En Holguín a medida que la sociedad se enfrenta a desafíos económicos y cambios sociales, el rol de la mujer experimenta una transformación significativa, apreciable hoy en el ámbito del transporte donde Dania Diéguez Pérez apostó por el volante, un oficio que tradicionalmente ha estado asociado a la figura masculina.
La oportunidad llegó en noviembre de 2018 cuando se convirtió, en ese entonces, en la única holguinera en conducir un triciclo motorizado de los 170 que circulan en la Ciudad de los Parques, una de las urbes más pobladas de Cuba.
Cada día desde la piquera «Las Baleares», ubicada en áreas aledañas a la Terminal Intermunicipal Dagoberto San Field, traslada fundamentalmente hacia hospitales de la ciudad a cientos de holguineros que optan por su servicio de taxista.

Conducir un triciclo ha sido una alternativa viable para una mayor independencia financiera y autonomía personal, pero también ha tenido que enfrentar diversos retos en los últimos años en un escenario socioeconómico muy difícil y en uno de los sectores más afectados por la carencia de combustible y piezas de repuesto.
Pero si de compromiso y denuedo se trata durante la pandemia de la Covid-19 Dania prestó un valioso servicio de transportación al sistema de salud en la ciudad de Holguín. Su contribución fue meritoria en la campaña de vacunación y el traslado de balones de oxígeno. «Para mí fue como una misión internacionalista».
En un sector históricamente dominado por los hombres, se adapta a un trabajo que le exige esfuerzo añadido y gran responsabilidad vial: «Desde el momento que transportas a pasajeros tienes que estar atenta a su seguridad, al mínimo fallo puede ocurrir cualquier cosa y eres la responsable. Trabajar con el público es difícil, pero trato de complacer a todos sin maltratos, me han aceptado y me siento muy estimulada».
Y también aprecia y agradece la atención y apoyo de sus compañeros de trabajo: «si me ven estacionada, enseguida me preguntan ¿qué te pasó?, ante cualquier fallo mecánico me han asistido siempre».

Pero antes de ser taxista se desempeñaba como profesora de Recreación, «soy licenciada en Cultura Física, amo al deporte», por eso no es de extrañar que participe en diversas actividades organizadas por el Inder.
Graduada desde 1996 en la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte en Holguín aportó su experiencia profesional en Venezuela en 2007. «Allá estuve dos años, en el Estado de Trujillo, en Valera y nunca tuve ningún contratiempo, lo mismo daba una bailoterapia que montaba una tabla gimnástica, hice muchas amistades, todavía me comunico con ellas».
Ser taxista es un desafío que asume con prudencia y medidas de seguridad. Aunque sabe que las mujeres cubanas son minorías en esta profesión, persiste con el derecho de igualdad social que le asiste ejercer cualquier labor para la cual esté capacitada, y el respeto ganado con su actuación responsable y habilidades demostradas.
Como taxista contribuye a cambiar la percepción pública sobre las capacidades de la mujer en profesiones consideradas masculinas. Su presencia en las calles y su interacción diaria con los pasajeros ayudan a romper estereotipos de género. Cada viaje que realiza se convierte en una victoria hacia la equidad.
El auge de las mujeres taxistas en Cuba refleja un cambio en las dinámicas laborales que va más allá del simple hecho de conducir un vehículo. Representa un cambio cultural, un paso más hacia la inclusión y la igualdad de género.
Cuando la vida le ofreció a Dania Diéguez Pérez una nueva oportunidad decidió conducirla al volante.
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