Antonio Gasalla, muerte, Argentina
Antonio Gasalla será recordado por una multitud de roles. Foto: lmneuquen.com

Ha muerto Gasalla pero no su humor (+ Video)

Antonio Gasalla, el más humorista de todos los argentinos, partió a la eternidad este martes en Buenos Aires a la edad de 84 años, tras padecer una neumonía.

Tal parece que Dios estaba aburrido y lo llamó para alegrarse un poco en el cielo, pienso yo de manera jocosa, porque cuando muere un gran actor y humorista se le recuerda con risas como una manera sarcástica de burlarse de la partida terrenal.

Este periodista era apenas un adolescente de 17 años cuando, al igual que millones de cubanos, disfruté en el cine Baria, de la ciudad de Holguín, el filme Esperando la carroza, donde interpretó el personaje de Mama Cora, que nos hizo llorar de alegría.

Esperando la carroza junto a El gran dictador, de Charles Chaplin o la Muerte de un burócrata, del director Tomás Gutiérrez Alea son obras fílmicas que demuestran como el más fino humor es también una forma de denuncia social sobre la ancianidad, el fascismo y la burocracia en diferentes sociedades.

Estos tres filmes nunca los olvidos por la calidad de su factura artística y que nos hace saber que el humor bien pensado es aquel que cuenta una historia real y nos hace reflexionar, al mismo tiempo.

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Gasalla. Foto: elpais.com

Solo dos situaciones podían paralizar a la Argentina: la primera el futbol y la segunda Gasalla, quien tenía un programa en el canal 9 de la televisión argentina donde acudían personalidades del arte, el deporte, la cultura y la política, entre otros.

Gasalla fue el gran retratista de la Argentina con un puñado de personajes, con altas dosis de humor y escasas de piedad reflejó con humor crítico a la sociedad muchas veces dividida y contradictoria a la hora de elegir a sus líderes políticos.

Sus personajes lograron ser más famosos que él mismo, cultor de la reserva personal, y quizá esa sea la mejor medida de su arte.

“Indiscutido referente del humor, creador de personajes que forman parte de la cultura popular argentina”, lo definió la Asociación Argentina de Actores.

Con escasa presencia en el cine, después de la última dictadura militar (1976-1983), ya en los años 80, comenzó la etapa televisiva de Gasalla, la que masificaría a sus personajes y se extendería hasta la primera década de este siglo XXI.

“El mundo de Gasalla” y “El palacio de la risa” fueron algunos de los ciclos donde se sucedían monólogos y escenas de ficción, donde tuvieron lugar nuevas generaciones de artistas entonces relegados.

Al amparo de la sátira y la parodia, que fueron los mejores registros de Gasalla, tensadas al filo del grotesco y el costumbrismo, allí se desarrollaron sus criaturas más recordadas.

Como la anciana Mamá Cora, despistada y deslenguada, aparecida originalmente en la película Esperando la carroza (Alejandro Doria, 1985) —parienta cercana de “La Nona” que encarnó Pepe Soriano en la obra teatral y en la película homónimas—.

O Flora, la empleada pública que ejercía la vagancia y el maltrato con gritos estridentes, desidia y eficiencia burocrática. O la oscura y depresiva Soledad Dolores Solari, entre tantas otras.

La mayoría de sus grandes personajes representaban a mujeres, que todavía hoy tienen vida y voz propias en los videos grabados para la televisión y el cine. Y siguen haciendo reír con sus afiladas críticas en la época de Milei.

Ha muerto Antonio Gasalla, pero la risa no. El gran humorista, que diseccionó a la sociedad argentina con el bisturí de la risa, nos seguirá deleitando con sus obras fílmicas que permanecen en internet y los archivos del cine y la televisión.

José Miguel Ávila Pérez
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