«La ruptura progresiva de la familia nuclear ha desembocado en familias sostenidas por mujeres», sostiene la reconocida psicóloga Patricia Arés en una reciente entrevista publicada por SEMLAC.
Agrega además que estas mujeres además de ser jefas de hogar y decisoras en determinadas situaciones están recargadas de responsabilidades, lo cual está atribuido en su esencia al legado patriarcal que subsiste en la sociedad cubana.
De igual forma incide en esa sobrecarga de trabajo, dentro y fuera de la vivienda, la emigración de familiares cercanos; resultando en mayores tareas entre menos personas y la pérdida de la contención emocional para enfrentar determinadas dificultades.
A pesar de haber alcanzado normativas de avanzada en cuanto a la equidad de género y la concepción de familia, Cuba también exhibe rémoras del patriarcado en numerosos sectores conservadores, incluso comprometidos con el sistema socialista revolucionario.
En un enclave heterogéneo en el que tienen lugar fenómenos de diversa índole, encontramos normativas sumamente progresistas como el Código de las Familias, así como realidades de hogares fragmentados por el éxodo migratorio que vivimos actualmente.
El énfasis en políticas públicas que afiancen el papel de la mujer más allá del empoderamiento emblemático que se ha concebido en épocas recientes, que sea capaz de influir en las relaciones sociales para el bienestar y el desarrollo familiar y crear condiciones para mayor equidad en las responsabilidades para con la familia y la sociedad, nunca es suficiente, sobre todo en un país que todavía progresa en algunos ámbitos y retrocede en otros.
Luego de la traumática etapa de la pandemia surgió un fenómeno protagonizado esencialmente por la familia y que incide de forma transversal en las relaciones sociales: el éxodo.
Los individuos vimos erosionado nuestros vínculos afectivos e incluso laborales ante la emigración de personas que pertenecían a nuestro círculo cercano.
Para la doctora Patricia Arés esto provoca en las personas una sensación de desamparo y desprotección ante los numerosos conflictos propios de la cotidianidad, agudizados últimamente.
Ahora las familias conviven a través de las tecnologías, hijos y padres, abuelos y nietos, parejas, se acercan por redes sociales y acortan implacables distancias geográficas.
Por ello es imperativo hoy día resolver las necesidades básicas de las familias cubanas, darle espacio a las pequeñas glorias terrestres que endulzan el alma y contribuir en cada esfuerzo a la dignidad de los individuos en el seno familiar y social, para que siga siendo la familia el lugar de unidad y protección de cada cubano.
- Contigo en la distancia: mujeres y familia - 15 de mayo de 2025