Médico, Holguín, atención al paciente
El trato humano a los pacientes es esencial en el modelo de salud en Cuba. Foto: Cortesía del Hospital Pediátrico de Holguín

La necesidad de ser antes que médico, humano

No pocas veces he tenido la sensación que cada día transcurrido parece esfumarse más rápido que el anterior. Y en ese agobiante día a día, queda muy poco tiempo para detenernos en las pequeñas cosas, esas que hacen que la vida realmente valga la pena. Será tal vez este uno de los motivos por los que muchos olvidan que hacer bien nuestro trabajo va más allá de una elección, sino es un deber para con uno mismo.

Más aún cobran sentido estas palabras si se trata de una profesión con una vocación necesariamente humanista como la medicina. Entonces por qué cada vez escuchamos más ejemplos de galenos que ni se molestan en tocar a sus pacientes y mucho menos en hacerles preguntas para entender qué los aqueja, principio que no es más que el método clínico, tan vital en el estudio del proceso de salud o enfermedad de un paciente, y que contribuye a un diagnóstico certero y por ende, a un tratamiento adecuado.

También resulta contradictorio que en Cuba se abogue por una formación médica integral, con un marcado enfoque humanista, aunque lamentablemente no todos los profesionales cumplen cabalmente con este principio y como consecuencia suceden estos hechos con reiterada frecuencia.

“El gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad”

No en vano William Osler, el padre de la medicina moderna, enunció que “el buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad”, de ahí que sea indispensable que las batas blancas además de dominar las cuestiones médicas sean sobre todo humanos, porque al ponerse en la piel del otro, se podrá brindar la  atención que demandan y merecen los pacientes.

También es cierto que nadie acude por complacencia a los servicios de salud, sino por necesidad y lo mínimo que merece es ser bien tratado en momentos donde los problemas que lo aquejan son razón suficiente como para agregar indiferencia, malos tratos o desatención.

De la misma manera aclaro que esta problemática no es una manifestación generalizada, estimo en opinión muy particular que mientras haya un profesional de las ciencias de la salud formado en las bases revolucionarias de ayudar a los necesitados y no haga todo cuanto esté a su alcance para brindar un óptimo servicio, no cumple con la esencia de su profesión.

Para humanizar la medicina, debe ser humanista el médico que la ejerce y aunque sobran los buenos ejemplos, es mejor que cada quien que escogió esta bella, pero compleja profesión, reflexione si en verdad la desempeña basándose en los principios en los que fue formado.

La medicina a la vez que se convierte, para bien, en más científica, también espera a cambio como reto mayor de sus profesionales, sensibilidad y ponerse más en la piel del otro. Volver la mirada al enfermo, puede ser el primer paso para comenzar a cambiar esta realidad.

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