorado con la gran Cruz Isabel la Católica por su participación en la lucha contra la insurrección hizo una moción particular al respecto:

“Mocion—El vocal D. Manuel Nates, dijo: que si la memoria no le era infiel en Octubre de 1872 apoyó este Centro una moción del buen patricio D. Salvador de Fuentes Aguilera, que entonces era miembro de su Directiva, en la que hizo referencia del puñado de valientes que en Octubre, Noviembre y primeros días de Diciembre de 1868, sostuvieron a sangre y fuego, en la casa fuerte, el glorioso pabellón de Castilla, ante las fuerzas insurrectas, solicitando que ese hecho distinguido de armas, que en nada figura, ocupara su lugar en la historia de esa campaña. Pero, parece ser que han sido ineficaces los vivos esfuerzos hechos por éste Centro, y la exposición razonada que el Ilustre Ayuntamiento elevó al Supremo Gobierno, impetrando la concesión a ésta ciudad del título de Muy Heroica, y una medalla conmemorativa para los leales, que cual leones juraron sepultarse en las ruinas del edificio, evocando el recuerdo de Sagunto y de Numancia, antes que rendirse a los insurrectos, que a la par que con el cañón y el fusil, les atacaban con la tea del incendiario.

“El Sitio de Holguín es, indudablemente, LA FUNCIÓN DE GUERRA MAS HEROICA QUE REGISTRA LA CAMPAÑA DE CUBA, y es necesario que desaparezcan las circunstancias excepcionales que hasta ahora han impedido figure cual debe, abriendo paso al sol esplendente de la justicia y la verdad. Así, pues, insta nuevamente porque éste Centro acuda en demanda a S.M. el Rey por medio de una reverente exposición, impetrando la gracia anteriormente solicitada, y propone que sea elevada al Centro Ultramarino de Madrid, por conducto del de la Habana, y que sin prejuicio, se exciten los elevados sentimientos que sobre el particular tiene demostrado el I. Ayintamiento, para que, como el genuino representante de éste pueblo, preste su apoyo y cooperación.—Dios etc.” (3).

Tampoco obtuvo respuesta satisfactoria el denodado integrista. Pero el cabildo holguinero mantiene tanto en la práctica como en lo ideológico su incondicionalidad al régimen que lo ignora a la hora de repartir condecoraciones. El Ayuntamiento de Holguín se unió a una declaración de su homólogo de La Habana en el que expresaba:

“… que si por ventura algún poder extraño desconociese con actos de directa o indirecta hostilidad el derecho de España y atentase contra el decoro de su soberanía el gobierno superior puede obrar con entero desembarazo y enérgica decisión sin detenerse jamás ante el temor de que puedan experimentar prejuicios accidentales a los habitantes de esta provincia…” (4). Era una autorización a que el estado colonial sometiera a los vecinos de la isla a todo tipo de excesos por tal de mantener la soberanía española.

Aunque no todo fue olvido. Si bien las acciones del sitio de Holguín no recibieron el homenaje que se debía por parte del estado español, otros acontecimientos donde las fuerzas represoras se destacaron recibieron condecoraciones. Este fue el caso de un grupo de voluntarios holguineros a los que se les entregaron el ocho de septiembre de 1872. El acto fue realizado en la ciudad de Holguín con la asistencia del cabildo y autoridades militares (5).

Las gestiones y aspiraciones de los defensores del colonialismo de recibir reconocimiento y medallas fueron olvidadas: el futuro era de los mambises.

NOTAS
1–Archivo Provincial de Holguín, Fondo Ayuntamiento Legajo 66 Expediente 1975
2–Francisco de Camps y Feliú, Españoles e Insurrectos En soporte electrónico.
3–Francisco de Camps y Feliú, Españoles e Insurrectos. En soporte electrónico.
4–Archivo Provincial de Holguín, Fondo Ayuntamiento, Legajo 66, Expediente 1975.
5–Archivo Provincial de Holguín Fondo Ayuntamiento Legajo 67 Expediente

José Miguel Abreu Cardet
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